Esta reseña la leí con sumo interés por estar presente Antonio Caballero, quien por su objetividad y lejanía de los polos del poder y de la subversión, brinda una imagen desapasionada de los negociadores de las FARC. Y de eso se trata, de conocerlos, lejos de los adjetivos, de las descalificaciones a priori, o de las alabanzas. Es el enemigo, con él se está pactando el fin del conflicto armado interno, y el resultado es que las balas las cambien por votos.

Es esperanzadora su posición sobre las víctimas:

Cita:

“Nosotros somos actores y estamos dispuestos a asumir la verdad sobre esta inmensa tragedia, pero no como quieren algunos”, afirma ‘Catatumbo’ con serenidad. “Se pretende que la clase dirigente de este país, los empresarios que patrocinaron a los paramilitares en el Urabá o el Valle, no han tenido responsabilidad en la guerra...”.

Tienen razón. Incluso, el Centro de memoria histórica le atribuye la mayoría de víctimas del conflicto colombiano a los paramilitares, sin que esto quiera decir que no le corresponde su cuota a la guerrilla, pero el que digan que están dispuestos a asumir la verdad y a que propongan una Comisión de la Verdad que se extienda 20 años atrás, es decir, desde mediados de los cuarenta, que serían las causas, es interesante, porque acá, Estado, políticos, militares, hacendados y guerrilla tienen responsabilidades que tienen que asumir.

Otra cosa que se destaca es que, a diferencia de otros procesos, no pretenden llevar a cabo una revolución marxista. Sólo quieren que se cumpla con la Constitución. Un importante giro ideológico para destacar y que ya se vio en lo pactado en los dos primeros puntos. No pretenden refundar el Estado, sino que, de acuerdo con la Constitución y las leyes, el país se vuelve más incluyente:

Cita:

“No queremos la revolución por decreto. Estamos haciendo propuestas democráticas que tienen que ver en su mayor parte con la normativa legal y constitucional”.

Sorprende lo afirmado por Caballero sobre el grado de preparación intelectual de los negociadores y su voluntad real de dejar la lucha armada:

Cita:

Son gente muy formada (“a la altura de cualquier general de la República y por delante del nivel de conocimiento histórico de muchos ministros”, concluye Antonio Caballero). En todo caso, hemos percibido una clara voluntad de dejar la lucha armada. En lo que nos insisten, y les creemos, es que esta vez sí están por un proceso de paz que acabe con más de medio siglo de conflicto armado y que cuentan para ello con el consenso de la práctica totalidad de la guerrilla.

Saludable que reconozcan sus actividades de narcotráfico. Lo curioso es que, mientras acá nos preocupamos por los cultivos alternativos, en Estados Unidos avanza rápidamente la legalización de la marihuana. Pero bueno, hay que celebrar que reconozcan estas actividades delictivas:

Cita:

Participan del asunto y “protegen” a los campesinos cocaleros, pero se ofrecen a trabajar por una “Colombia sin droga”, en la que los campesinos pudieran dedicarse rentablemente a otros cultivos

Sobre el secuestro aparece una buena noticia:

Cita:

Aparece clara la voluntad de eliminar esta odiosa práctica contra civiles para la presión política o la extorsión económica.

Respecto a los hechos puntuales como lo relacionado con los diputados del Valle y lo referente al reclutamiento de niños, intentan explicaciones y justificaciones que concitan el rechazo consiguiente, y lo que ya se sabía, la columna móvil "Teófilo Forero" es una rueda suelta con atentados tipo Club El Nogal y el reciente descubrimiento de un posible atentado contra Uribe y Montealegre, cuyo fin es torpedear cualquier acuerdo de paz. aunque no lo afirman eluden el tema y como dice el viejo dicho, "el que calla, otorga". Es probable que cuando se firme, la Teófilo se convierte en una Farcrim.

La justicia transicional todavía es un hueso duro de roer y se necesitará una gran voluntad de ambas partes para llegar a un acuerdo satisfactorio. Pero al final, se nota que se ha avanzado mucho en la Mesa y que el proceso de paz va por buen camino, máxime si se tiene en cuenta que los demás puntos han sido tratados y que hay muchas coincidencias, lo que indica que no es aventuradio pensar que antes de las elecciones presidenciales pueda llegar a firmarse el documento final.