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Crimen pasional en estación de Policía
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El jueves 21 de febrero de 2008 fue el último día que la subintendente de Policía Luz Marina Forero vio a su pequeña niña de cinco años. Como cada mañana, desde hacía dos años, llegó a trabajar a la estación del barrio Modelia, en Bogotá. Eran las 9 de la mañana cuando su exesposo, el también subintendente Jorge Alejandro Talero –de quien se había separado tres meses atrás–, llegó al centro policial a buscarla. Luego de discutir por unos minutos sobre la custodia de su hija, él sacó su arma y le disparó cinco veces a Luz Marina, causándole la muerte inmediata. El crimen lo perpetró adentro de la estación de Policía. Un drama por el cual la familia de Luz Marina instauró una acción de reparación directa contra la Policía y que el Tribunal Administrativo de Cundinamarca negó en segunda instancia el pasado 26 de febrero. Para los familiares de la subintendente, la institución demandada incurrió en una serie de fallas durante el servicio que le permitieron a Jorge Alejandro perpetrar el homicidio, pues ingresó sin ser requisado. Además, huyó del lugar luego de herir a un agente de la misma estación y sólo fue encontrado tres horas más tarde, cuando se suicidó en restaurante Il Panino, ubicado en el Parque de la 93. Así terminó Jorge Alejandro Talero con sus 12 años de servicio a la Policía y un matrimonio de tres años y medio que dejó una niña huérfana. Un hecho que si bien para el Tribunal de Cundinamarca es “bastante trágico y lamentable” no puede atribuírsele a una falla en el servicio de la Policía porque estuvo motivado en el deseo del agresor de acabar con la vida de Luz Marina. Además, señala esta corporación que no se encuentra probado el hecho de que ella haya recibido amenazas previas de su exesposo “y que estas hubieran sido conocidas por sus superiores o compañeros de trabajo para que hubiera tomado alguna medida que impediera el acercamiento del agresor, como tampoco hay prueba de que la víctima solicitara medida de protección con respecto a su excónyuge”. En este sentido, el Tribunal revocó la sentencia emitida por el Juzgado 35 Administrativo de Bogotá en julio de 2011 —que condenó a la Nación a indemnizar a los padres de Luz Marina con $181 millones— porque “el hecho fue totalmente ajeno al servicio de policía, producido por las diferencias personales entre la expareja de cónyuges, sin ninguna vinculación con el servicio”. Es decir, a consideración de esta corporación la Policía no es responsable de la muerte de Luz Marina porque su crimen obedeció a razones estrictamente personales que motivaron a Jorge Alejandro a cometerlo y no a un vínculo con el servicio de policía que prestaban el agresor y la víctima. “Simplemente aprovechó la circunstancia de que la exesposa se encontraba en la estación para cometer el ilícito”, explica el Tribunal. Además, en el expediente se señala que “el agente agresor visitaba con frecuencia a su excónyuge y fue la misma víctima quien autorizó el ingreso de Jorge Alejandro a las instalaciones de la estación, no habiéndose demostrado la existencia de un reglamento que estableciera la obligación de requisar a los miembros de la policía al interior de una estación cuando hacen parte de la institución”. Hecho que se suma a que el arma con que la que el subintendente disparó no era de dotación y ese 21 de febrero de 2008 él se encontraba de vacaciones, teniendo que incorporarse al Escuadrón Móvil de Carabineros N°30 al otro día. Una serie de circunstancias que, según el tribunal, demuestran una falta personal del agente que es completamente desligada del servicio y que se origina por decisión propia del agresor. De ahí que esta entidad “considera que no se presentó la falla alegada” y por eso haya decidido declarar de oficio la excepción de culpa personal del agente y eximir a la Policía de responsabilidad en estos hechos.
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