La pobreza en Bogotá ha caído a la mitad en 10 años

Desde la administración de Jaime Castro que puso los cimientos de la nueva Bogotá poniendo orden en las finanzas, la sucesión de buenos alcaldes puso a Bogotá en camino a convertirse en una metrópoli moderna que jalona el país, pese al paréntesis de Moreno y la incompetencia de los primeros meses de Petro que, por fortuna, hoy retoma el buen camino.

Cita:

La pobreza en Bogotá ha caído a la mitad en 10 años Por: REDACCIÓN BOGOTÁ | 7:19 p.m. | 10 de Agosto del 2013 Rosa María Rodríguez es una vendedora que siente que su situación económica ha mejorado.Foto: David Bitar Buen momento de la economía y la apuesta de distintos alcaldes en el tema social, fórmula del éxito. Bogotá está viviendo el efecto de un récord histórico: bajar la pobreza en 20 puntos, al pasar de 31,7 a 11,6 por ciento entre 2002 y 2012. Hoy es la segunda ciudad menos pobre del país, después de Bucaramanga, que está en 10,4. En una metrópoli del tamaño de la capital, con siete millones y medio de habitantes, significa haber sacado de la pobreza a más de un millón de personas. Por eso no es extraño que, en un tema tan sensible y tan rentable políticamente, sean muchos los que quieran sacarle provecho y atribuirse el éxito de la ciudad en esta materia. Sin embargo, al consultar con expertos y revisar estadísticas oficiales se concluye que ese repunte social y económico es resultado de un acumulado histórico en el que cuentan el buen momento de la economía, las decisiones del Gobierno Nacional y el sostenimiento de políticas sociales de los alcaldes. Saúl Pineda, director del Centro de Pensamiento en Estrategias Competitivas de la Universidad del Rosario, asegura que “el crecimiento sostenido de la economía durante buena parte de la década pasada favoreció a la ciudad” e influyó en la reducción de la pobreza. “En el momento de mayor expansión de la economía –añade–, Bogotá se beneficia e impacta al país más que otras ciudades, y cuando la economía baja, también Bogotá cae y arrastra al resto del país”. Ello obedece a que Bogotá es el mayor centro de consumo del país, representa la cuarta parte del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, genera el 46 por ciento de los ingresos tributarios de la Nación y es la ciudad en la que más del 72 por ciento de la población en edad de trabajar está empleada. Eso hace que lo que pase con la economía la afecte más drásticamente. En la última década, el impacto ha sido positivo y se refleja en las cifras de pobreza. Pineda destaca la fortaleza que la ciudad tiene en servicios modernos como los call centers, sistemas de outsourcing, salud y en el sector financiero, que en momentos buenos de la economía le permiten a la ciudad absorber empleos en más sectores productivos. En julio pasado, la tasa de desempleo fue 9,1 por ciento, la más baja del país. Las cifras le dan la razón: el sector financiero representa el 35 por ciento del PIB de la ciudad. Otro 19 por ciento está concentrado en actividades sociales y de servicios, y el 15 por ciento, en comercio. Para Eduardo Sarmiento, director del Centro de Estudios de la Escuela Colombiana de Ingeniería, hay además una estructura en el país que tiende a favorecer a los grandes polos de desarrollo, como Bogotá, Medellín y Cali, donde se concentra más la población y que influye en los indicadores positivos. “Ese apoyo se refleja en temas como la generación de condiciones para el establecimiento de empresas y los aportes al sistema de salud. Y cuando usted tiene una zona avanzada, allí atrae más gente”, afirma. Bogotá ha hecho la tarea El otro factor de éxito lo pusieron los alcaldes de las últimas dos décadas, que convirtieron la inversión social en una política de Estado, fundamentada en el manejo responsable de los recursos. Hoy, en salud y educación se invierten 5 billones de pesos anuales, el 60 por ciento del presupuesto de la Administración. El ciclo empezó con la reorganización de las finanzas, en el gobierno de Jaime Castro, que hoy se refleja en un catastro actualizado que aporta 1,6 billones de pesos en solo impuesto predial, y un recaudo por industria y comercio de cerca de 2,5 billones de pesos. Siguió con la construcción de colegios de alta calidad para garantizar cobertura escolar, jardines infantiles, infraestructura vial y el impulso de los primeros programas de alimentación y transporte escolar. Todas estas estrategias se mantuvieron y se incrementaron con las sucesivas administraciones, pues no solo la demanda se hizo mayor, sino que ningún Alcalde podía ser inferior a su antecesor en este frente. En el caso de los subsidios, en el que se encuentra empeñada la actual administración, si bien contribuyen a liberar recursos para que las personas tengan más poder adquisitivo, está por verse el efecto que podrían generar en las arcas de la ciudad hacia el futuro. Es en esa inversión social ininterrumpida en donde radica uno de los logros de la ciudad, porque hoy los indicadores que miden la pobreza no se limitan a revisar los ingresos del hogar, sino que tienen en cuenta los avances en esos aspectos. “Cuando la pobreza se mide teniendo en cuenta políticas como los restaurantes escolares o la gratuidad de la educación, componentes de ahorro del ingreso familiar, se termina impactando positivamente la pobreza”, precisa Pineda. Todo esto, coinciden los expertos, sumado a las oportunidades que genera el entorno económico, hace que hoy Bogotá tenga el ingreso per cápita más alto del país, 857.325 pesos, frente al promedio nacional, que es de 500.531 pesos. Los desafíos, sin embargo, siguen siendo altos. La capital es la principal receptora de población desplazada y sigue siendo un espejismo para quienes quieren asentarse en ella, pues ven aseguradas sus necesidades básicas con programas asistenciales que, de no canalizarse efectivamente, podrían convertirse en una bomba de tiempo. Una ciudad para invertir Diferentes indicadores ubican a Bogotá como quinta ciudad para la atracción de inversiones, la cuarta en el escalafón para innovar y la octava entre las mejores ciudades para hacer negocios (América Economía Intelligence). El más reciente estudio, publicado por el Centro de Pensamiento en Estrategias Competitivas de la Universidad del Rosario, señala a la capital como la quinta ciudad más atractiva para las inversiones, según el Índice de Atractividad de Inversiones Urbanas para el 2013. Los primeros cuatro lugares los ocupan Santiago de Chile, São Paulo, Ciudad de México y Lima. Otros aspectos que destaca para la posición que tiene están relacionados con “una alta calidad en su formación universitaria y la mejora reciente en los índices de seguridad”. El rostro de los que se sienten menos pobres Miguel Ochoa es un pequeño empresario que tiene una fábrica de hierros para ganadería, que genera 10 empleos, en el barrio 12 de Octubre. Él hace parte de ese 37 por ciento de personas que dice que su situación económica ha mejorado en los últimos años, gracias a las posibilidades que le brinda la ciudad. Entre las cosas que, según Miguel, le han permitido avanzar está su participación en ferias como Agroexpo, porque su sueño es llevar su empresa fuera del país. Miguel pudo emprender su negocio gracias a un crédito, y con el producido de su empresa hoy está libre de deudas. “En los últimos años he podido generar empleo y ayudar a más personas que han venido a la capital a cumplir el sueño de tener una mejor calidad de vida”, asegura. Su historia se repite en los empleados que contrata y que dejan de sumarse a las cifras de desempleo. Otro caso es el de Rosa María Rodríguez. Ella, que comenzó su vida laboral como empleada doméstica, siente que su situación en el último lustro ha mejorado por las posibilidades que le ofrece la ciudad en su actual trabajo como vendedora independiente. “Me ha tocado muy duro todos estos años. Sin embargo, soy menos pobre porque mis ventas han aumentado en los últimos meses, y con lo que he ganado he podido pagar las deudas y vivir tranquilamente”. Aunque son jornadas extensas en las que camina por diferentes partes de la ciudad, ella considera que vale la pena porque siempre tiene trabajo y consigue dinero. Para Érica Aldana, la fortuna es un “tesoro” que halló en la capital. Ella llegó a Bogotá con el anhelo de estudiar una carrera profesional. De eso hace cerca de tres años. Aunque veía muy lejano el cumplimiento de ese sueño, pudo conseguir empleo y aumentar sus ingresos. Hoy, dos años después de estar trabajando, siente que las cosas van por buen camino. “Antes veía lejanas las posibilidades de estudiar. Actualmente, estoy en tercer semestre de finanzas y comercio exterior en la universidad. He podido pagar los semestres sin inconvenientes y no tengo problemas de plata”. REDACCIÓN BOGOTÁ

Fuente: El Tiempo