La silenciosa campaña contra Fajardo

Comenzó la campaña del "todo vale" contra Fajardo.

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La silenciosa campaña contra Fajardo Por TATIANA DUQUE · 15 DE SEPTIEMBRE DE 2017 Este fin de semana, el columnista Mauricio Vargas, ‘graduó’ al candidato Sergio Fajardo como de la izquierda colombiana, junto a Gustavo Petro y la Farc, por su alianza con el Polo Democrático y la Alianza Verde. Para los fajardistas, este calificativo es una estrategia para quitarles electores en el centro. “En campaña, Hugo Chávez también juró una y otra vez que respetaría la propiedad privada, y ya sabemos cómo acabó esa película. Así que Fajardo y los ‘verdes’ se tendrán que fajar para quitar las prevenciones que surgirán entre sus potenciales votantes de centro, por su alianza con el Polo”, dijo en su columna del domingo en El Tiempo Vargas, quien es uno de los asesores del candidato Germán Vargas Lleras. La idea de que Fajardo es 'un izquierdista camuflado' la ha escuchado La Silla Vacía de primera mano de empresarios en los últimos meses y supo por otros dos y un líder gremial que habían oído en sus juntas o en el Congreso de la Andi la misma versión de que "el verdadero peligro" para el 2018 era Fajardo porque no parecía de izquierda pero en realidad lo era. Es posible que ésto sea el resultado de la alianza de los Ni-Nís con Claudia López, Antonio Navarro y Jorge Enrique Robledo y que por cuenta de ella, Fajardo haya arriesgado el lugar que ha ocupado en el centro durante toda su carrera política y que, como dice Vargas en su columna, esté espantando a un sector de centro que eventualmente podría votar por él. Pero dentro del fajardismo creen que estas acusaciones (de las cuales no saben el origen ni tienen pruebas para acusar a uno u otro partido) no son gratuitas. “Entendemos que hay una estrategia deliberada para ponernos en la izquierda”, nos dijo Santiago Londoño, exconcejal paisa y una de las manos derechas de Fajardo en Compromiso Ciudadano, el movimiento fajardista que lleva 17 años detrás de sus campañas locales y nacionales. “A ellos (el vargasllerismo) le interesa descartar a Fajardo, poniéndolo en la misma línea de Petro y Robledo, porque es el candidato con más posibilidades para vencerlo para pasar a segunda vuelta, sin contar a Gustavo Petro, que no tiene muchas más posibilidades de crecer”, dijo a La Silla Vacía el analista Juan Fernando Londoño. De hecho, en la última encuesta presidencial de Gallup, Fajardo superaba a Vargas en favorabilidad con un 44 por ciento, mientras que en la intención de voto, el exvicepresidente supera al exgobernador con el 20 por ciento. Pero más importante que esas cifras, Fajardo no tiene un techo tan fuerte como lo tienen Vargas y Petro, por quienes un porcentaje de los encuestados consistentemente dicen que jamás votarían. Para el analista Londoño, aunque durante la carrera política de Fajardo se ha mantenido en el centro, poniendo como lemas de sus campañas la educación y la lucha contra la corrupción, en el escenario de que el tema de la próxima campaña sea la paz y la sostenibilidad de los acuerdos con las Farc, al exgobernador quedará inscrito con el grupo de aspirantes que apoyan el proceso, que son los de la centro izquierda. En el fajardismo, según nos dijo otro político cercano al candidato, creen que la estrategia apunta a espantar un grupo de votantes de centro “que se asusta cuando escucha hablar de la izquierda y del castrochavismo”. En gran parte porque son conscientes del costo de perder 'el centro' al aliarse con Robledo, y también porque es la personalidad del candidato, el grupo de Fajardo ha tenido un pie en la alianza de los Ni-ní y un pie por fuera. Para Robledo, Claudia López o Fajardo es prácticamente imposible llegar a la segunda vuelta compitiendo entre sí por el mismo voto de opinión y la trayectoria anti-corrupción de Robledo refuerza el mensaje de Fajardo. Pero es un hecho que asociarse con un personaje tan anti-establecimiento lo mueve hacia la izquierda y no necesariamente le pondrá votos si el que encabeza la alianza es Fajardo. Lo más probable es que si no está Robledo en el tarjetón, los del Moir preferirán otras opciones de izquierda como Clara López o Gustavo Petro antes de votar por Fajardo a quien no bajan de 'neoliberal'. Pero aún con esas resistencias mutuas, el Polo dio la orden a sus militantes de colaborar con la recoleccción de firmas para que exgobernador paisa pueda inscribir su candidatura, algo que de inmediato generó críticas, esta vez de parte del uribismo. Una estigmatización que veían venir dentro de Compromiso, según nos dijo el fajardista Santiago Londoño. Y lo dijo el propio Fajardo la semana pasada, al asegurar que la graduación entre izquierdas y derechas es una trampa. Para evitar esa misma estigmatización y que la inscripción dentro de un sector de izquierda le aleje los votos de centro, en Compromiso Ciudadano están buscando la forma de desmarcarse, ésto a través de dejar claros los mínimos sobre los cuales Fajardo hará una alianza con el Polo y los Verdes. La desmarcada Desde hace varias semanas los compromisarios de los tres partidos para lograr la alianza (grupo que en el que están Angélica Lozano y Antonio Sanguino de los Verdes, Carlos Argote y Gustavo Triana del Polo e Iván Marulanda y Catalina Ortíz de Compromiso) han venido avanzando en los mínimos para hacerla realidad. Entre esos mínimos están la agenda programática, los principios que los candidatos defenderán y si es posible, tener una lista al Congreso que impulse la coalición. Según dijo el exsenador liberal y ahora líder de Compromiso, Iván Marulanda, ya existe una “base sólida” de mínimos para este acuerdo y un mecanismo para definir el nombre del candidato Ni-Ní. Los tres aspirantes firmarán un compromiso para defender un programa de gobierno que respete la Constitución, el Estado de Derecho y principios económicos alejados de la izquierda como la economía de mercado y la propiedad privada. También harán explícita su defensa de la democracia en el Continente, incluyendo “un rechazo a lo que pasa en Venezuela”. Así Fajardo busca desmarcarse como candidato de izquierda, y los Verdes y del Polo como aspirantes cercanos a la Farc. Esto porque una de las principales preocupaciones que podría venir en la campaña si esa estigmatización aumenta, es la pérdida de uno de los mejores plus que Fajardo le pone a la alianza: el apoyo del sector empresarial. Tanto la Alcaldía como la Gobernación de Fajardo fueron apoyadas por uno de los grupos más importantes del sector privado, el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), cuya influencia es, como hemos contado, clave en elecciones regionales, y tiene sectores muy cercanos a Fajardo, y también al expresidente Álvaro Uribe. Y en el foro de la Andi en agosto en Cartagena, Fajardo fue el ganador de una encuesta entre 378 empresarios que asistieron al Congreso de la entidad en agosto y es justo a partir de ahí que comenzó a circular la idea de que es de izquierda. En ese foro expuso parte de lo que sería su propuesta económica y se centró en que lo primero para lograr el desarrollo económico era dejar de lado la polarización política, aumentar las inversiones en sectores que están olvidados y mejorar “la ciencia, la biodiversidad y los nuevos emprendimientos”. Se comprometió además a recuperar el campo y mejorar la confianza entre los consumidores. Un miembro de varias juntas empresariales y que ha oído el cuento del supuesto izquierdismo de Fajardo le dijo a La Silla que el verdadero temor era que Fajardo propusiera subir los impuestos para financiar programas de educación y que no tuviera una disciplina fiscal porque ya los empresarios "no daban más". Aunque La Silla no encontró ningún registro de que haya propuesto eso y de su campaña nos dijeron que tampoco existía una idea en este sentido, Fajardo tampoco ha hecho un esfuerzo deliberado por ganarse la clase empresarial como sí lo ha hecho Germán vargas. Uno de los puntales de la campaña del ex Vicepresidente de Santos es afianzar su cercanía con los empresarios con dos ideas clave: garantizarles que no les cambiará las reglas de juego (lo que incluye no crearles nuevos impuestos) y garantizar que no serán llevados a la Justicia Especial para la Paz, blindaje del que se encargó su partido, Cambio Radical, en la ley marco de la JEP. Ya sea por pura percepción o porque hay una campaña negra soterrada, uno de los sectores que Fajardo podría haber conquistado fácilmente está mirando para otro lado.

Fuente: La silla vacía