Bien que entreguen armas, mal que no haya desarme total: Uribe

Como dice la sabiduría popular. ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Jamás, en ningún proceso de paz en el mundo se había dado una entrega de armas en la proporción de una por cada desmovilizado y aún faltan las de las caletas cuya ubicación ya fue georeferenciada por la ONU y terminará en septiembre.

No importa que los milicianos también estén entregando las suyas, ni que con las de las caletas el número se eleve apreciablemente, jamás se darán por satisfechos Uribe y su secta. Si entregan 10.000 dirán que son 20.000, si entregan armas de largo alcance dirán que falta el armamento pesado, los aviones, los misiles, los tanques, los submarinos, cuanta locura se les ocurra, porque lo que importa para ellos no es la desmovilización y el desarme sino el protagonismo político de Santos que le resta imagen a Uribe.

Dentro de muchos años, cuando la calentura del odio haya desaparecido y se escriba sobre esta historia se recordará a Santos como el presidente de la paz, el único que fue capaz de acabar con las Farc consiguiendo su desarme y su desmovilización. Los demás, incluyendo a Uribe y Pastrana, serán notas secundarias de estadísticas, aunque Uribe tendrá algo de protagonismo como el político exótico y recalcitrante que quería continuar la guerra a cualquier precio.

Pero hoy lo que importa es que el principal factor de violencia dejó de existir y las estadísticas lo demuestran con una importante reducción. Quedan muchos problemas por delante incluyendo el de la violencia cotidiana de la delincuencia común,la desigualdad, la inequidad, el desempleo, la corrupción, etc. batallas comunes a cualquier Estado en su natural evolución. En otras palabras, empezaremos a ser un país dedicado a la tarea de construir la paz.

El odio nubla las entendederas y se termina diciendo que primero fue el pollo que el huevo.