El drama de un exfutbolista al que una enfermedad no lo deja correr

La otra cara de la moneda. Las frustraciones luego de los momentos de gloria, como también es el drama de Zorobabelia Córdoba: http://www.semana.com/deportes/articulo/zorobabelia-cordoba-gloria-aun-permanece-olvidada/333129-3

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El drama de un exfutbolista al que una enfermedad no lo deja correr Por: HÉCTOR FABIO GRUESSO | 9:27 p.m. | 14 de Abril del 2014 El extemporáneo diagnóstico médico por una lesión en su empeine izquierdo marginó a Wilman Conde Jr. Wilman Conde Jr. recuerda con un pueril entusiasmo cuando firmó su primer contrato. Tenía 18 años y los jugadores experimentados de aquel Deportes Quindío no le permitieron ingresar al camerino. No admitían chicos. Hoy, 13 años después, se lamenta, con sus ojos humedecidos, que no puede siquiera correr, hacer lo que más le gusta, lo que le brindó reconocimiento. (Vea la galería de fotos con las mejores imágenes de la carrera futbolística del colombiano Wilman Conde.) Su profesión, su esparcimiento, su pasión, hoy gravitan entre la satisfacción de haber logrado consolidación como futbolista y la desolación por el abrupto freno que tuvo en su carrera. La pierna izquierda que le permitió volar en clubes de Colombia, Ecuador, México y Estados Unidos, ahora es su fragilidad. Conde luce fortificado, vital –mide 1,87 y pesa 90 kilos, siempre jugó con un peso promedio de 88-. Pese a su generosa estatura, su apariencia juvenil y su inteligencia para jugar como defensor central, está sentado en el sofá de su apartamento en el sur de Cali, evocando sus mejores momentos, adolorido, frustrado. Entristecido comenta que su meta era haber jugado profesionalmente durante 6 temporadas más. En la MLS, la Liga de fútbol de los Estados Unidos, que en algún tiempo sentenciaron como el ‘Cementerio de los elefantes’, curiosamente, inició el fin de la prematura vida futbolística del ya exfutbolista vallecaucano. "En el 2007, jugando para el Chicago Fire un partido por ‘Play off’ frente los Ángeles Galaxy, fui a rechazar un balón y un rival me golpeó el empeine. Luego de los exámenes, aparentemente tenía un golpe en un hueso", explica Conde. Conde, con su mirada perdida, como rememorando sus atléticos días, lamenta que ese hueso que le rompieron en su empeine izquierdo, por un mal diagnóstico, mutó a un gigante monstruo que lo poseyó, lo llevó a la jubilación y aún lo mantiene anudado, contrariado, lastimado. "Luego de un mes de haber iniciado la temporada del 2008, empecé a sentir el dolor en el empeine, cuando corría. A mediados del año, me hicieron una nueva resonancia y me diagnosticaron supuestamente artritis. Entonces, empecé a tomar un medicamento que me ayudó un poco. Ya en el 2009 empecé a jugar infiltrado, y en el 2010, desde que me despertaba y hasta que me acostaba, sentía dolor. Pensé en ‘tirar la toalla’ porque ni física ni mentalmente aguantaba el dolor. Sin embargo, se me presentó la oportunidad ir al Atlas (México), pero a mitad del torneo, ya no podía caminar". Conde, agrega sobre su tormento: "Fui donde un especialista, en México, y resulta que había jugado durante tres años y medio con un ligamento roto y a raíz de ese problema se me desgastaron los cartílagos. Me operaron en Cali los doctores Héctor Fabio Cruz y Carlos Ramírez. Me pusieron cuatro tornillos y me fusionaron cuatro huesos, de los cuales pegaron tres. Así jugué, cerca seis meses después, con los Red Bulls. Ellos tenían unos ******os que los construyeron en la Nasa para los astronautas, para pasarles electricidad a los nervios. Yo gritaba cuando me ponían eso, sentía que me moría cuando me hacían esas terapias, cada tres días". Y prosiguió: "Por protegerme de la lesión, corría diferente y empecé a sufrir lesiones en el gemelo, en los cuádriceps, los posteriores, en la espalda. Al final de temporada y luego de 5 años con el dolor, decidí dejar de jugar". Sobre el drama de Conde, el médico Héctor Fabio Cruz precisó que, “la fractura de lisfranc se da en el segundo metatarsiano. Suele ser frecuente en los futbolistas, pero muchas veces no se sospecha, como le pasó a Wilman Conde, a quien no le diagnosticaron a tiempo. Nosotros le hicimos una artrodesis y después de la cirugía, él volvió a jugar y le fue muy bien, pero con el tiempo, la lesión puede volver a molestar”. Sus frustraciones Por lo anterior, ahora Conde prefiere no seguir esa pasión que convirtió en su profesión. “Me frustra ver un partido. Me frustra no poder correr. En ocasiones me arriesgo a jugar alguna ‘recocha’, pero luego, permanezco cerca de cinco días con ese dolor en el empeine”, dice. En realidad, Conde nunca fue un buen espectador. “No me gustaba ni ir a ver jugar a mi papá. Solo recuerdo haber estado presente en dos partidos: Cuando él (su padre) jugaba en el Medellín y le ganaron 5-0 al Bucaramanga, y en una final con Millonarios, en la que le hizo un gol, con la derecha, al Nacional”, rememora el vallecaucano sobre las gestas de su padre, Wilman Conde, actual asistente técnico de Néstor Otero en Equidad y quien además de Millos (campeón en el 87 y 88) y el DIM, jugó como defensa central en el Deportivo Cali, Envigado y Once Caldas. Conde Jr., vistió las camisetas del Quindío, Deportivo Cali, Real Cartagena, Aucas de Ecuador, Millonarios, Atlas de México y Chigago Fire y Red Bulls en Estados Unidos. Fue dirigido por su padre en Real Cartagena. Y es su padre quien al verlo por momentos atormentado, por el dolor en su empeine, le sugiere que se vuelva a hacer operar, para que tenga calidad de vida. “Me da mucho miedo porque no sé cómo vaya a quedar”, responde Conde Jr. La historia en el fútbol de Wilman Fernando Conde Roa, terminó a los 30 años de edad. De ese largo y doloroso andar, guarda en una larga maleta negra, su museo: las camisetas que le obsequiaron Alessandro Nesta, Giuseppe Favalli, Cuauhtemoc Blanco, ‘Chicharito’ Hernández, Fredy Montero, Thierry Henry, ‘Rafa’ Márquez, Claude Makelele, Juan Pablo Ángel, Andrés Pérez, Carlos Valdez, entre otros excompañeros que le dejó el fútbol. Con el Chicago Fire fue distinguido como el mejor defensa de la MLS en el 2009. Además, estuvo en dos ‘juegos de las estrellas’, y con los Red Bulls de Nueva York firmó su último contrato. Allí, compartió, entre otras luminarias, con Thierry Henry. "A él (Henry) en ocasiones se le ‘cruzaban los cables’ y en los entrenos, se desquitaba ‘levantando’ (golpeando) a algún muchacho. Se molestaba por la paciencia con la que se entrenaba en los Estados Unidos o cuando no le daban un buen pase. Yo lo entendía, porque la técnica de él era muy superior. ‘Rafa’ Márquez (mexicano exBarcelona) era el único que se le acercaba en nivel", recuerda Conde sobre el estelar exdelantero francés. Ahora, con 31 años de edad, luego de un diagnóstico real, la fractura de lisfranc, Conde quiere ampliar su camino estudiando una carrera profesional en la Escuela Nacional del Deporte. HÉCTOR FABIO GRUESSO Periodista Diario MÍO

Fuente: El Tiempo