Urán, con el ciclismo se ganó la lotería

URÁN, CON EL CICLISMO SE GANÓ LA LOTERÍA




El medallista de plata en la ruta olímpica afrontó, a los 14 años, la muerte de su padre.

La vida de las estrellas del deporte colombiano en muchas, por no decir en su mayoría o en casi todas, ocasiones está ligada a temas de pobreza, violencia o falta de recursos, constantes de un país como el nuestro.

La vida de Rigoberto Urán -nació el 26 de 1987-, flamante medallista de plata de los Juegos Olímpicos de Londres-2012 -ruta en ciclismo- no escapa a esta realidad. Rigoberto soñaba con ser un deportista famoso, ganar mucho dinero y sacar adelante a su familia. Con 14 años, sus problemas eran menores, dividía su tiempo entre el colegio y el deporte, mientras su papá, también llamado Rigoberto, respondía por los deberes económicos del hogar, vendiendo billetes de lotería.

Urrao, un municipio cercano a Medellín, vivía por aquel entonces un constante hostigamiento de los grupos armados ilegales -guerrilla y paramilitares-. No estar de acuerdo con ellos era, en gran parte, convertirse en objetivo militar. Nadie sabe el porqué, ni las razones, lo cierto fue que Rigoberto papá fue cruelmente asesinado, de varios tiros en una calle del municipio antioqueño. Nadie vio ni escuchó nada, y 11 años después el asesinato sigue impune.

Entonces, se convirtió, en una pestañear en el hombre de la casa. La idea de ser un gran deportista se desmoronaba a sus 14 años, como en ese momento estaba su familia. Se responsabilizó de Aracelly, su mamá, y de Martha, su hermanita, quien estaba muy pequeña. No dudó en tomar el mismo talonario de su padre y salir a las calles de Urrao, no solo a vender billetes, sino en honrar, en cierta forma, la memoria de su padre.

Al año de la tragedia que envolvió a su familia, Rigoberto decidió darse una oportunidad y aprovechar un poco el legado que le había inculcado su papá antes de morir. El ciclismo era una de las pasiones de don Rigoberto y seguramente él es uno de los más orgullosos de lo que ha alcanzado su pequeño a punta de esfuerzo, tesón y, por supuesto, mucho, muchísimo sacrificio.

"Mi primera carrera fue una contrarreloj. No sabía qué era eso, pero me dijeron que pedaleara hasta que llegara adonde había más gente. Les gané a todos, y eso que corrí con la ropa de calle. No tenía para la indumentaria deportiva. Tres meses más tarde mataron a mi papá", dijo.

Y es que Urán era muy bueno. De la misma descendencia de Martín 'Cochise' Rodríguez y Santiago Botero, dos históricos pedalistas antioqueños que mezclaron las virtudes de los grandes rodadores, educados en el velódromo, con las de los imponentes escaladores, famosos por sus hazañas en las grandes carreras europeas. Y de eso se dieron cuenta rápidamente en el programa Orgullo Paisa, en donde pulieron el diamante.

Pocos fueron los pedalazos de Urán en Colombia, pero los supo aprovechar, imponiéndose dos veces en la Vuelta del Porvenir del 2004 y del 2006 -carrera para menores de 23 años-, y casi de inmediato fue enviado a Italia, en donde selló su primer gran contrato con el Tenax, en el 2006.

Sus buenas presentaciones llamaron la atención de otro gran equipo el Unibet, que luchó por hacerse con sus servicios y lo concretó en sus filas un año después.

La carrera de Rigoberto parecía no tener límites. En el 2008 recibió una muy buena oferta de la escuadra española Caisse d'Epargne. En él había puesto sus ojos Eusebio Unzúe, un veterano promotor y director deportivo que sólo lo pudo retener dos temporadas, pues una mejora salarial del hoy poderoso conjunto inglés Sky, el mismo del campeón reinante del Tour de Francia y medalla de oro olímpica de la contrarreloj en Londres, Bradley Wiggins, se lo llevó.

Hoy todo se viene a la cabeza de Urán: su familia, su buena actuación en el Giro de Italia de este año, en donde fue el mejor novato y séptimo en la general; su medalla olímpica, toda una recompensa al gran sacrificio, ese que comenzó cuando le arrebataron a su padre, a su media vida.