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Antiguo 16-12-2009 , 16:04:57   #2
ƒαяєηнєιт
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ƒαяєηнєιт el Usuariox esta entre el bien y el mal
  
Predeterminado Respuesta: Hombres a los que hay que huirles ----El separado cincuentón

El poeta maldito






El espécimen del poeta maldito (homo rimbaudianus) se camufla fácilmente entre el homo mamertus —cuyo hábitat principal es "El Bulín" en donde bebe grandes cantidades de vino caliente y canta la música de Joan Manuel Serrat— y el homo intelectualoidus —ratón de biblioteca que intenta llamar la atención de las féminas citando la Historia de la sexualidad, de Foucault—. Carga siempre debajo de su brazo izquierdo uno de los tomos de su obra poética completa, la cual hasta ahora solo ha sido leída por él mismo, y en la mano derecha sostiene una pipa o un cigarrillo Pielroja cuya labor, básicamente, es impregnar su gabán y su boina con un aroma a cenicero trasnochado. Para aquellas que disfrutan de bouquets aromáticos refinados, vale aclarar que el poeta maldito se aleja de Hugo Boss y se acerca más al tufo de Eduardo III, el cual mezclado con trementina, le estimula la imaginación y le permite componer versos vanguardistas como "cuando me encontré a Dios en la buseta Calatrava" o "si Bukowski hubiera nacido en Honda se hubiera muerto del calor".

Si usted es de esas mujeres que disfrutan del trabajo estable de su novio ingeniero o economista, aférrese a él y bajo ninguna circunstancia caiga en las redes del poeta maldito. Usted debe entender que los proyectos de vida de este bardo son, a corto plazo, visitar la tumba de José Asunción Silva en el Cementerio Central; a mediano plazo, terminar el poema en prosa que está componiendo a la memoria de los nadaístas y, a largo plazo, fundar una revista de poesía que tenga el aval de Harold Alvarado Tenorio. Si usted es de esas mujeres que disfrutan, de vez en cuando, de una buena balada en español, debe saber que el único trabajo discográfico de Alejandro Sanz que el poeta maldito conoce es el disco en el que el cantante español recitaba "Me gusta cuando callas porque estás como ausente…". Para el poeta maldito el único rey musical que existe es el Rey Lagarto, Jim Morrison, sobre quien está escribiendo una novela en verso basada en sus últimos días.

Si usted es una mujer alegre, una cajita de música con la sonrisa a flor de boca, deberá evitar a estos hombres cuyo estado de ánimo siempre hará referencia a un cuchillo metafísico que les atraviesa el alma. Ahora, si usted es alérgica a los gatos también deberá mantenerse alejada de estos personajes por el bien de su salud, pues están obsesionados con estos animales hasta el punto de creer que son felinos atrapados en el cuerpo de un humano. Ellos, noctámbulos, taciturnos van botando pelo de su barba y a la hora de amar entre ronroneos tocarán su boca, con un dedo tocarán el borde de su boca pues, como buenos lectores trasnochados de Rayuela, el capítulo 7 se ha convertido en su táctica y estrategia más certera a la hora del romance. Si la toxoplasmosis ha hecho que este escenario le parezca lo suficientemente romántico, deberá saber que las únicas flores que estos poetas son capaces de regalar son un ejemplar de Las flores del mal, de Baudelaire, robada de los saldos de Panamericana.

Si entre sus hobbies está salir con sus amigos de rumba crossover, el poeta en cuestión se sentirá algo fuera de lugar pues entre sus pasatiempos favoritos se encuentra sentirse como hijo de otro siglo. Espere a que sea él el que proponga planes en donde la bohemia se desborda: noches interminables de tertulia con sus amigos que "hacen teatro" en La Candelaria, recitales de poesía al aire libre y tomas de chicha en el Chorro de Quevedo. Usted conocerá todas las milongas de tango de la ciudad y pasará horas componiendo cadáveres exquisitos. Por favor, piénselo dos veces antes de sacrificar el aparentemente banal baile del gorila por sesiones diarias de lectura en voz alta de apartes de El lobo estepario, de Hermann Hesse.

Ahora, si usted es de esas mujeres que están convencidas de que pueden cambiar a los hombres, tal vez salir con un poeta maldito le puede caer como anillo al dedo. Recuerde que hasta Rimbaud se cansó de tanta melancolía parisina y se convirtió en un boyante traficante de armas.

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