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La actriz sufrió la segregación de la que es víctima su personaje en la telenovela 'Allá te espero'.

En la ‘capital del mundo’, donde se supone que nadie se fija en nadie, la actriz Valentina Rendón sintió el desprecio que padecen millones de inmigrantes. “Estábamos en Nueva York, grabando, y al terminar las escenas salí con el vestuario y la caracterización de Cecilia; con las ojeras que me ponían, el pelo cogido, el delantal, y en el camino vi una tienda de una marca muy reconocida en maquillaje. Entré porque necesitaba comprar algo, pero no me atendieron. Yo hablo inglés y pese a eso me ignoraron. Por mi apariencia seguramente pensaron que no iba a comprar. ¡La discriminación es grandísima! Si hubiera ido medio peinada y entaconada, el trato habría sido diferente. Es una exclusión muy tonta que en nuestros países se ve menos pero también se alcanza a notar”.
Una escena de la vida real que la actriz repitió pues meses atrás en París vivió algo similar cuando por una semana preparó la audición para ganarse el papel de ‘Allá te espero’. “La sensación fue de sentirme un cero a la izquierda. No pertenecía a nada, a ninguna familia; observaba mucho a los inmigrantes. No tienen tiempo ni de mirarse en un espejo, ni de preocuparse por sus necesidades básicas. Es una sensación que te deja un desgaste; es casi como vender el alma por conseguir trabajo y dinero para mandar. Es sacrificar el ego. Me dio muy duro estar en un sitio donde no entendía nada. El idioma es una barrera muy grande que te obliga a comenzar de cero. Cuando uno no entiende lo que le están diciendo pasa por estúpido, y es algo que agrava las cosas. En París la gente te trata mal porque no entiendes la lengua. Me perdí igual que en Nueva York. Son ciudades muy ricas de vivir cuando vas de turista o cuando tienes todas las comodidades, pero de lo contrario son muy agresivas. Son lugares que te drenan, y así me sentí”.
“En París estuve completamente descuidada con mi vestuario y sentí el cambio y la displicencia de la gente que te mira feo simplemente por cómo estás presentada. Me pareció muy bobo el darme cuenta de que las apariencias son tan importantes. Sobre todo en Francia fui menospreciada por estar desarreglada; entonces no era importante para la sociedad”.
Actualmente la actriz está radicada en Los Ángeles, donde por cuatro meses esperó la residencia. “Es difícil encontrar una oportunidad; mientras en Colombia, por abierta que sea una audición, se presentan 50 personas, aquí son seis mil. Me siento igual que Cecilia: buscando, buscando, y mientras esperaba la residencia no podía salir del país. Es una ironía ver esto; ahora entiendo mucho más al inmigrante. Aquí ya estuve hablando con Fox, donde se va a lanzar la novela, pero independientemente de esto me siento una inmigrante más. Hay muchos profesionales que vienen a lavar platos. Digo con orgullo que fue un honor darles un poquito de voz a todos aquellos que son invisibles para la sociedad, como los barrenderos o quienes hacen la limpieza en los clubes. La gente va al baño y ni los ve”.
Mientras lee el guión de una película en la que le ofrecieron un papel, Valentina grabó el piloto de una producción para un canal estadounidense, desfiló en algunos ‘fashion shows’ y estudia inglés intensivo. Su esposo, el venezolano Haik Gazarian, por quien fijó su residencia allí, “dejó de ser mánager y ahora trabaja en una empresa de la que es socio, que hace tomas aéreas con pequeños helicópteros a control remoto para grandes películas. En Atlanta acaba de hacer una con Hugh Hoffman y la próxima es con Tom Cruise”.