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mirutalo 21-02-2013 20:07:36

PARTE 6, En la piscina
 
A mi novia le gusta mostrar su culito. Parte6

Lleve a mi novia a una piscina. Nunca pense que terminaría asi.

Ante todo quiero agradecerles todos los correos que me enviaron y pedirles disculpas por no escribir mas seguido. No es que no tenga historias bien calientes vividas con mi novia, sino que no tengo suficiente tiempo para contarlas.

Les comento que Marcela sigue con la manía fija de calentarse con el primero que le mira la cola, sea quien sea y sea donde sea. Lo peor que cada vez la miran más porque la ropa que usa es mucho mas ajustada, y mas ahora con el calor, se le marca terriblemente ese hermoso culito que tiene, que dicho sea de paso cada vez está más paradito a fuerza de las clases de gimnasia que no para de tomar.

Después de los momentos vividos con Marcela, creí que ya no me iba a sorprender nada, pero me equivocaba. Nunca paso por mi cabeza que algo así podría pasar y por eso me decidí a relatarles los hechos tal cual pasaron.

Por medio de mi trabajo conocí al manager de un hotel 5 estrellas ubicado en la zona de Retiro. Se llama Osvaldo, de aproximadamente 50 años muy amable, que en agradecimiento de haber realizado un excelente negocio con nuestra empresa me regaló dos pases para que concurriera con mi novia a la piscina del hotel.

Al llegar ese día a mi casa les mostré a Marcela el obsequio que me habían hecho y decidimos ir un miércoles ya que ese día yo tenía el día franco y pensamos que habría menos gente que un fin de semana.

Fue así que ese día nos levantamos temprano cosa de aprovechar lo más posible y nos dirigimos al hotel.

Cuando llegamos presenté las invitaciones y enseguida nos mostraron los vestuarios donde podríamos cambiarnos, cosa que hicimos. Yo me puse una malla azul tipo bermudas y Marcela una bikini celeste bien chiquita que dejaban ver todos sus atributos, especialmente la cola ya que la tanga se perdía entre sus cachetes paraditos y duritos, dando una visión perfecta de su culito.

Al verla salir del vestuario así no me sentí demasiado cómodo. Tuve miedo que hubiera mucha gente en la piscina y que, como era costumbre en mi novia, esta se descontrolara y todo terminara en otra aventura.

Pero por suerte cuando ingresamos al natatorio estaba casi vació; había 3 o 4 parejas que se notaba eran turistas.

Fue así que ocupamos dos reposeras y nos tendimos a tomar sol. Ya habían pasado casi dos horas cuando de repente escuché risas y murmullo y veo como comienzan a entrar un montón de personas, las cuales, se notaba era un contingente de extranjeros, ocupando casi todos los lugares disponibles alrededor de la piscina.

La tranquilidad que había hasta ese momento había desaparecido. Todo era ruido, risas y griterío. Notaba que los que estaban en pareja relojeaban disimuladamente la cola de mi novia, que se encontraba tirada en la reposera boca abajo. Así pasamos un rato más hasta que decidimos con Marcela, ante tanto barullo, irnos.

Íbamos camino a los vestuarios cuando casi me choco con Osvaldo con el luego de saludarnos afectuosamente le presente a mi novia.


- Mucho gusto, le dijo, mientras le daba la mano a Marcela y la miraba de arriba abajo.


- Encantada, contestó ella.


- ¿Pero ya se van?, preguntó


- Lo que pasa es que la piscina se lleno de gente y no estamos muy cómodos, dije.


- Por eso no hay problema, vengan conmigo que los invito a que se queden en la piscina VIP del hotel, ahí van a estar tranquilos, son todos hombres grandes, empresarios y no hacen el lió que hacen los turistas, me dijo.


Nos invitó a pasar por una puerta, tomando la precaución que pasara primero Marcela para poder mirarle el culo, lo cual hizo sin disimulo clavándole los ojos durante todo el trayecto. Aún hablando conmigo no podía dejar de ver el espectáculo que estaba dándole mi novia moviendo su colita parada.

Ver como Osvaldo la deseaba a Marcela me comenzó a excitar de tal manera que se me empezó a parar, cosa que disimule metiéndome las manos en los bolsillos de la malla.

Cruzamos varias puertas hasta entrar al lugar. Era una piscina mas chica que la que habíamos estado, tenía una barra en la que se servían tragos y como nos dijo Osvaldo, había 7 hombres, todos de alrededor de 50 años, que se notaban que eran de plata por los relojes y cadenas de oro que usaban. Lo que no había era ninguna mujer, así que se imaginan las miradas de los tipos cuando pasaba mi novia por delante de ellos hacia las reposeras. Le comían la cola con la mirada. Note como Marcela se había dado cuenta de esto, porque justo la vi como arqueaba la espalda y sacaba la colita mas afuera para que se la admiraran mejor.

Lo peor que no me había dado cuenta yo solo, noté que Osvaldo, que no le perdía pisada, puso una cara de asombro que inmediatamente se transformó en una mirada de deseo incontrolable. Trató de componerse de la situación y nos invito a que tomáramos lugar en dos reposeras que estaban vacías. Fue un alivio poder sentarme, ya que estando parado era casi imposible disimular la erección que me había provocado la escena.

Osvaldo nos trajo un trago a cada uno y nos pidió permiso para retirarse un momento.

Ahí quedamos nosotros rodeados de tipos que no hacían otra cosa que mirar a Marcela sin ningún disimulo cada vez que hacía cualquier movimiento. Me di cuenta que esto le estaba encantando a ella que se había acostado boca abajo y levantado un poco el culito les daba una vista fabulosa a todos los viejos que se baboseaban con tremendo espectáculo.

Lo peor de todo esto es que a mi también este estado de cosas me había puesto a mil, pero tenía que poner un freno a la situación.


- Marce, baja un poco la cola que todos te están mirando, le ordené.


Ella dio vuelta la cara miro a los tipos y me contestó:


- Si ya sé, déjalos que miren, los tengo enloquecidos a los viejos y sabes que a mi me gusta.


- Lo que pasa es que te están cogiendo el culo con los ojos, le dije.


Había cometido un grave error al decir esto. Sabía que a Marcela esas cosas las excitaban tremendamente, pero por efecto de mi calentura no me pude contener.


- Ufffffffffff, me contesto ella, mientras me miraba con la mayor cara de puta que tiene y levantaba mas el culito abriendo un poco las piernas.


- No aguanto más el calor, voy al agua, prosiguió.


Se paró, pasó por delante de todos los tipos caminando parando bien la cola hasta llegar a la escalera de la piscina, la cual la bajo despacito hasta que se introdujo.


Yo de mi reposera veía como todos se la querían comer y eso me ponía cada vez peor.


- La verdad que tienes una mujer hermosa, escucho que dicen a mi espalda.


Era Osvaldo que había regresado y se sentaba en la reposera de mi novia.


- Gracias, le respondí.


- ¿Debes tener que cuidarla mucho? Alguien con ese cuerpo debe ser la tentación de más de uno. Me preguntó.


- Ella sabe cuidarse sola, le respondí.


- Veo que no te molesta que los tipos la miren, me dijo, ya un poco fuera de lugar.


- No, no me molesta, al contrario me gusta que admiren la mujer que tengo, le respondí.


En eso veo salir a Marcela de la pileta y acercarse a nosotros.


- Por favor siéntese, le dijo Osvaldo, mientras se incorporaba de la reposera y le alcazaba un toallón blanco.


- Gracias, respondió ella. Tomó el toallón y comenzó a secarse en forma muy sensual. Se hizo un silencio sepulcral. Todos la mirábamos y Osvaldo que la tenía solo a un metro se babeaba y ya se le notaba el principio de una erección que trató de esconder.



Continua ...

mirutalo 21-02-2013 20:08:17

Continuacion parte 6..
 

- Tiene que ponerse un protector solar porque a esta hora el sol esta muy fuerte. Le dijo Osvaldo


- Es que no tengo, contesto ella.


- Acá tengo uno muy bueno, dijo él.


- Gracias, respondió ella acostándose en la reposera boca arriba y comenzó a untarse la crema por todo la parte de adelante del cuerpo.


La escena era recaliente. Mi novia pasándose crema por todos lados y ocho tipos y yo mirándola en silencio como lo hacía.

Por la cara que tenía Marcela me di cuenta que su calentura ya era atroz.

De pronto terminó de pasarse todo por delante y escucho que Osvaldo se dirige a ella.


- Pregúntele a su marido si la deja que yo le pase la crema en la espalda.


- ¿Mi amor me dejas que el señor me pase cremita por atrás?, me pregunto mientras se daba vuelta culito para arriba.


- Si vos querés a mi no me molesta, le respondí casi sin poder modular palabra de la calentura que tenía.


Osvaldo le tiro un chorro de crema sobre la espalda y comenzó a frotársela. Marcela había cerrado los ojos y se notaba que explotaba.


- Señora pare un poco la cola que le voy a poner ahí que la tiene toda coloradita, le ordenó Osvaldo.


Ella abrió los ojos me miro como pidiéndome permiso y levantó un poco el culo. Yo ya no podía hablar. Los otros tipos se estaban acercando de a poco y no se perdían detalle de escena.


Osvaldo comenzó a masajearle el culo casi con desesperación. Las manos se deslizaban con facilidad a causa de la crema. Marcela cada vez lo paraba más.


- Permiso Jorge, voy a correrle la tanguita a tu señora para que la crema le llegue bien adentro, me dijo sin darme la opción que se lo prohibiera.


Osvaldo metió un dedo debajo de la tanga y la corrió toda hacia un costado dejando al descubierto el hoyito del culo y la conchita de mi novia.

Ella dio vuelta la cara y lo miro, paró mas la cola, casi poniéndose de rodillas, y le pidió:


- Páseme cremita bien adentro en la colita que me arde un poco.


Osvaldo le tiro un chorro de bronceador en el agujerito del culo y comenzó a extenderlo con dos dedos, pasándoselos por toda la raya, llegando inclusive a masajearle la concha. Fue ahí que Marcela no aguanto más y entre gemidos le regalo el primer orgasmo. A todo esto tres tipos se habían tirado a la piscina y se habían acercado a menos de un metro de donde estábamos nosotros. Los otros se sentaron a un costado y mientras se manoseaban las entrepiernas, observaban todo sin poder creer.


- ¿Le arde menos ahora señora?, pregunto Osvaldo mientras dos dedos entraban y salían del culo de Marcela.


- Si señor, algo menos, contesto ella.


- Lo que veo es que se ha quemado mucho con el sol y se encuentra muy caliente. Lo que usted necesita es un masaje mas profundo, le dijo Osvaldo, mientras le sacaba los dedos del culo y le ponía la tanga de nuevo en su lugar.

- Toma Jorge las llaves de una habitación. Si no te molesta llévala allá que en un rato vamos con los señores y le damos un tratamiento más intensivo a tu mujer, continuó.


Yo no le conteste, me había calentado tanto la situación que lo único que quería era bajarme la malla y hacerme flor de paja.


- ¿Me dejas mi amor que los señores me hagan el tratamiento?, me preguntó Marcela, que seguía tendida boca abajo en la reposera.


Todas las miradas se dirigieron hacia mí.


- ¿Te parece?, ¿tenés ganas?, le contesté.


- Es que me arde mucho la colita y necesito masajitos profundos, me respondió.


Esa respuesta fue demasiado para mi. Hice un gran esfuerzo para no acabar, me levanté, la tome de la mano y la lleve hacia la habitación. Todos los tipos nos siguieron sin decir una palabra, solo se miraban entre ellos como no pudiendo creer lo que les estaba pasando.

Llegamos a la habitación y ya Osvaldo estaba ahí. Se había cambiado y vestía solamente un short de baño.


- Que suerte que vino señora, va a ver como dentro de un rato se siente mas aliviada, dijo Osvaldo.


- Venga por acá y la hizo sentar en la cama. Vos Jorge podes sentarte ahí, continuó, señalándome una silla que estaba contra una de las paredes. Ustedes siéntense en esos sillones, les indico a los siete veteranos.


- Bueno señora, sáquese la mayita y tírese en la cama colita para arriba.


Marcela me miro y pregunto, mientras se mordía en labio inferior:


- ¿Puedo mi amor quedarme desnudita ante los señores?


Yo le asentí con la cabeza. Entonces ella se puso de espaldas y se sacó primero el corpiño. Luego metió los dedos al costado de la tanga y la fue bajando despacito, dejando a la vista su preciosa cola. Se tiro en la cama y se acostó boca abajo levantando un poco la cola.

Osvaldo se sentó al lado y comenzó a acariciarle suavemente la espalda.


- Pobre tu señora, una colita tan hermosa y se la quemo toda. ¿Le arde acá?, le preguntó mientras le pasaba la mano por la raya del culo.


- No, un poco mas adentro, le respondió mi novia, parando más la cola y abriendo las piernas para dejar al aire su abierto hoyito.


Osvaldo le puso un poco de crema y le metió de golpe dos dedos hasta el fondo. Marcela pego un gritito y se arrodilló.

Los dedos de Osvaldo entraban y salían, mientras le pedía que nos dijera a todos como le gustaba. Ella solo pedía más y se retorcía de placer.

Los tipos ya se habían sacado el short y estaban pajeandose frenéticamente. Yo observaba y esperaba impaciente como nuevamente, como ya tantas veces, le iban a romper el culo a mi novia.


- Ahora, le voy a poner la cremita mas adentro, le dijo Osvaldo mientras se sacaba el short.


- Permiso Jorge, pero necesito llegar mas al fondo, me dijo, mientras se untaba con crema su terrible miembro que no era muy largo pero si mediría como 5 cms. de ancho.


Le hizo sacar mas la cola para afuera, y de un saque la penetró.


- Siiiiiiiiiiiii, grito Marcela, métame la crema bien adentro.


Osvaldo le cabalgaba enloquecido mientras le preguntaba si todavía le ardía.


- Si todavía necesito cremita mas adentro, le contestaba la trola de mi novia.


Osvaldo le hizo seña a uno de los tipos que tenía una terrible pija, mas larga que la de el, y le cedió el lugar.


- Cree que con esta le alcanzará, le dijo a Marcela el viejo este, mientras le mostraba terrible pedazo de carne.


Mi novia dio vuelta la cara y al verlo, lo agarro y se lo llevo desesperadamente a la boca.


- Ah, veo que también a tu señora le ardía la boquita, me dijo Osvaldo.


Todos rieron y subieron a la cama. La tocaban por todos lados, les metían manos en las tetas, le refregaban las pijas por la cara, le metían las lenguas por el culo y la concha, la besaban en la boca.

Marcela parecía poseída, habría la boca, se habría con las manos el culo, se metía los dedos en la conchita y no paraba de gemir y gritar.

Yo sentado en la silla me pajeaba desenfrenadamente viendo como 8 viejos babosos le daban a mi novia.

Así estuvieron largo rato. Cada tanto Osvaldo me miraba y me decía lo buena que estaba y lo puta que era mi mujer. Al escuchar eso parecía poner a Marcela mas caliente todavía. Las sabanas estaban todas mojadas de las acabadas de mi novia que no habrán sido menos de diez. De repente uno a uno empezaron a bañarla con semen, que la muy atorranta se untaba por todo el cuerpo.

Osvaldo le decía que esa era la cremita que necesitaba y que preparara bien el culo que ahora se la iba a pasar bien adentro. Marcela volvió a ponerse en cuatro con el culo bien parado y las piernas abiertas y mientras se metía un dedo en la conchita, Osvaldo la ensarto de nuevo hasta dejarle la ultima gota de semen dentro de su preciosa cola.

Todos se cambiaron y se fueron. Yo me tire al lado de mi novia que se la notaba extenuada, tanto como yo por las tres pajas que me había hecho.


Fin de la parte 6

mirutalo 21-02-2013 20:33:36

Parte 7...... MI FAVORITA..
 
A mi novia le gusta mostrar su culito. (7)

Hace una semana llegue a mi casa de la oficina con un gran
malestar estomacal. Tenía un gran dolor en la boca del estomago, por lo que
enseguida me metí en la cama y le pedí a Marcela que llamara al médico de
nuestra obra social. Ella muy preocupada lo hizo y les pidió que vinieran lo mas
pronto posible, luego se acostó a mi lado y comenzó a masajearme suavemente el
estomago.


Estuvo así un rato hasta que empecé a sentir que el dolor se
calmaba. No solamente ello, con sus caricias que llegaban casi a tocar mi pene,
me empecé a excitar. Marcela al ver como se me ponía dura la pija, la tomo con
una mano y comenzó a pajearme lentamente.

- ¿Parece que ya no te duele mucho ?, me preguntó sonriendo.

- No la verdad que tus masajes me hicieron bien, le respondí.

- Ya veo, dijo mientras me masturbaba con mas rapidez ya mi
completamente parado pene.

- Sabes que hoy en el metro un viejo atorrante estuvo todo el
viaje tocándome la colita, prosiguió, sabiendo que cuando me contaba esas cosas
me ponía a mil.

- ¿Y a vos te gustó ?, le pregunté, ya sabiendo la
respuesta..

- Vos sabes como me pone ver que se calientan con mi cola,
estuve todo el día excitada, me contestó, mientras llevaba una mano a la
entrepierna.

- ¿Te hubiera gustado entregarle el culo al viejo ?

- Uyyyy si, me hubiese encantado, me respondió mientras se
ponía en cuatro apuntando su culo hacia mi ,se levantó la pollerita, corrió la
tanga y se metió un dedo en la cola.

Yo empecé a pajearme mientras ella con una mano se masturbaba
y con la otra metía y sacaba un dedo de su hermoso culo.

De pronto sonó el timbre de la puerta de casa.

- El medico, dije yo.

Marcela estaba que explotaba, ni me escuchó, seguía mete y
saca y gimiendo.

- Marcela, el medico, le repetí mas fuerte.

Ahí se dio cuenta y como pudo se arregló la ropa y fue a
abrir la puerta. Yo mientras tanto acomodé un poco la cama y trate de bajar mi
calentura pensando en otra cosa.

Unos segundos después escuche voces que se iban acercando a
la habitación y luego de entrar mi señora entraron 2 médicos con sus habituales
ambos blancos. Uno de ellos tenía unos 55 años y el otro unos 40. Ninguno de los
dos eran apuestos, al contrario uno de ellos, el mas grande, era bastante
desagradable y desalineado. Estaba toda su frente con sudor y barba un poco
crecida; el otro era un tipo normal, un poco gordo quizás, pero bastante común.

Luego de cruzar saludos el mas grande se sentó en la cama a
mi lado, mientras el otro se quedó parado al lado de mi señora a la cual no le
sacaba los ojos de encima.

Les mostré la zona donde me dolía y les comente que en es
momento ya estaba mejor, que el dolor había calmado bastante.

El médico que estaba sentado comenzó a examinarme y cada vez
que se daba vuelta para hablar con mi señora, disimuladamente dirigía su mirada
a sus piernas y a algo mas, ya que desde la posición que estaba ubicado
seguramente podía verle hasta la tanga,

Marcela, que llevaba una calentura de aquellas, se dio cuenta
y abrió un poco mas las piernas para ofrecerle una mejor vista.

El mas joven que había visto el movimiento de Marcela, se
sentó también en la cama y casi sin disimulo comenzó a mirar las piernas de mi
novia, que ya a esta altura mostraba en su cara gestos de una gran excitación.

Luego de revisarme el mayor me diagnostico una inflamación en
los intestinos, producto seguramente de algo que había comido. Pero para estar
seguro me pidió permiso para tomarme la temperatura rectal, a lo cual accedí. Me
di vuelta me baje el bóxer y luego de untarlo con un poco con vaselina me
introdujo el termómetro en el ano, que por suerte era bastante finito, así que
casi no lo note.

Mientras esperaba boca abajo a que me sacaran el termómetro,
escuché como el mayor se dirigía a mi señora.

- ¿Anoche cenaron juntos?

- Si doctor, respondió ella.

- ¿Y usted no ha tenido ningún malestar?

- Por ahora no, contestó Marcela.

En ese momento el doctor me retiró el termómetro de mi ano y
al ver que tenía unas líneas de fiebre, prosiguió.

- Su marido tiene un poco de temperatura y esto se debe
seguramente a una intoxicación por algo que comieron anoche, así que sería
conveniente que ya que estamos acá también la revisáramos a usted.

- ¿Le parece necesario doctor?, le pregunté.

- Si, muy necesario, me respondió mientras miraba a Marcela
de arriba a abajo con cara de deseo.

Era evidente que lo único que querían era revisar a mi señora
para toquetearla un poco. Esto lejos de enojarme, comenzó a excitarme. No solo a
mí, al mirar a Marcela, noté que ella también se había dado cuenta y se notaba
en su cara que eso le había gustado.

- ¿Mi amor, me dejas que me revisen los doctores?, me
preguntó.

- Si vos querés, le respondí.

Los médicos se miraron entre ellos mientras se levantaban de
la cama para dejarle lugar para que se acostara ella.

Marcela se sentó en la cama apoyando la espalda en la
cabecera de esta y los doctores se sentaron en el borde al lado de ella. No
podían sacar los ojos de las piernas de mi señora, que debido a la posición que
se encontraba ya mostraba hasta los muslos.

- Levántese un poco la remerita, le pidió el mas viejo.

Marcela lo hizo dejando su pancita al aire.

El medico comenzó a tocarle el estómago y a preguntarle si le
dolía. Ella respondía que no y el cambiaba la mano de lugar y le volvía a
preguntar. En un momento los dedos de la mano habían bajado hacia la ingle de
Marcela y la masajeaba a su gusto. Se notaba que esos movimientos a ella la
habían puesto a mil.

- Señora, por favor desabróchese y bájese un poquito la
pollera, así la podemos examinar mejor, le dijo el doctor.

- ¿Así esta bien doctor? Le pregunto Marcela que se había
bajado la pollera unos centímetros y mostraba los dos hilitos negros del costado
de su tanga.

- Doctor, permítame a mi, le dijo el otro medico, mientras
abalanzaba su mano hacia la panza de mi novia.

Este se notaba que era mas zafado y los toques eran mas
sensuales. La acariciaba suavemente metiendo los dedos casi rozando el inicio de
su conchita.

Se notaba que Marcela ya a esta altura no podía más. Había
abierto un poco las piernas por lo que la pollerita se había levantado mostrando
algo de su tanga. Yo al costado miraba, ya muy caliente, como dos médicos
toqueteaban como querían a mi señora.

- Sacase la remera que quiero oscultarla., pidió uno de
ellos.

- Lo que pasa que no tengo nada abajo doctor, y no se si mi
marido querrá que me vean las tetitas, le respondió mi esposa, mirándome con
cara de puta.

- No tenga vergüenza, su marido sabe que somos médicos, así
que no tendrá problema ¿no?, me preguntó.

- No, esta bien, dije, casi sin poder hablar de la calentura
que tenía.

Marcela se saco la remera y dejo al aire sus hermosas tetitas
con sus pezones bien erectos a causa de la excitación. Esto no paso
desapercibido para los doctores que se miraron entre si e inmediatamente uno de
ellos con el estetoscopio comenzó a oscultarla, pasándoselo por todo el pecho,
inclusive sobre las tetas muy cerca de los pezones.

Así se turnaron y estuvieron un rato. Ninguno de los dos ya
podía disimular la erección que se les marcaba debajo de sus ambos blancos.

- Bueno señora, por favor, póngase cola para arriba y
levántese la pollerita que le voy a tomar la temperatura rectal. Dijo el mas
zarpado.

- ¿Amor, me dejas darle la colita a los doctores para que me
pongan el termómetro?

Yo asentí con la cabeza, ya no podía hablar, lo único que
quería era sacar la pija y hacerme flor de paja.

Marcela se dio vuelta, y se levanto un poco la pollera
dejando medio culito al descubierto.

- ¿Esta bien así doctor?

- Levántesela un poco mas, o no, ya que a su marido no le
molesta, mejor sáquesela, así podremos trabajar mejor, respondió el mayor.

Marcela levantó un poco la cola y se saco la pollera,
quedando cola para arriba vestida solamente con la tanguita negra y un par de
soquetes blancos.

- ¿No esta mas cómoda así?, preguntó en mas joven, sin poder
sacar los ojos de ese fabuloso culo.

- Si doctor, respondió ella, casi inaudible debido a su
terrible calentura.

No era para menos. Otra vez había logrado exhibir su colita
casi desnuda a dos desconocidos, cosa que era lo que mas la excitaba.

Continua....

mirutalo 21-02-2013 20:34:42

Respuesta: A mi novia le gusta mostrar su culito - serie completa
 
Yo a esta altura de las circunstancias miraba la escena
tocándome por debajo de la sabana deseando que ello no terminara nunca.

- Por favor levante un poco la cola señora, le pidió uno,
mientras sacaba el termómetro de un maletín.

Marcela arqueó la espalda y levanto el culo, dando una vista
impresionante a los médicos, que ya sin disimulo se tocaban sus miembros
totalmente erectos por encima del pantalón.

- Permiso señor, voy a correrle la bombachita a su señora, me
dijo el que estaba con el termómetro en la mano y sin darme ninguna oportunidad
a que se lo prohibiera.

Tomó la tanga por uno de sus lados y la corrió, dejando a la
vista el hoyito y la vagina de Marcela.

Untó el termómetro con un poco de vaselina y se lo introdujo
en su ano. Un gemido salió de la boca de Marcela.

- Le duele señora, le pregunto el medico mientras metía y
sacaba despacito el termómetro de su culo.

- No doctor, la verdad que ni lo siento, contesto ella
hamacándose suavemente al ritmo del mete y saca del medico.

- Ya me parecía, lo que pasa que este termómetro en muy
finito y usted tiene la colita muy abierta, así que no va a funcionar, dijo el
mas joven ya totalmente fuera de control.

- Si a su marido no le molesta vamos a tener que controlarle
la temperatura con el tacto, continuó.

- Mi amor, lo dejas a los doctores que me tomen la
temperatura de la colita con tacto, me preguntó Marcela, mientras me miraba y se
mordía el labio inferior.

- Adelante doctor, dije yo.

El medico mas joven apoyo una mano en un cachete de la cola y
comenzó a introducir el dedo mayor de la otra mano en el hoyito de Marcela.

No tengo que contarles como entró. Hasta los doctores se
sorprendieron. Mi señora pego un gritito de placer, lo que hizo que el tipo
metiera y sacara el dedo a un ritmo infernal, mientras ella se contorsionaba al
ritmo.

- Me parece que su señora tiene fiebre en la cola, porque se
nota que esta muy caliente adentro, me dijo el medico que no paraba de meter
dedo.

- A ver doctor, fíjese usted, se dirigió a su colega,
dejándole el lugar.

Este apunto dos dedos, que entraron fácilmente.

- Tiene razón doctor, aunque siento que también tiene muy
caliente la vagina, le contestó, mientras con el pulgar hurgueteaba en la
conchita de Marcela.

- Yo no lo he notado doctor, debe ser por la bombacha, le
respondió el otro.

- Porque no le saca la bombacha a su señora y nos las entrega
desnudita, así podremos efectuarle el tratamiento que su esposa necesita para
que le baje la fiebre, me pidió uno, como sabiendo que lo que me estaba pidiendo
pondría como loca a Marcela, que les entregó su primer orgasmo.

Los dos se levantaron de la cama dejándome lugar. Yo como
pude me incorporé y le saque la tanguita dejándola solo con las medias. Ella se
puso e rodillas, abrió un poco las piernas y les ofreció una hermosa vista de su
colita.

- Muy bien señor, ahora por favor salga de la cama, siéntese
ahí y déjenos trabajar tranquilos, me dijo el mas joven señalando una silla.

Yo obedecí. Me senté frente a la cama, esperando ver
nuevamente como dos tipos iban a romperle el culo a mi señora.

- Permiso señor, nos vamos a desnudar para poder trabajar mas
cómodos, dijo uno, mientras se sacaban la ropa.

Cuando los dos estuvieron completamente desnudos, subieron a
la cama y se ubicaron de rodillas, uno a cada lado de la cola de Marcela.
Estaban con sus miembros totalmente erectos y eran bastantes grandes,
especialmente el del mas joven que mediría por lo menos 5 cms. de grosor.

Mientras uno le acariciaba la raya del culo, el otro le
manoseaba las tetas.

- La verdad que su señora tiene una colita preciosa, lástima
que este enfermita de fiebre, me dijo el que le pasaba la mano por el culo.

- Pero no se haga problema nosotros la vamos a curar, dijo el
otro, mientras le tocaba la conchita.

Marcela no hacía otra cosa que moverse y gemir.

- Bueno señora vamos a empezar, si le duela nos avisa, dijo
el mas viejo mientras se ponía detrás de Marcela y le insertaba el miembro en la
vagina.

- ahhhh, se escucho de boca de ella.

- ¿Le duele?, le pregunto el que le estaba dando. ¿Quiere que
la saque?

- No, por favor, siga doctor. Siga, siga, siga., gritaba
Marcela

- Doctor, porque no le pone algo en la boca para que no grite
tanto, le pidió al colega.

Este se dirigió a la cabecera de la cama y le refregó el
miembro por la cara. Ella lo tomo con una mano y comenzó a lamerlo con
desesperación.

Así estuvieron un rato. Los médicos me miraban y me decían
que mi señora tenía una conchita y una boquita muy lindas.

- ¿Y la colita que les parece?, les pregunte yo, que me
pajeaba frenéticamente viendo la escena.

- Señora, me parece que a su marido le gustaría ver como nos
entrega la colita, dijo el que tenia el miembro en su boca.

- La verdad que tiene una colita hermosa, dijo el otro que
había sacado el miembro de su concha y me mostraba como le entraban sus dos
dedos en el culo de Marcela.

- Venga doctor, la señora ya tiene la colita bien abierta.
Muéstrele al marido como le hace el tratamiento anal, prosiguió.

El colega sacó su verga de la boca, se arrodillo delante del
culo de Marcela y puso su terrible pedazo de carne en la entrada del hoyito.

Ella empujaba para atrás y refregaba su cola con
desesperación en el miembro del médico.

- Dígale a su marido que me pida por favor que se la meta, le
exigió.

Marcela dio vuelta la cara, me miro, pero no pudo decir nada.
Yo sabia lo que ella quería así que no la hice esperar.

- Doctor, por favor muéstreme como le rompe la colita a mi
señora, dije.

Estas palabras hicieron que ella tuviera un orgasmo bestial.
A los médicos se le pusieron las pijas como dos estacas.

Uno se acostó boca arriba y la subió a Marcela encima y
empezó a darle por la concha, el otro se puso detrás y la ensarto por el culo.
Los tres gritaban y gemían. Me decían que la iban a llenar de leche, que esa era
la única forma para que se le vaya la fiebre. Marcela tenía un orgasmo tras
otro. Yo iba por mi segundo polvo. Cambiaron posiciones y siguieron hasta que
los dos explotaron dentro de ella.

Extenuados, se levantaron, se cambiaron y antes de irse uno
de ellos abrió un poco los cachetes del culo de Marcela que estaba tirada boca
abajo agotada, le metió un dedo y dirigiéndose a mí me dijo

Ahora ya tiene la colita mas fresquita, cuando se le vuelva a
calentar llámenos,

Cuando se retiraron, me tire al lado de Marcela y acariciando
su culito me quede dormido.


Fin de la parte 7

mirutalo 21-02-2013 20:46:57

Parte 8.....
 
A mi novia le gusta mostrar su culito. Parte8

Nos fuimos de vacaciones con mi esposa y otra vez termino con la cola rota.

Lo que les relataré hoy sucedió hace unos meses cuando con Marcela decidimos tomar unas vacaciones en Bariloche, que para los que no lo conocen les cuento que es un centro de ski maravilloso.

Como no tenía más que una semana de vacaciones, contratamos un paquete con avión y hotel incluido que ofrecían en una revista.

Recién cuando llegamos al hotel nos dimos cuenta por el barullo que había que nos hospedaríamos en el mismo lugar donde estaban alojados un montón de chicos de 17 años pertenecientes a un colegio de Mendoza que estaban de viaje de egresados.

Adiós a la tranquilidad pensé, pero como ya no había remedio, solicitamos la habitación y un botones nos acompañó a ella.

Estaba ubicada en la segunda planta y a medida que nos acercábamos a ella veíamos adolescentes por todos lados ya que casi todo el piso estaba ocupado por ellos.

Hable con la administración para que nos cambiaran la habitación pero como respuesta recibí lo que me esperaba: "señor lo siento pero el hotel está todo completo"

Estábamos exhaustos por el viaje así, que nos pegamos un baño y nos fuimos a descansar un rato. A la hora y media nos cambiamos y llamamos al ascensor para bajar al restaurante del hotel a cenar algo.

Cuando subimos al elevador este estaba ocupado por dos estudiantes que nos saludaron amablemente. Quedamos ubicados delante de ellos dándoles la espalda. De repente oigo que se sonreían, por lo que me di vuelta y vi que los dos estaban baboseándose con la cola de mi señora. No era para menos, Marcela llevaba puesto un pantalón beige de tela de algodón súper ajustado que dejaba ver la marca de la diminuta tanga que tenía. Yo creí que cuando vieran que yo me daba vuelta ellos cambiarían de actitud, pero no fue así, los maleducados siguieron mirándole el culo como si yo no estuviera.


- ¿Pasa algo?, les pregunte.


- No señor, nada, me respondió uno.


- Perdone que la miremos a su esposa, lo que pasa que es hermosa, dijo el otro sin quitarle los ojos de encima a Marcela.


Yo iba a responder cuando Marcela me apretó la mano dio vuelta la cara y les agradeció con una sonrisa.


Llegamos a planta baja y bajamos nosotros y los chicos atrás. Note que mientras caminábamos hacia el restaurante mi señora había parado un poca la cola y la meneaba con sensualidad.

Por supuesto como era de esperar, los estudiantes nos siguieron hasta el comedor regocijándose con el espectáculo que les estaba dando Marcela.


- ¿Perdón señor, llegaron hoy?, me preguntó el que era mas alto, que se había acercado y ya caminaba a mi lado.


- Si, le respondí


- ¿Ustedes dos vinieron solos?, pregunto Marcela.


- No señora, estamos con otros veinte compañeros, contesto el otro que ya estaba al lado de mi mujer.


- ¿Y como la están pasando?, preguntó ella


- Y más o menos, hace cuatro días que llegamos y estamos un poco aburridos.


- ¿Porque aburridos?, pregunté yo.


- Lo que pasa que en el hotel no hay chicas y a la noche no tenemos para divertirnos, contesto el que estaba a mi lado y parecía el mas extrovertido.


- Me imagino, comentó Marcela riéndose, veinte dos adolescentes sin ninguna mujer.


- ¿En serio se lo imagina señora?, le preguntó el que tenía al lado mió, mirándola de arriba abajo.


Marcela lo miro y no dijo nada. El pendejo se estaba pasando, así que los saludé y entramos al restaurante.


- Que pendejo zarpado, le comenté a Marcela, ya sentados en una mesa.


- Lo que pasa que a esa edad y solos deben estar recalientes, me contestó,


- Y vos encima que les paras la cola, los pones peor.


Ella no me contesto, pero yo sabía que la situación la excitaba.


- Por lo menos estos dos esta noche se van a hacer dos pajas cada uno pensando en tu culito, continué, sabiendo que eso la iba a poner a mil.


- Uffffffff, fue todo lo que dijo.


Yo cambie de tema para que ella se calmara, pero debo reconocer que también me había calentado.

La cena transcurrió tratando ambos de no tocar el tema de lo que había pasado minutos antes. Luego de comer nos quedamos a disfrutar un show de música que ofrecía el restaurante y a eso de la s 2 de la mañana decidimos regresar a nuestra habitación.

Traspasamos el lobby, que ya estaba sin gente, y tomamos el ascensor. Al llegar a la segunda planta había alrededor de seis estudiantes sentados en el pasillo, entre los que se encontraban los chicos que habíamos estado hablando. Al vernos se hizo un total silencio. Marcela automáticamente paró la cola y caminó adelante mió pasando delante de todos ellos, que le miraban el culo desde abajo como embobados.


- Buenas noches señora, le dijo el que se había zarpado antes.


- Buenas noches, le contestó Marcela.


- ¿Ya se van a dormir?, pregunto dirigiéndose a mí.


- Si, y ustedes deberían hacer lo mismo, les dije.


- Lo que pasa que no tenemos sueño, dijo otro que se tocaba disimuladamente por arriba del pantalón mientras miraba a mi señora que me esperaba parada en la puerta de la habitación.


- ¿Señora, no quieren jugar a las cartas con nosotros?, dijo otro.


- No gracias y les pido que no hagan ruido, dije yo.


- Dale amor, juguemos un ratito con los chicos que yo tampoco tengo sueño, me pidió Marcela mordiéndose el labio inferior.


Yo estaba seguro que eso estaba mal, pero estaba tan excitado de ver a los pendejos tan calientes con mi señora que acepte la invitación.

Pasamos todos a nuestra habitación y todos enseguida se sentaron en la cama.


- Venga acá señora, le dijo uno de ellos, haciéndole lugar a su lado.


Ella, se saco el abrigo que tenía, se sentó al lado del chico, apoyando su cabeza en el respaldo y con sus piernas estiradas sobre la cama.

Yo, que todavía estaba de pie, disfrutaba viendo a mi esposa en la cama rodeada de pendejos recalientes. Por la posición que tenía, el pantalón le marcaba los labios de su conchita, cosa que no paso desapercibido para ellos, que miraban como fascinados lo abierta que estaba. Ella, a darse cuenta de la reacción que había provocado, empezó a mostrar signos de calentura en su cara.


- Ven mi amor, sentate acá, me pidió, tratando de flexionar las piernas, intento que le resulto imposible por lo ajustado del pantalón.


- ¿Porque no se pone más cómoda señora?, dijo el que estaba a su lado.


- Es que no hay lugar, contesto ella.


- No, le digo que se ponga mas cómoda, que se saque el pantalón, dijo el muy caradura.


Todos rieron y me miraron. Yo no dije nada, solo mire a Marcela, que parecía por su expresión que estaba esperando que alguien lo pidiera.


- Digo, cámbieselo por algo más cómodo, continuó el pendejo.


- ¿Mi amor, a vos no te molesta que los chicos me vean con algo de entrecasa?, me pregunto ella.


- No, está bien, le conteste.


Aunque sabía a que llamaba Marcela "de entrecasa" ya había comprendido que no podía parar lo que venía, no solamente por lo excitada que ella estaba, sino porque, con solo imaginármela mostrándose delante de estos adolescentes me hacía hervir la sangre.

Nadie le saco los ojos de encima mientras Marcela se dirigió al baño, después de sacar algo del armario.

Mientras ella se cambiaba, en la habitación todos murmuraban y se miraban con cara de ansiedad esperando volver a ver a mi mujer.

Pasaron unos minutos hasta que la puerta de baño se abrió y apareció Marcela.

Se hizo un total silencio y no era para menos. Mi señora salió del baño vestida solamente con una remerita blanca que le llegaba a la mitad de sus muslos, dejando ver parte de su fabulosa cola.


- Ahora si estoy más cómoda, dijo, mientras dándoles la espalda a los chicos acomodaba la ropa que se había sacado en una silla que había en el otro extremo de la habitación.


Los seis pendejos estaban mudos. Tenían clavada la mirada en el culo de Marcela, que haciéndose la disimulada, se los mostraba con gusto.

Yo no podía más. Ver esa escena me había producido una erección que ya no podía disimular.


- Mi amor los muchachos te están viendo la cola, le dije


- Ay si, lo que pasa que esta remera es cortita, me respondió mientras se la estiraba para abajo tratando de taparse un poco mas.


- Pero igual no te preocupes mi amor que abajo tengo una bombachita, prosiguió, mientras regresaba a sentarse en la cama.


- Y a ustedes chicos, ¿no les da vergüenza mirarme la cola delante de mi marido?, preguntó, mientras se sentaba al lado de ellos.


Todos me miraron. El quedarme callado fue aprovechado por uno de los muchachos que me preguntó descaradamente:


- Señor, ¿a usted le molesta que le miremos la cola a su señora?


- No, si a ella no le molesta, respondí sin pensar.


La situación, como tantas otras veces, me había superado y había perdido nuevamente la cordura a manos de la excitación.

Se notaba en sus caras de sorprendidos que no podían creer lo que escuchaban.


- ¿Les gusta mi colita?, pregunto Marcela.


- Es que no la vimos bien, respondió uno.


- Parece muy linda. ¿Nos la deja ver un poco mas?, pregunto otro.


Mi señora se levanto y fue derecho a la silla donde había dejado la ropa. Apoyo sus manos en el respaldo y saco la cola para afuera, lo que hizo que la remera se levantara y dejara al descubierto la mitad de su culo y la punta de la tanga blanca que llevaba puesta.


- ¿Ahora la ven mejor?, pregunto, dando vuelta la cara y mirándolos con terrible cara de puta.


Yo no aguante más. Me senté en una silla, me bajé los pantalones, y comencé a masturbarme. Al ver esto los pendejos hicieron lo mismo y en un segundo los seis se estaban pajeando a un ritmo frenético.


- Mi amor, mira como se pajean con tu cola, mostrales un poco más, le pedí, fuera de si.


Marcela se sacó la remera por lo que quedo ante los pendejos solo con la tanguita. Esto fue demasiado para cuatro de ellos que no aguantaron mas y acabaron dejando semen por todos lados.

Mi señora se puso de rodillas en el piso, paró bien la cola, y los miraba mientras se tocaba la conchita. Se notaba por su cara que estaba que explotaba de la calentura. No era para menos, tenía a seis desconocidos pajeandose a metros de ella, mientras hacia lo que mas le gustaba, mostrar su culito.

Yo miraba toda la escena sin perderme detalle. Ver como la deseaban con desesperación a mi esposa siempre me había excitado, pero ese día estaba como loco. Supongo que esta vez, por ser chicos, podía dominar la situación, lo que aproveche para seguir volviéndolos locos.




Continua.........

mirutalo 21-02-2013 20:47:48

Continuacion Parte 8..
 

- ¿Que tal mi señora, les gusta?, les pregunte con una sonrisa.


- Si señor esta muy buena, dijo uno que ya iba por su segunda paja.


- Mi amor, ya que los chicos se están portando bien, ¿no querés mostrarles el hoyito?

Ella no dijo nada, solo miro a los pendejos como se masturbaban, tomó un extremo de la tanga y lo corrió hacia un lado dejando desnudita su fabulosa cola y su vagina depilada. Apoyo la cara en el piso y comenzó a meterse el dedo en el hoyito.
- ¿Vieron que colita abierta tiene mi señora?, les pregunte. A ella le encanta que se la coman, no mi amor.

Eso fue demasiado para Marcela que pego un grito que no pudo disimular, señal que había tenido flor de orgasmo.

Con terrible espectáculo todos los pibes casi al mismo tiempo volvieron a acabar.

Todavía se escuchaban jadeos, cuando tocaron a la puerta.

Marcela pego un salto y se metió en el baño, yo me subí los pantalones como pude, mientras ordenaba en vos baja que los chicos hicieran lo mismo.

Cuando estábamos todos vestidos, abrí la puerta.


- Perdone la molestia señor, me llamo Carlos, soy el coordinador de una compañía de viajes y estoy buscando unos estudiantes que no se donde se metieron, ¿por casualidad los ha visto?, me preguntó.


- Si, están acá, estábamos jugando a las cartas, dije mientras abrí más la puerta y los llame.


Cuando salieron todos, el coordinador los reprendió y me pidió perdón por si me habían molestado, cosa que negué haciéndole saber que mi señora y yo los habíamos invitado.

Nos despedimos y regrese a mi habitación.


- Mi amor, podes salir, ya se fueron.


Marcela salió del baño. Estaba totalmente desnuda y con cara de bronca. Se tiro en la cama y yo a su lado.


- Que lástima que este tipo vino a buscar a los chicos no, le comente. Se veía que la estabas pasando bien, continué, sonriendo.


- ¿Porque vos no, no?, me pregunto con ironía, mientras me acariciaba la entrepierna.


- Los volviste locos a los pendejos. Estaban desesperados con esta cola. Si los hubiera dejado te la destrozaban a pijazos. Le comenté, mientras le metía un dedo en el culo.


- ¿Eso te hubiese gustado?, le pregunte


- Ufffffffffff, fue toda su respuesta y sin perder tiempo me abrió el cierre del pantalón y comenzó a chuparme el pene.

Estábamos en lo mejor, cuando nuevamente tocaron a la puerta.


- Un momento, respondí, mientras Marcela se metía nuevamente en el baño y yo me acomodaba el pantalón.


- Perdone que lo moleste de nuevo señor.


Era nuevamente el coordinador, pero esta vez estaba acompañado de dos personas de aproximadamente 45 años que se presentaron como de seguridad del hotel.


- ¿En que les puedo servir?, les pregunté.


- Mire señor, lo que pasa es que escuche que los estudiantes que estuvieron con usted hace un rato le contaban a sus compañeros lo que había pasado en su habitación, por eso como responsables de los chicos que son menores de edad tuve que avisar a seguridad.


- No se de que me habla, le respondí, tratando de disimular lo nervioso que estaba.


- ¿Su señora esta con usted?, me preguntó uno de seguridad.


- Si, le conteste.


- ¿Nos permite entrar para que hablemos?, pregunto el otro.


- Si, por supuesto. Prefería eso antes que en el pasillo alguien escuchara.

- Bueno yo me retiro dijo el coordinador dirigiéndose a mi, arregle con ellos.


- Llame a su señora por favor, casi me ordeno el más corpulento apenas habíamos entrado en la habitación.


- Amor, podes venir, por favor.


Marcela salió del baño vestida con una salida de baño de toalla.


- Buenas noches señora, la saludaron.


- Buena noches, respondió ella con cara de asustada, lo que me hizo suponer que ya había escuchado porque venían.


- Usted sabe porque estamos acá. Exhibir a su señora desnuda delante de menores de edad es un delito, dijo uno de los de seguridad.


Marcela me miró con cara de terror.


- Mi señora en ningún momento estuvo desnuda, solo vestía de entrecasa, dije yo tratando de justificar lo injustificable.


- Es verdad dijo ella, estaba con una remera.


- Si no le molesta, ¿puede mostrarnos como vestía delante de los chicos?, preguntó el otro.


Le hice un gesto de aprobación y Marcela se saco la salida de baño quedando solo vestida con la misma remera que había usado hacia un rato.

Los tipos la miraban de arriba abajo. La cara de susto que tenía Marcela empezó a transformarse en cara de deseo.


- Ven que no se ve nada, dije yo


- De la vuelta por favor señora y camine hacia allá, pidió uno.


- ¿Me dejas amor?, me preguntó.


Me di cuenta que le duraba la calentura y que la situación la había empezado a excitar. Y lo que es peor a mí también.


- Si, mostrales, le conteste.


Nos dio la espalda y empezó a caminar hacia la silla. La mitad de su cola volvió a sobresalir por debajo de la remera.

Los tipos le clavaron la mirada en su precioso culo.

Cuando llego a la silla, se apoyo en el respaldo y paro muy sutilmente la cola y se quedo en esa posición.


- ¿Ahora que me dice?, me dijo uno de ellos.


- No se le ve casi nada, le conteste yo, que no sabía como mantenerme en pie por la erección que ya tenía.


Los tipos me miraban sorprendidos.


- Con razón los pendejos estaban recalientes, su mujer tiene un culo bárbaro, comentó uno.


- Y parece que le gusta mostrarlo, dijo el otro, mientras ambos reían.


Mientras tanto Marcela seguía en la misma posición, pero cada vez sacaba la cola mas afuera.


- ¿Así que su marido la deja andar mostrando el culo?, le pregunto el mas grandote, mientras se tocaba la entrepierna sin disimulo por arriba del pantalón.


Marcela no decía nada, solo meneaba muy despacio la cola.


- Ya que no le molesta, usted siéntese ahí, me ordeno mostrándome una silla alejada. Y usted señora porque no nos muestra la bombacha, como nos contaron los pendejos, que hizo con ellos, continuó.


- No puedo señor.


- Si que puede, si a usted le gusta y a su esposo no le molesta, ¿no es cierto?, me preguntó.


- No, está bien, dije yo casi inaudible por la calentura que tenía.


- Es que no tengo ninguna bombachita puesta, dijo Marcela mirándolos con carita inocente y levantándose la remera, dejando a la vista toda la cola.


No puedo explicarles como se pusieron los tipos. Se empezaron a desvestir hasta quedar completamente desnudos. Yo aproveche para bajarme los pantalones y hacerme una buena paja esperando ver nuevamente como le iban a romper el culo a mi señora.

Uno fue hasta donde estaba y le acaricio el culo metiéndole el dedo mayor en la conchita.


- Que mojadita esta su señora, parece que quedo caliente con los pendejos, me dijo, mientras se agachaba y metía la lengua entre los cachetes de la cola de Marcela.


El otro fue por delante y le encajo un terrible beso de lengua, mientras le sacaba la remera. Le empezó a comer los pechos desesperadamente, mientras le sobaba la concha.

Marcela solo gemía. El que estaba detrás la agarró de un brazo y la llevo hasta la cama, la hizo poner en cuatro y volvió a ponerle la lengua en el culo. El otro le refregaba la pija por la cara hasta que ella la atrapo y la empezó a chupar descontroladamente.

Estuvieron un rato así: Marcela había tenido como tres orgasmos y yo había acabado una vez, pero la escena era tan caliente que ya la tenía parada de nuevo.


- Señor, ¿me deja romperle el culo a su señora?, me pregunto mientras todos, incluyendo mi señora, rieron.


Sin esperar respuesta, lo corrió al compañero, se puso detrás de ella, le hizo abrir las piernas, apoyar la cara en la almohada y le metió dos dedos en el culo, que debido a la saliva del otro, entraron como si nada.

Marcela movía el culo como queriendo que le entraran mas adentro. El se dio cuenta y le puso tres dedos a lo que Marcela pego un gritito de placer.


- Mire como le gusta a su señora que le abran el culo, me dijo.


- Hoy le vamos a destrozar este precioso culo, dijo el otro.


- ¿Alguna vez se comió dos pijas juntas por el culo?


- No, dije yo, la van a lastimar.


- Con tremendo culo, déjese de joder señor, me ridiculizó..


- ¿Usted quiere que intentemos haber si entran señora?


- ¿No me va a doler?


- No, si le duele paramos.


Ya Marcela no dijo nada, solo se dejaba llevar. Uno se acostó boca arriba y se puso a mi señora arriba. Le pidió a ella que se insertara su pene el la cola. Marcela obedeció enseguida y se sentó arriba de su pija clavándosela hasta el fondo.

Ella cabalgaba enloquecida mientras le chupaba el pene al otro.


- Eso póngalo bien duro señora que también lo va a tener adentro, le decía este.


Estas palabras hacían que mi señora cada vez estuviera mas caliente. Mientras tanto yo ya iba por la tercera paja y hacía fuerza para no acabar porque quería reservármelo para el espectáculo de ver a mi señora con dos pijas en el culo.

El tipo saco su trozo de carne de la boca de mi esposa y se puso detrás de ella. Apunto hacia su agujero ocupado por la otra pija y comenzó a empujar.

Marcela, que se había quedado quieta, empezó a moverse nuevamente al ritmo y pegaba gritos mezclados de dolor y placer.


- ¿La saco señora?, pregunto el de atrás.


- No, por favor no, gritó mi esposa.


- Ya me parecía, dijo riendo.


- Yo me acerque porque no podía creerlo. Se estaba comiendo dos terribles pijas juntas por atrás y le encantaba.


- Vaya y déle un beso a su señora que se esta portando muy bien, me dijo el que estaba al lado mió mientras le daba sin parar.


Yo me acerque y le bese la boca, a lo que ella respondió metiéndome toda la lengua.


- Ahora señora pídale permiso a su marido para que nos deje acabarle dentro del culo.


- Amor, ¿me dejas que me llenen la colita de leche?, me pregunto entre gemidos.


Escuchar eso hizo que los tipos comenzaran a acabar y se notaba por los espasmos de los dos que le estaban llenando de semen el culo. Yo tampoco pude más y acabe en la espalda de Marcela.

Los tipos se levantaron y le dieron un beso, dejándola a mi señora chorreando cataratas de leche por el culo.


- Si a su señora le gusta mostrar la cola, la próxima vez que lo haga con adultos o podrán tener serios problemas, nos aconsejaron mientras se iban.


Yo sabia que a partir de ese momento a mi esposa una sola por el culo no le iba a alcanzar.

Fin de la parte 8

danieltriplex 08-03-2013 08:47:44

Respuesta: A mi novia le gusta mostrar su culito - serie completa
 
venga esperamos que haya mas partes

elbakita 19-03-2013 14:39:55

Respuesta: A mi novia le gusta mostrar su culito - serie completa
 
Muy bueno esperamos la parte 9

charliej 23-06-2013 00:24:14

Respuesta: A mi novia le gusta mostrar su culito - serie completa
 
pendiente para seguir hechandome unas buenas pajas
quiero ver fotos de ese buen culo

mikilin 17-09-2013 17:37:08

Respuesta: A mi novia le gusta mostrar su culito - serie completa
 
Buen relato, esperamos la siguiente parte.


La franja horaria es GMT -5. Ahora son las 21:25:44.

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