Calor en un parque Todo sucedió hace algunos años cuando era un joven empecé a conocer el sexo con una amiga. Nos gustaba mucho cachondearnos y aprovechábamos cualquier situación de soledad o aparente soledad para tener caricias más profundas. Una tarde estábamos en un parque al que asistían personas para hacer ejercicio pero que tiene un espacio con sillas, columpios y en general un lugar donde uno se puede sentar a platicar... aunque no platicábamos mucho. Empezamos con besos y caricias de manos, cara y en general lo que cualquiera puede hacer en púbico, pero nos fuimos poniendo más calientes cada vez y como el Sol se ocultaba, decidimos ir a la parte más profunda del parque, ahí dónde casi nadie va, para aprovechar la soledad y la oscuridad. Escogimos estar tras unos matorrales y árboles pequeños para seguir con nuestros juegos y caricias más calientes pero aun sobre la ropa. Yo tocaba sus senos, nalgas, piernas y brazos. Me gustaba mucho ir conociendo ese cuerpo de mujer, olerlo, saborearlo y besarle el cuello, orejas y manos. Ella pasaba sus manos por mi espalda, pecho y nalgas; y de vez en cuando y de forma casi descuidada me rozaba por sobre la ropa la entrepierna y mi erección oculta bajo el pantalón. El calor subía y subía. Cada vez las caricias eran más desnudas. Logré meter mis manos por debajo de su blusa y sujetador tocando sus senos duros, tibios y desnudos que terminaban en un respingón pezón. Los liberé de su prisión de tela y justo cuando iba a lamerlos escuchamos gente acercándose. A toda prisa la cubrí y simulamos un tierno abrazo que no engañó a nadie. Las personas pasaron de largo pero la sorpresa y el peligro de ser sorprendidos nos excitaron aún más. Sin pedir permiso, ni yo esperarlo, metió su mano a mi pantalón y tomo mi miembro durísimo, La posición era muy incómoda así que prefirió bajarme el cierre y sacarlo. Lo veía y lo acariciaba. Desabrochó su pantalón y lo bajo lo suficiente como para que s in penetrarla nuestros sexos se encontraran. ¡Qué calientes estábamos!, ¡Que jóvenes y torpes también! Pude sentir su humedad y como sus labios vaginales envolvían mi miembro, deseaba estar dentro de ella pero entonces escuchamos que otra vez venía alguien y esta vez notamos que era el vigilante del lugar. Como pudimos nos vestimos y salimos de ahí. Excitados, sudorosos, asustados, risueños y sin lugar para intimar terminamos solo con un beso y deseos de una mejor ocasión. Deliciosa es esa sensación de descubrir cosas y más aún aderezada por el peligro del poder ser sorprendidos. |
Respuesta: Calor en un parque a mi me paso algo parecido y te digo es magnifico sentir esa sensacion |
Respuesta: Calor en un parque esta historieta se llama es el polvo imposible...:K:K:K |
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