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le magu 27-01-2011 00:35:21

doña susana
 
El profesor del curso de Principios de Economía nos había
asignado un proyecto de investigación en parejas, para entregar dos semanas
antes de que acabara el semestre. Las parejas serían organizadas por él. Yo
quería hacer equipo con Patricia García, la guial más buenona del grupo, pero me
tocó trabajar con Leticia.


Leticia no era muy agraciada, aunque sus ojos eran muy
bonitos, y sus senos, de buen tamaño. A mí me gustan las mujeres voluptuosas y
carnosas, como Patricia. Leticia, en cambio, era delgadita, de cabellos algo
descuidados, con poca carne en las nalgas, y caderas angostas.


Al faltar tres días para la fecha de entrega, Leticia y yo no
habíamos hecho absolutamente nada referente al trabajo asignado. Con apuro
investigamos algo en la biblioteca central de la universidad, y acordamos
reunirnos a la noche siguiente en el apartamento donde vivía Leticia.




Ya hablé con mi tía, y dice que podemos hacer el trabajo
en casa. Como ella me acoge gentilmente en su apartamento mientras hago los
estudios en la capital, siempre consulto todo con ella. No me gusta abusar
de la confianza. También me dijo que puedes pasar la noche allí, si se nos
hace hasta muy tarde al terminar el informe.

Eso es un alivio. Vivir en las afueras es un problema en
casos como este. Es peligroso viajar en autobús a altas horas. Les agradezco
la gentileza.




Llegada las siete de la noche del día siguiente me aparecí en
la entrada del lujoso condominio. Llamé al portero eléctrico. Leticia bajó, me
abrió la puerta, y me condujo hasta el apartamento. Mientras subíamos en el
elevador, no pude evitar echar un ojo a las piernas de Leticia, expuestas por el
short cortito y las sandalias que llevaba puestas; pero como comenté
anteriormente, las mujeres delgadas no me llaman la atención.


Una vez en el amplio departamento, sin mayor dilación nos
pusimos a trabajar.


Al rato, sonó el timbre. Era la tía de Leticia, que había
llegado. Cargaba tres grandes paquetes completamente llenos, pues después del
trabajo se fue de compras con unas amigas. Como todo caballero, me ofrecí a
ayudarle con los paquetes, y una vez los pusimos en la mesa pude entonces
contemplar el fascinante cuerpo de la Sra. Susana: no se parecía en nada al de
Leticia, por el contrario, ni Patricia tenía las tetas tan grandes como las de
aquella mujer, tan grandes que se notaba a través su traje ajustado de tela
color crema que no llevaba puesto sostén. Su traje estaba tan ajustado que se
percibían todas las tentadoras curvas; sus nalgas, gruesas y portentosas, y sus
jamonudas piernas. A pesar de que las arrugas le hacían notar la edad (que
debería ser unos cuarenta), su rostro dejaba ver que en su juventud esta señora
hizo que más de veinte se hicieran la paja pensando en ella.


De seguro la experiencia de la Sra. Susana le advirtió que la
estaba devorando con la mirada, pues me sonrió con una sonrisa maliciosa, y
extendió su mano hacia mí diciendo:




Hola, soy Susana, tía de Leticia.

Mucho gusto, encantado – respondí, apenado

Leti te dijo que no hay problema si te quieres quedar a
dormir, ¿verdad?

Sí, señora, y le agradezco la amabilidad

No me trates de "señora" – me dijo con su sonrisa
maliciosa – puedes llamarme solamente Susana

Bueno, O.K. – respondí




Leticia y yo volvimos al trabajo, pero nada fue igual desde
entonces. La Sra. Susana se duchó, y salió a la sala con sólo un baby-doll
puesto, para luego recostarse en el sofá a ver televisión. Como la sala estaba
contigua al comedor, donde Leticia y yo nos instalamos para hacer nuestra tarea,
no pude evitar las distracciones.


Poco más tarde Leticia salió al 24 horas a comprar algo para
picar. Al estar a solas, la señora Susana me dijo:




¿Por qué no te cambias la ropa por algo más cómodo?
Supongo que trajiste ropa cómoda para ponerte…

Sí, Susana.

Recuerda que estás en tu casa – me replicó con su
intrigante sonrisa – Puedes usar la habitación de Leticia. La puerta es la
que está a la izquierda, cuando entras al pasillo. Ella y yo dormiremos en
mi cuarto, y tú, en el de ella.

Como dispongas, Susana




Tomé mi mochila y fui a la habitación de Leticia. La puerta
estaba abierta: la razón era que el cerrojo de la puerta no funcionaba bien; no
cerraba. Ajusté la puerta lo mejor que pude. Cuando me había quitado toda la
ropa, menos el calzoncillo bikini, sentí que alguien me miraba. Al mirar a la
puerta, noté que estaba entreabierta, y descubrí que la Sra. Susana observaba mi
entrepierna. Con actuada sorpresa, exclamó:




Discúlpame. Sólo quería decirte que el cerrojo de la
puerta no funciona bien, pero es evidente que ya lo sabes.




Dicho aquello, volvió a mirar mi entrepierna, me volvió a
regalar otra de sus maliciosas sonrisas, y se fue de vuelta a la sala.


Ella actuó con mucha naturalidad. El no inmutarme en cubrirme
y la ligera erección en mi pene me confirmaron que esta doña me había provocado
que se me derritiera el queso. Estaba seguro de que ella había apreciado mi
gruesa pinga (que mide unos 20 cms en erección) y mi físico robusto.



le magu 27-01-2011 00:35:54

Respuesta: doña susana
 

Leticia llegó unos segundos después. Me puse un short, una
camiseta, y chancletas. Reanudamos la faena, y terminamos el trabajo como a eso
de las dos de la mañana. Para entonces la Sra. Susana ya se había retirado a
dormir.


Una vez apagadas las luces, Leticia se despidió de mí para
dormir.


No podía aguantar las ganas de masturbarme, soñando que me
comía a la buenonona de la Sra. Susana. Por largo rato estuve con el pene
erecto, lo que me causó ganas de orinar. Salí de la habitación en calzoncillo,
con la morbosa intención de que por "accidente" me topara a la Sra. Susana en el
pasillo, pero no fue así: fui al baño, oriné, regresé al cuarto, me volví a
desnudar (siempre duermo desnudo), y me acosté.


De vuelta en la cama, me resigné a aceptar que sólo me
quedarían las fantasías de comerme a la Sra. Susana, y me dormí, sin tener idea
de lo que ocurriría luego.


De repente, un extraño placer me despertó: era la Sra.
Susana, que había entrado a la habitación sólo cubierta por el panty del
baby-doll, y me estaba dando una deliciosa mamada. Me apretaba los huevos con
tremenda lascivia mientras me succionaba la verga. Era obvio que tenía mucha
experiencia mamando pingas. Descansó por un instante, y me dijo:



Te gusta, ¿verdad?

Sí, sí, me gusta. No te detengas, por favor – supliqué

Tu cosa es mucho más grande que la de mi anterior esposo.
Acabas de orinar, ¿verdad?

Sí, pero continúa…

Uhm…Con razón sabe tan rico…




Reanudó la chupada. Succionaba tan fuerte que sentí cómo el
ano se me encogía con cada absorción. Luego, pasó su lengua por mis huevos, y
uno a uno, repetidamente, se los fue metiendo en la boca. ¡Esta doña sí sabe
mamar! Nunca antes había disfrutado tanto del sexo oral, como en esa ocasión.




He quedado fascinada con tu vergota.

¡Mama, mujer! ¡Sigue mamando! – le ordené, ya en
confianza

¡No levantes mucho la voz! Se puede despertar Leti – dijo
susurrando




La mamada continuó por varios minutos más, hasta que no
aguanté más y me vine en su boca. La muy zorra se tragó todo mi semen, incluso
limpió mi glande con su amaestrada lengua.


Entonces, hice que se acostara boca arriba, y comencé a
devorar sus enormes tetas. Fue todo un placer apretar y morder esas tremendas
pechonalidades, mientras ella gemía.


Seguido, acerqué mi boca a su vulva, y le devolví el favor
que me había hecho. Primero, pasé mi lengua por los bordes de los labios de su
vulva. Después, metí mi lengua lo más que pude a través de su abertura. En esos
momentos, la doña apretaba fuertemente las sábanas, y mordía la almohada. Pero
el momento de mayor excitación llegó cuando di ligeras mordeduras al clítoris.
Eso la puso a cien. Empujaba mi cabeza contra su vulva, y se escuchaba el
esfuerzo que hacía mientras mordía la almohada.


Luego, me acosté encima de ella. Nos miramos fijamente por
unos instantes, y me dijo:




Eres tremendo semental. Joven, robusto, y con tremendo
pingón

Ahora vas a ver de lo que mi pingón es capaz – repliqué




Le enterré mi miembro, e inicié mis oscilaciones de entra y
sale. La señora me acariciaba la espalda y mis brazos, los recorría todo con sus
manos. Sus gemidos de placer, sumados a la sensación de mi pecho sobre sus
grandes tetas, me excitaban más, y más. Después, se estiró como intentando
alcanzar mis nalgas. Me acomodé de modo que pudiera alcanzarlas, y al lograrlo
apretó mis nalgas fuertemente. Aquello me excitó en sobremanera, y arremetí
contra ella con más fuerza que antes.




¡Sí mi machote, sí! ¡Dame, dame! ¡Mételo! – me decía sin
gritar para no despertar a Leticia

¡Siénteme, siénteme! – le respondía

¡Vas a hacer que me venga, cabrón! ¡Aahhhh!




Y así fue. Hice que se viniera.


Luego, tuve ganas de violarle el culo. Me detuve, la volteé
violentamente de tal forma que quedara boca abajo, y me preparé para romperle el
culo. Ella me interrumpió:




¡Papi! Si me lo vas a meter por ahí, ponme vaselina,
¡please! Hace tiempo que no recibo por el culo, y…

¡Búscala rápido! – le ordené




Salio de la habitación, y al ratito regresó con un pequeño
tarro de lubricante. Me lo aplicó con mucha sensualidad en el pene, y yo le unté
un poco en el ano. Fue todo un placer abrirle el culo con mis dedos. Después,
ella se acomodó en cuatro, y lentamente fui metiendo toda mi pinga en su
abertura anal, hasta que mis huevos toparon con la base de sus nalgas. A pesar
de la vaselina, la Sra. Susana gritó desgarradoramente mientras mi falo la
invadía. Era cierto lo que dijo, su ano no había sido violado desde hacía
tiempo, lo supe porque estaba bastante cerrado, y sentí cómo se fue expandiendo
para alojar mi verga. Comencé a restregar mi pene en su culo. La doña apretaba
las sábanas, incluso se llevó la sábana a la boca para morderla. No tuve piedad
de ella. La fatiga por el esfuerzo intenso me abrumaba, pero un culo tan cerrado
como ese no merecía perdón.


Finalmente, al cabo de varios minutos y a pesar de apretar el
culo para no venirme, no pude más, y descargué grandes cantidades de semen en
sus intestinos.


Durante unos instantes, me mantuve dentro de ella, y luego
saqué mi pinga. Descansamos un rato. Antes de retirarse, me dio un sensual beso
en los labios, y se fue a su habitación.

RatonDark 27-01-2011 09:17:14

Respuesta: doña susana
 
muy bueno el relato

gracias por el aporte

kekonet 17-02-2011 12:20:11

Respuesta: doña susana
 
Muy bueno
saludos


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