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Apenas si empezaba a recuperarme cuando el responsable de mi maravillosa corrida, sin esfuerzo alguno me acomodó como corresponde en el medio de mi cama y con mi cabeza apoyada en la mullida almohada, me montó en la posición del misionero, una vez más esa noche abrí mis piernas ofreciéndome deseosa de sexo, Ramón tomó su miembro y luego de frotármelo varias veces por mi encharcada y hambrienta conchita logró que le implorase que ya me la metiera. Sin mas fui penetrada lenta y firmemente hasta el fondo de mi canal, allí en donde nadie había llegado, era riquísimo como sentía ese miembro duro y caliente dentro mío. Mi excitación estaba a tope otra vez, loca de placer me abrace a su cuello y enlacé mis piernas a su cintura, me tenía bien clavada y su pene se mantenía quieto dentro de mi, mientras él besaba mis pechos comencé a mover mis caderas reclamando el bombeo que toda hembra en celo desea.
Las estocadas de Ramón no se hicieron esperar, me embestía a buen ritmo, yo lo acompañaba moviéndome lo mejor que podía a la vez que lo besaba y lamía su cuello, el bombeo fue ganando en velocidad y fuerza hasta al punto en que mi cuerpo era sacudido y movido sin voluntad propia, mis tetas se bamboleaban de un lado a otro debido a la intensa follada que estaba recibiendo... que profundo me llegaba ¡¡¡ , notaba claramente cada centímetro del miembro cuando entraba y se retiraba de mi lubricadísima vagina . En medio de las frenéticas arremetidas que me daba Ramón comencé a sentir en lo profundo de mi vientre el nacimiento de un maravilloso orgasmo, rogué al que me poseía que siguiera dándome así,que estaba casi por correrme...y no tarde en explotar de manera bestial, mi cuerpo tembló intensamente de pies a cabeza, mi garganta emitía gruñidos guturales y grititos histéricos. Mientras gozaba de mi maravilloso orgasmo, Ramón había dejado de bombearme y mantenía su pene firmemente insertado en mí, mis paredes vaginales se contraían y lo apretaban en suaves caricias como agradeciéndole tan grande placer. Cuando la intensidad de mi corrida estaba apenas bajando se reanudo el mete y daca con la misma velocidad y fuerza anterior, momentos después
Ramón explotó e inundo de su caliente semen la profundidad de mi canal llevándome así a un pequeño y delicioso orgasmo. Mientras nos besábamos su miembro se ablando dentro de mi, después me lo saco y se recostó a mi lado.
Me acurruque y apreté contra su cuerpo y así descasamos un largo rato hasta que las caricias y besos de Ramón me sacaron de un placentero sopor que da la sensación de saberse muy bien follada. Otra vez calientes él me propuso una 69 que acepté, deguste por segunda vez su miembro y testículos, Ramón volvió a comerme la conchita y ano pero ahora masajeaba y apretaba mis nalgas. Me coloqué, como él me lo pidió, de perrito y así fui poseída por bastante tiempo, mientras me follaba apretaba mis nalgas o con su dedo pulgar masajeaba y presionaba en mi anito sin llegar a penetrármelo, me sorprendió ño rico que me parecía esto. También a veces pasaba sus manos debajo de mi cuerpo y tomaba mis tetas estrujándolas mientras me bombeaba.
Así las cosas me regaló otro orgasmo, no tan intenso como el anterior, pero sí muy gozado por mi, Ramón me tomó fuertemente de la caderas y bañó de semen mis entrañas nuevamente. Ya se veía el sol por la persiana.
Una vez repuestos él luego de ducharse se vistió y dispuso a partir. Lo acompañe desnuda hasta la puerta y nos despedimos con un tierno y profundo beso. Mi esposo seguía durmiendo su borrachera tardaría horas en despertar, tomé mi ducha, volví a mi camiseta de dormir, cambié las sabanas de mi lecho matrimonial y me dormí profundamente.
¿Y crees que Daniel se merecía algo así? Encarnas el insulto más grande que se le puede proferir a una mujer. Eres una lástima, aunque debo decir que está escrito de maravilla. ¬¬