Es cierto, pero no debemos olvidar que DIECISIETE países votaron a favor de Colombia y solo cuatro a favor de Venezuela. Sólo los abstencionistas, que prefirieron guardar neutralidad, impidieron que se alcanzaran los DIECIOCHO votos. Pero es una realidad que ni siquiera sus antiguos aliados del Caribe a los que Chávez compró a punta de petróleo, se alinearon con el régimen de Maduro.

¿Queremos al final del camino una victoria? No caigamos en el juego de Maduro y su pandilla que quieren inventarse un conflicto externo (primero trataron de hacerlo con Guyana) para unir el pueblo a punta de nacionalismo y evitar la derrota en las elecciones legislativas. Si utilizamos el cerebro debemos seguir con los canales diplomáticos para aislar aún más a los chavistas.

El triunfo de la oposición (salvo fraude) le pondrá freno a sus tropelías y empezará el camino hacia la restauración de la democracia y el juicio a la pandilla por haber saqueado el país y enriquecido con negocios sucios.

Le costará mucho a Venezuela reconstruir las instituciones democráticas y salir de la pobreza en que la sumió la narcopandilla, pero hay que hacerlo y Colombia estará presta a ayudarla. Nuestra pelea no es con el pueblo venezolano, que no se nos olvide.