La ciencia por estos lados es un renglón presupuestal exótico y nunca se le ha dado la importancia que merece al igual que la cultura, aparte de que la burocracia que genera no es mucha y no interesa como botín electoral. Esto no es nuevo, ni es patrimonio de Santos. Tampoco de Uribe que hizo lo mismo. Si se mira hacia atrás, para los distintos gobiernos la ciencia y la cultura han sido las dos mendicantes que poco y nada reciben porque se considera que no sirven sino para salir en la foto.

Resulta explicable que el apretón financiero impuesto por la crisis mundial que se vive se lleve por delante en primer lugar a la ciencia sin entender que es a través de ella en particular y de la educación en general que podremos salir del atraso enquistado desde la Colonia y que nos ha convertido en un país desigual donde aún reinan los latifundistas feudales junto a las camándulas, las supersticiones y las castas.

Esperemos que superada la guerra, el país incluyente que todos queremos sea factible edificarlo llevado de la mano por la educación, reemplazando los fusiles por los libros y los fundamentalstas por los científicos.