Hay que poner las cosas en su contexto.

1. Esta violación no es la primera ni será la última. Antes ha pasado en vehículos de servicio público.

2. La ocasión hace al ladrón y estos degenerados aprovecharon que se estaba cerca de la medianoche, que se estaba en un sector solitario y aprovecharon las circunstancias.

3. Es imposible poner un policía en cada cuadra y casos como éste se darán en una ciudad gobernada por el mejor alcalde o el peor alcalde.

4. Después de las nueve de la noche, la mayoría de los transportadores guardan sus vehículos por dos razones: disminuye la oferta y aumenta la inseguridad. De ahí que sólo lo presten en determinadas rutas, generalmente las grandes avenidas. A la par se encuentran los taxis que complementan la escasez del transporte colectivo.

Pero:

1. Con la llegada del SITP y para favorecer a las clases menos favorecidos se extendió su servicio hasta las once de la noche, pero los obliga a transitar por zonas peligrosas.

2. Debe aumentarse la seguridad con instalación de cámaras en los buses, el aislamiento completo de los conductores (en algunos buses lo hay, en otros no) y tener el botón de pánico.

Buena pregunta. Este sistema va al lado derecho del tablero e indica minuto a minuto por donde va transitando el bus, cuáles son los paraderos y el tiempo empleado e incluye la posibilidad de comunicación oral a través del sistema. Seguramente los delincuentes debieron apagarlo para evitar ser rastreados.

Ahora, si esto sucedió habría que examinar los protocolos de seguridad que, al parecer, no existen o no funcionaron en este caso. Si un bus no llega a su destino en el tiempo estimado o por alguna circunstancia se desvía de su ruta, o desaparece de las pantallas, se debe ver en el sistema. ¿A las 11 de la noche habría alguien encargado de monitorear eso?

Falta coordinar estos apoyos tecnológicos y multiplicar la capacidad de reacción de los cuadrantes de la policía. De ahí el complemento con el botón de pánico.