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PEDROELGRANDE 29-03-2015 03:07:33

Estados Unidos en los diálogos de La Habana
 

Escrito por Sofia

Edición:211
Sección: Editorial
Fecha: Marzo 20 - Abril 20 de 2015



El pasado 20 de febrero, los Estados Unidos oficializaron el nombramiento de Bernard Aronson, como funcionario con dedicación exclusiva para el tema de la paz en Colombia, en este caso para responder ante los diálogos que tienen curso entre las farc y el gobierno nacional en La Habana.
El diplomático nombrado por John Kerry, secretario de Estado, conoce nuestro país y la región de la cual hace parte, ya que actuó como secretario de Estado Adjunto para Asuntos Interamericanos de su país entre 1989 y 1993; además, trabajó en los procesos de paz de El Salvador y Nicaragua, y ha asesorado al Banco de Inversiones Goldman Sachs en Latinoamérica. En Colombia debe conocer bien a los sectores dominantes y con dificultad a los marginados, pues desde hace años invierte en varios negocios, los mismos que tomaron forma hacia la década de los años 90 con inversiones financieras, como socio de Gabriel Silva, exembajador criollo en Washington.
Los intereses del delegado imperial se extienden, además de lo financiero, a sectores como el petróleo, a través de la empresa Vetra Energía, con inversiones en los Llanos, Putumayo y la cuenca del Magdalena Medio. Pero sus pretensiones en Latinoamérica llegan también hasta al territorio amazónico, para lo cual y por lo cual es socio del Equipo de "Conservación de la Amazonia" (!). Es un diplomático que, como sucede con muchos de los ricos gringos que llegan a la presidencia de su país o asumen como asesores de primer orden, juegan a varias bandas, entre lo público y lo privado, los negocios y la política, favoreciéndose para ampliar sus arcas de la información privilegiada que les facilita el ejercicio de sus cargos.
De esta manera, una de las partes fundamentales en la posible firma de un acuerdo de paz que reduzca la violencia en el país parece dejar de intervenir y apoyar solamente por la guerra y para la guerra. La Mesa gana una pata más. Ahora las farc podrán tratar, cara a cara, asuntos sustanciales para ellos y para la potencia del Norte, temas que atizan la guerra y pueden reducirla o apagarla. Puede suponerse que así deben de haberlo demandado en la Mesa.
No es para menos. Los Estados Unidos, como es conocido, tienen que ver con toda la historia de violencia política que ha sacudido al país durante las últimas seis décadas. Sus misiones diplomáticas han tenido que ver con espionaje de dirigentes de la oposición de todos los colores, como lo corrobora, incluso, el seguimiento realizado a Jorge Eliécer Gaitán desde 1932, según reportes secretos de la época. El archivo aún clasificado sobre el magnicidio del líder, que desató la ira popular el 9 de abril de 1948, con extensión hasta nuestros días a través de las guerrillas todavía levantadas en armas, obliga a preguntar: ¿Qué y a quién protegen? ¿Por qué dicen que tal archivo es de seguridad nacional para los Estados Unidos? Son expresiones de manipulación, control y desinformación como prácticas del poder, que terminaron por viciar la relación y la convivencia entre países de una misma región.
El siglo XX y lo que va del XXI son testigos de aquello. Se trata de una historia de dolor desatada y soportada con la desigual y deshonrosa relación entre los dos países: la participación de soldados criollos en la guerra de Corea marcó el sometimiento de las fuerzas armadas a la doctrina militar gringa, dejando de lado la heredada por Bolívar, nunca retomada por los oficiales nacionales. La aplicación de la 'doctrina de seguridad nacional' es la más extensa de sus consecuencias, y con ella la militarización de los conflictos sociales, cerrando la vida política dialogada para todo aquel que tuviera una voz crítica.
Los sucesos desprendidos de la aplicación de tal doctrina son ampliamente conocidos: bombardeos a zonas campesinas donde se refugiaban los alzados en armas, herederos de las guerrillas liberales; detenciones masivas, torturados, encarcelados por cientos y miles en el curso de estas décadas; criminalización del descontento y de la protesta social, con asesinatos aleves de dirigentes sociales de todo orden; control de las instituciones nacionales 'soberanas' y de su economía, en la más burda y total intervención en asuntos internos por parte de una potencia, como ocurrió a través del llamado 'Plan Colombia', con sus extensiones a la Iniciativa Regional Andina y Plan Patriota, con los cuales reconstruyeron el ejército nacional y reorientaron su operatividad, para llegar al uso de todo tipo de tecnología de punta mediante la cual lograron impactar en blancos sensibles de la insurgencia.
Son ya sesenta y más años de intervención abierta en nuestro país, sólo en esta última etapa de la historia colombiana, para lo cual se valieron, a lo largo de cuatro décadas, de la droga y el narcotráfico para someter la política nacional a su control y su dominio, sirviéndose de la misma para todo tipo de espionaje, manipulaciones, corrupción de funcionarios y de ciudadanos, pero también usándola como mecanismo para financiar sus operaciones secretas. El paramilitarismo salió como engendro de tales controles y políticas, y las cifras de dolor generado por su acción también son conocidas, faltando aún muchos años para curarlas. Asimismo, los casos de violaciones a menores en zonas donde operan las bases norteamericanas, con denuncias concretas de delitos cometidos por soldados de EU son otro debe en la cuenta del papel gringo en el conflicto, imposible, además, de ser juzgado en nuestro país debido a los vergonzosos acuerdos de inmunidad firmados por el gobierno de Uribe.
Dos o tres generaciones de connacionales fueron impactadas por estas políticas, muchos de cuyos miembros terminaron destruidos en su salud y su vida por el estimulo que le brindaron al consumo de narcóticos, y las cárceles siguen llenas de jóvenes que sufren las consecuencias de tales políticas y maniobras.
¿Cambiará tan desigual relación? ¿Dejará Estados Unidos de intervenir y determinar en nuestro país? Imposible. ¿Cómo discutirá tal realidad las farc con su enemigo regional? ¿Exigirán que abran los archivos aún secretos sobre el asesinato de Gaitán, tratando de llegar a uno de los orígenes de nuestro conflicto, develando motivaciones e intereses del poder económico y militar global? ¿Entrará el tema de Venezuela en la agenda? ¿O limitará la insurgencia sus demandas a exigir la libertad para sus presos extraditados y encerrados en las cárceles de Estados Unidos?
El tiempo dirá cuál es su proceder. Pero, más allá de las respuestas a los interrogantes formulados, lo cierto es que, si el papel de los Estados Unidos en la guerra sigue sin dimensionarse en forma clara, la paz para nuestras gentes serán tan solo una entelequia. Basta señalar que, pensando en el llamado "posconflicto", Santos ya ofreció soldados colombianos para su participación en confrontaciones internacionales, de tal suerte que ahora nuestros jóvenes militares no morirán en nuestras selvas sino en el extranjero.
La geopolítica juega su papel, sin duda alguna. La reapertura de las relaciones con Cuba y la ampliación de las sanciones a Venezuela, considerándola como un 'peligro' para los Estados Unidos, son pasos que marcan claramente que la potencia del Norte reclama nuevamente una hegemonía sin discusiones en América Latina. Y, como resulta recientemente de su intervención en Irak, Irán, Libia y Siria, la paciencia y el paso a paso han entrado a formar parte de su estrategia. El Estado gringo actúa sin prisa, y en Latinoamérica últimamente logró dos éxitos: Honduras y Paraguay. Desactivar las farc, desdibujar la Revolución Cubana, y ahogar Celac, Unasur y Mercosur, son pasos en la meta de revivir el más profundo sentido del monroísmo, fuertemente debilitado desde 2005, cuando el latinoamericanismo enterró el Alca en Mar del Plata.
Estamos ante la decisión imperial de recuperar y/o consolidar su hegemonía en el continente, ahora más imperiosa, pues su dominio mundial lo están disputando tanto Rusia como China, con avanzadas incluso a su región de control 'natural'. La creación de un banco ruso-venezolano seguramente no ha caído muy bien en Washington, así como el creciente comercio que mantienen en sus propias divisas Brasil y Argentina con China, como parte de un progresivo intercambio de bienes sin uso del dólar, que advierte de un horizonte sin esa moneda como divisa de circulación forzosa en el comercio internacional.
Al mismo tiempo, la guerra de divisas en curso en el mundo entero, que ha llevado a una fuerte revaluación del dólar, si bien refuerza el consumo interno, abaratando los productos importados, amenaza con acelerar el proceso de deslocalización (y, por tanto, de desindustrialización del coloso), agravando la pérdida de empleos de calidad y la dependencia externa. Esta realidad los obliga a cerrar el espacio geográfico adyacente, donde los principales afectados son todos y cada uno de los países allí localizados y con mayor razón los que no cuentan con un proyecto histórico, estratégico y soberano propio, Colombia en primer lugar.
Pero la potencia también tiene sus intereses y temas más particulares que lo motivan a intervenir, seguir, actuar y proyectar escenarios en relación con la Mesa de La Habana: cultivos de coca, narcotráfico, y acceso de sus multinacionales a los recursos mineros del sur del país y de los extensos Llanos. Y aunque suene a discurso sesentero, la garantía y la seguridad de poder operar desde territorio colombiano, sin oposición alguna, si fuere necesario, contra un poder importante que le hace contrapeso, como Brasil, o contra quienes quieran posar de independientes.
Como se puede deducir de lo relacionado en esta líneas, el desenlace de esta puja pesará sobre el ritmo y la marcha que tome en los próximos meses este proceso de paz, el mismo que por el momento parece ganar mayor intensidad y acuerdos parciales que eventualmente lo lleven a un punto que favorezca, con su firma, a toda la sociedad colombiana.

PEDROELGRANDE 29-03-2015 23:52:27

Respuesta: Estados Unidos en los diálogos de La Habana
 

Los Estados Unidos, como es conocido, tienen que ver con toda la historia de violencia política que ha sacudido al país durante las últimas seis décadas. Sus misiones diplomáticas han tenido que ver con espionaje de dirigentes de la oposición de todos los colores, como lo corrobora, incluso, el seguimiento realizado a Jorge Eliécer Gaitán desde 1932, según reportes secretos de la época. El archivo aún clasificado sobre el magnicidio del líder, que desató la ira popular el 9 de abril de 1948, con extensión hasta nuestros días a través de las guerrillas todavía levantadas en armas, obliga a preguntar: ¿Qué y a quién protegen? ¿Por qué dicen que tal archivo es de seguridad nacional para los Estados Unidos? Son expresiones de manipulación, control y desinformación como prácticas del poder, que terminaron por viciar la relación y la convivencia entre países de una misma región.


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