Más bien el hacker sufrió de trastornos morales al aceptar trabajar para Uribe y su pandilla de hampones, hoy presos pagando sus crímenes, investigados o huyendo de la justicia.

De acuerdo, Homer. El senador Uribe es el maestro del engaño, las cortinas de humo y la calumnia. cada que estalla un escándalo en contra suya, de inmediato arma otro en contra de sus acusadores para ocultar el suyo. Cuando estalló el caso del hacker se inventó la donación de 12 millones de dólares a la campaña de Santos, se negó a entregar las pruebas, hizo un show visitando al Procurador y negándose a entregarlas a la fiscalía, para luego manifestar que no tenía pruebas como tal sino rumores, pero ya había conseguido lo que quería, desviar la atención pública del hacker mientras pasaban las elecciones.

Con su retórica barata untada de patrioterismo, elude enfrentarse a la justicia a la que buscó poner a su servicio, empezando por inflitrar a dos de sus fichas en la Corte Constitucional (Pretell y González) con miras a conseguir ponerla a su servicio. Todo lo que toca lo corrompe. Y no sólo es inepto y autoritario, igual resultó ladrón propiciando el enriquecimiento de sus hijos. A propósito, prometió entregarle a la opinión pública las declaraciones de renta suyas y de sus hijos. Han pasado varios años y el país sigue esperando que cumpla su promesa. Y como en el caso de Samper, tenía un elefante en la sala de la casa y fue el único que no lo vio.

Lo único que siento es que toda su pandilla esté en la cárcel y él se pasee muy orondo fungiendo como apóstol de la moral, al igual que Samper, hoy reencauchado en la Unasur. Colombia jamás tendrá la estatura moral de llevarlos a los estrados judiciales, como lo hizo Costa Rica con tres de sus expresidentes, acusados de corrupción, incluyendo a uno que acababa de ser nombrado como secretario de la OEA, al que obligó a renunciar y regresar al país, esposado, a comparecer ante la justicia. Eso solo lo veremos en Colombia, pero en un universo paralelo.