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Colombia es amor Están equivocados los que afirman que en Colombia los buenos son más.

Colombia es amor
Están equivocados los que afirman que en Colombia los buenos son más.

Por: Adolfo Zableh Durán

Nairo Quintana dijo que Colombia era amor y salimos a celebrárselo como si se hubiera ganado otro Giro. Colombia no es amor, Colombia es una larga fila de bandidos que va de Leticia a San Andrés y da la vuelta. Están equivocados los que afirman que en Colombia los buenos son más; aquí son más los malos y los pocos buenos son muy flojos o andan en lo suyo. Tres días después de que Quintana afirmara que este país estaba lleno de amor, el hashtag #MatemosAlQueLesionóAFalcao era trending topic nacional.

Si fuéramos amor, no seríamos el país del sesenta: 60 años de guerra no declarada y 60 por ciento de abstencionismo en las elecciones presidenciales. Si fuéramos amor, no nos pedirían un cerro de documentos para la transacción más nimia. Ahora para pasar una cuenta de cobro hay que presentar hasta examen de sangre. Hace poco, para cobrar un trabajo que hice tuve que llevar el pasado judicial y una certificación de la Procuraduría, además del RUT y certificación bancaria. Y para arrendar un apartamento piden codeudores como si uno fuera a alquilar el palacio de Buckingham. ¿Qué creen, que exigen todos esos papeles por jodernos la vida, o porque somos unas joyas que nos robamos hasta una colilla del suelo? Mientras en el resto del mundo todo se vuelve digital, acá piden cada vez más documentos en físico. Así, además de pícaros, nos estamos volviendo incompetentes.

Y somos patrioteros de tres pesos. Amamos la tierra cuando juega la selección, cuando un deportista gana o cuando perdemos un pedazo de mar que ni sabíamos que existía. Y encima celebramos los triunfos de nuestros deportistas (que no son nuestros) como si fueran propios, cuando la verdad es que ellos no ganan gracias a nosotros, sino a pesar nuestro. Colombia no es un país, no es ni siquiera un salón comunal, aquí prima la ley del sálvese quien pueda.

Aquí sobrevaloramos a la familia y subvaloramos la amistad, por eso somos subdesarrollados. Ponemos por encima de lo que sea a nuestros padres, hermanos y primos, así sean malas personas. ¿Dónde está escrito que uno tiene que defender y aguantar a alguien solo porque lleva nuestra misma sangre?

Somos un país con tanta afinidad con el narcotráfico que muchas personas honradas se comportan como si fueran traquetas. También están los que con voz cansada y falsa modestia dicen que “están trabajando por Colombia”. A mí esa gente me da pavor porque en nombre de la patria sería capaz de hacer lo que fuera. Al igual que Dios y la Justicia, la Patria es un invento humano; y como humano, es imperfecto.

Somos también un país de fracasados. Nos sentimos identificados con Falcao porque pagaron 60 millones de euros por él, pero la verdad es que es Hugo Rodallega el que nos representa: un tipo que pintaba para mucho y que terminó de suplente en un equipo que se fue a la B. El último lugar en las pruebas Pisa, eso es lo que somos. Y más nos vale ir asumiéndolo, porque si nos las seguimos dando de primermundistas con el metro cuadrado a 15 millones de pesos no vamos a llegar a ningún lado.

Ser patriotas nos limita. Vean a Santiago Giraldo, que después de vencer a Andy Murray en Madrid escribió ‘Soy Colombia’ en la cámara y perdió el siguiente partido. Giraldo es Giraldo, usted es usted y yo soy yo, por desgracia. Por eso prefiero a un tipo como Juan Pablo Montoya, que reconoce de frente que corre por él y su patrocinador, no por el país. Y aunque no fue el gran campeón que prometía ser, llevar 15 años en la élite del automovilismo mundial tiene lo suyo.

Curioso entonces lo de Nairo Quintana, que cree en Colombia pese a la manoseada que le pegaron los candidatos a la presidencia, y encima dicta cátedra de cómo se debe andar en bicicleta. Ese señor tiene que ser un putas.

Adolfo Zableh Durán