Básicamente, por orden del constituyente primario, el gobierno tendría que despejar el territorio
que las Farc decidan (no solo Pradera y Florida como hasta ahora), sino los departamentos
que el grupo terrorista considere necesarios para su “seguridad”.
De igual forma, el gobierno deberárenunciar a la exigencia de que los guerrilleros canjeados
dejen de delinquir, pues las Farc consideran ese como uno de los puntos inamovibles y el
propio Gustavo Moncayo expresósu desacuerdo con esa exigencia gubernamental.
Asímismo, las Farc podrín dilatar las conversaciones al mejor estilo de San Vicente del
Caguá, pues la orden del aprobado referendo serí que el gobierno haga todas las
concesiones necesarias en aras de que supuestamente liberen a un puñdo de secuestrados.
Otro aspecto que serí aprobado en ese referendo es que las Farc pueden cometer cualquier
tipo de acciones terroristas, críenes de lesa humanidad, desplazamientos, masacres y
ataques contra la infraestructura nacional, pues si el gobierno tiene que cumplir la orden de
autorizar el canje, tendrí que hacerlo en cualquier escenario y con las condiciones que las
Farc determinen.
En ningú caso los representantes del Estado podrín pararse de la mesa, asílas Farc
cumplan con el sueñ de muchos añs de destruir la ciudad de Villavicencio. Sencillamente los
negociadores gubernamentales tendrín que permanecer frente a los terroristas, saciando las
ambiciones de las Farc y de sus mandos en un sainete que muchos elogiará como la solució
políica y negociada al conflicto.
Esto significa que las Farc podrín recrudecer su accionar terrorista al máimo y eso no podrí
ser considerado como obstáulo por el gobierno. En otras palabras: volverímos a una
supuesta negociació en medio de la confrontació militar, al mejor estilo del Caguá
pastranista.
¿ si las Farc exigen que se convoquen asambleas constituyentes departamentales, como lo
expuso Petro hace un par de añs, para estructurar una nueva Constitució? El gobierno no
tendrí otro camino que hacerlo.