Ni tanto que queme al santo ni tan poco que no lo alumbre, ni capitalismo salvaje, ni socialismo leninista. Ambos llenan los bolsillos de sus élites, empobreciendo a los más vulnerables. En los extremos del espectro político no está la solución a los grandes problemas de la sociedad moderna.

Un Estado pequeño es más eficiente, dedicado a lo fundamental, la seguridad, el orden público, el orden jurídico, la educación y la salud, en estrecha colaboración con la sociedad civil. La función del Estado no es crear riqueza sino proteger las libertades públicas, los derechos fundamentales, para que sea la misma sociedad civil la que la cree, en un régimen de mercado libre, en el que se prohíben los monopolios y se respeta la propiedad privada. Esto es a lo que se le llama democracia participativa.

Un Estado que todo lo pretende abarcar termina por reducir las libertades civiles y prohija el autoritarismo. La tolerancia, el respeto hacia la libertad de pensamiento, la protección de los trabajadores, la separación de poderes, la justicia social pero respetando la libertad de empresa, este es el modelo de un régimen político moderno que busca el bienestar de su pueblo.

Y respecto a las fotos del post, nada sacamos con tener las estanterías llenas de los supermercados si la mayoría no tiene dinero con qué comprarlas, como tampoco nada ganamos con destruir la libre empresa con socialismos trasnochados en la que la sociedad se iguala en torno a la pobreza.