Con 250 muertes a cuestas, Quien fuera la mano derecha de Pablo Escobar quedará libre
 

Editorial: La libertad de un criminal

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La inminente excarcelación de uno de los más temidos delincuentes de la historia reciente del país invita a reflexionar sobre el castigo y la resocialización.



Hace poco más de dos décadas, el Estado colombiano sufrió el sangriento asedio de poderosos narcotraficantes agrupados bajo el rótulo de 'cartel de Medellín'. Con Pablo Escobar Gaviria a la cabeza, esta organización recurrió a un atroz repertorio de estrategias, que incluyeron carros bomba en las principales ciudades, magnicidios y secuestros, para alcanzar su propósito de poner de rodillas a las instituciones. Fueron días aciagos, que marcaron para siempre la historia del país.


Jhon Jairo Velásquez Vásquez, alias 'Popeye', se destacó por ser uno de sus más sanguinarios y avezados gatilleros, oscura virtud que le permitió ser el autor de muchas de estas páginas. Pero, contra la suerte que corrieron la gran mayoría de sus compañeros, abatidos por las autoridades o muertos luego de ajustes de cuentas, en febrero de 1993, meses antes de la caída de su jefe, decidió someterse por segunda vez a la justicia y confesar algunos de sus crímenes. Tiempo después fue condenado a pagar la pena máxima vigente para ese momento en el país: 40 años, que se redujeron casi a la mitad por cuenta de las diferentes rebajas a las que tuvo derecho.



Con su nueva vida a la vuelta de la esquina, el poseedor de uno de los más gruesos prontuarios criminales en la historia del país le concedió una reveladora entrevista a la revista Bocas. A través de sus palabras es posible asomarse a la psique del redomado criminal que, tras cumplir con el castigo impuesto, tras haber saldado su deuda, pronto tendrá una nueva oportunidad.

Así, no obstante reconocer que ya es un hombre de paz y que encarará la libertad con el firme propósito de no recaer en el crimen, no deja de confundir la frialdad con la que relata sus fechorías, muchas de ellas de un nivel superlativo de sevicia y crueldad, como el episodio de la tortura y posterior muerte en la cárcel de la Catedral de dos antiguos aliados: Fernando Galeano y Gerardo Moncada. Sin recato alguno, asegura haberles quitado la vida a ellos y a 250 personas más. También se atribuye la autoría intelectual de otras acciones, que dejaron 3.000 víctimas. Por momentos, parece haber más autocomplacencia que arrepentimiento. Su frialdad viene en dosis suficiente para sembrar dudas sobre hasta qué punto estos años en prisión cumplieron con el propósito resocializador.



El caso es que quien fuera la mano derecha de Pablo Escobar tomó la decisión de pagar por sus crímenes ante una justicia que le daba ciertos beneficios por someterse, pero también por delatar a quienes fueron sus cómplices. Estas reglas de juego le permiten hoy, pese a la estela de sangre que dejaron sus actos, pasar el resto de sus días en libertad, realidad que ha sembrado no pocas reflexiones entre los colombianos.


Muchos han juzgado escaso el tiempo que Velásquez permaneció en prisión si se mide con el rasero del dolor y la destrucción que produjeron sus acciones. Queda la sensación de que la deuda que contrajo con el pueblo colombiano fue saldada ante la justicia, pero que esta sigue en rojo ante el país que tuvo que padecerlo.

No se trata de controvertir una decisión judicial que goza de plena legitimidad. Pero aceptar esto no excluye plantear interrogantes. Vale, por ejemplo, cuestionar las implicaciones de que los arreglos con la justicia no siempre se salden a favor de la sociedad, o preguntar si la privación de la libertad debe ir acompañada de otras acciones de reparación, además de un sincero arrepentimiento.



Un caso como este debe dar origen a un hondo debate para definir, o redefinir, qué se espera de la justicia. Lo primero es revisar los términos y los alcances del castigo y de la resocialización.


ft:eltiempo

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huele a formol... le tienen ganas al asesino ese

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Alguno que se vio esta serie, recuerda cuando Saito se reencuentra con Kenshin y le dice:

http://www.saitouhajime.com/rurouni-...itou-sword.jpg


"Un destajador siempre sera un destajador"



Dentro de poco saldra a gozar de la vida, y mientras tanto las familias seguiran llorando a su gente de por vida

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Como el mismo dice le toca salir a enfierrace porque a enemigos que deben estar esperando su salida

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Ese man tiene que salir de Colombia, por que sino lo despluman!

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Pero son poquitas para las que tiene el patron........................................uribe....jajaj ajjaaj

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Uribe lo aloja en la casa con todo pago.

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el no fue la mano derecha de escobar, el mismo ha engrandecido su fama adjudicandose muertos que no son de el... parece que le complace y se enorgullece de sus asesinatos, el tipico psicopata.