Una Constituyente hecha a la medida para que Alvaro Uribe regrese al poder y de paso tomar revancha contra la justicia y salvar de la cárcel a Uribito y todos sus alfiles que están presos o huyendo de la justicia. Por fortuna, este delirante idea que tuvo como padre al fugitivo Restrepo y ahora como alcahuetas a dos uribistas pura sangre, Carlos Vélez y Miguel Gómez Martínez, no tiene acompañantes.

Eric, yo creo que vale la pena detenernos en eso porque el tema es más complejo y no se circunscribe a quien la apoya o no, porque esto es algo accesorio y por ello he hablado de los colados, aquellos que se aprovechan de las buenas intenciones para sacarles provecho en su propio beneficio.

Me parece inconveniente una Asamblea Constituyente porque no es necesaria. La Constitución del 91 plantó las bases de un nuevo modelo de Estado, el Social de derecho, por primera vez elevó a rangp constitucional una serie de derechos fundamentales, acercó la justicia a los ciudadanos a través de varias acciones, siendo la de mayor repercusión la tutela, y muchas cosas más como la autonomía del Banco Central, la posibilidad de construir el país por regiones, el poder electoral, la investigación y juzgamiento de los parlamentarios por la Corte Suprema, en fin, con algunas limitaciones pero sentó las bases de una democracia participativa, en vez de la representativa que tenía le Constitución del 86.

Infortunadamante, las ambiciones políticas la han reformado, convirtiéndola en algunos casos en una colcha de retazos, como sucedió con los pesos y contra pesos de los poderes que quedaron seriamente golpeados con la reelección, pero en general, esta Constitución que tenemos y que el tiempo debe permitir que siga desarrollándose a través de leyes e instituciones, ahora se quiere simplemente cambiar por una coyuntura política. Las constituciones sientan las bases de la sociedad y están destinadas a durar muchos años, permitiendo que vayan madurando y no cambiar a cada rato de acuerdo con los problemas y los políticos de turno que son transitorios.

No se puede permitir que con las mejores intenciones se cambie porque da ocasión a que se cuelen oportunistas indeseables que terminarán por reemplazarla por una que se acomode a sus pequeños y oscuros intereses. Es como si después de construir una casa, le aparecen unas goteras y en vez de reparar el techo se busque tumbarla para construir otra. Así no funcionan los países ni las sociedades. Es por eso que no apoyo una Constituyente.

No es fácil acabar con la corrupción, ni con los feudos políticos que la originan, ni con tantos problemas que tenemos. Hay que depurar el Congreso y tenemos la herramienta poderosa del voto y no simplemente acabarlo creando otro del cual se apoderen a los pocos meses los mismos de siempre. Si se puede votando y en las próximas elecciones se va a instaurar el voto electrónico que va a ponerle coto a las componendas en las registradurías locales.

Claro que se puede si se vota responsablemente. Vean el ejemplo de Bogotá que, salvo el paréntesis de Moreno, derrotó la politiquería con el voto de opinión y la ciudad comenzó a progresar. Vean a Barranquilla que va por buen camino y miren a Medellín donde Fajardo primero, Salazar después y ahora Gaviria, le dieron un nuevo rumbo, pese a la violencia que se ha desatado en los últimos meses. Y si hablamos de pueblos, está el ejemplo de Magangué donde un poderoso movimiento ciudadano consiguió arrebatarle el poder a la "gata".

Claro que se puede, pero no tumbando la casa y menos darle papaya a los que han visto en la Constitución del 91 y el Estado Social de Derecho el muro contra el que se estrellaron sus ambiciones y hoy quieren demolerla para apoderarse del país con el llamado "Estado de opinión", donde la demagogia reemplaza las instituciones.

La Constitución del 91 es la salvaguardia del país que queremos. No la entreguemos a movimientos emocionales que sólo miran el ahora y a los agazapados que quieren la suya a su imagen y semejanza.