RAP, el mundo académico no funciona así, porque el único capital que se posee es la credibilidad, labrada después de muchos años de estudio, con investigaciones de por medio, escritos y cátedra. El ámbito intelectual es ajeno a las mezquindades políticas, quizás porque no tiene como botín el poder.

Entre intelectuales de prestigio no funciona el amiguismo porque se opone a la ciencia misma del saber. Se investiga, se analiza y se consigue un resultado, de acuerdo con unas premisas, unas hipótesis de trabajo y un método de análisis.

Nadie, en su sano juicio, va a comprometer su credibilidad para favorecer a tal o cual persona o entidad. En este caso, para evitar suspicacias, se buscó integrar la comisión con personas del más alto nivel académico, de diversas nacionalidades y pertenecientes a diferentes disciplinas.

Esto es común, por ejemplo, en las consultorías, porque permite examinar los hechos desde diversos puntos de vista, lo que enriquece el resultado. Aquí se buscaron expertos, incluyendo a Nel Beltrán, que en el pasado ha sido estigmatizado por haber incomodado con sus investigaciones a los que se creen poseedores de la verdad, que no es otra cosa que SU verdad.

Se auditaron los dineros y también las denuncias sobre posibles compromisos del Colectivo con la subversión y se encontró una realidad diferente: una organización seria que lucha por los derechos humanos con transparencia, a diferencia de sus contradictores, cuyos señalamientos se redujeron a campañas de difamación sin ningún sostén en la realidad.

Esos es todo. Yo personalmente creo en estos resultados porque provienen de una Comisión ajena al conflicto colombiano, y por ende, objetiva, seria e imparcial.