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BAJISTA 28-04-2012 14:24:57

Respuesta: Historia del Día de los Trabajadores
 
Los alegatos

Neebe, sentenciado a quince años de prisión, único de los acusados que no fue condenado a muerte, fue el primero:

"Vi que a los panaderos de esta ciudad se les trataba como a perros. Y ayudé a organizarlos... ¿Es eso un crimen? Ahora trabajan 10 horas al día en vez de las 14 y 16 que trabajaban antes. ¿Es otro crimen? Pues cometí otro mayor. Una madrugada observé que los trabajadores cerveceros de Chicago comenzaban sus tareas a las cuatro de la mañana. Regresaban a sus casas hacia las siete u ocho de la noche. Nunca veían a sus familias ni a sus hijos a la luz del día. Fui a trabajar para organizarlos. Pero, Vuestras Honorabilidades, aún cometí otro crimen: vi a los empleados de comercios y a otros empleados de esta ciudad que trabajaban hasta las diez y once de la noche. Emití una convocatoria, y hoy están trabajando solamente hasta las siete de la noche y no trabajan los domingos. ¡Estos son mis grandes crímenes!".

Neebe concluyó exigiendo que también a él se le condenara a muerte, declarando a voz en cuello que él no era menos culpable que sus compañeros, ya que todos eran inocentes.

Después habló Parsons. Una flor en la solapa y una poesía en los labios, ya que comenzó recitando:

"Rompe el terror y la miseria de tu esclavitud; pan es libertad, libertad es pan."

Desafiante y apasionado, hubo quienes lo tildaron de teatral, hasta que percibieron que estaba a punto del colapso al cabo de dos días de esfuerzo para explicar y justificar su acción y sus convicciones. Insistió en que nunca había abogado por la fuerza salvo como una respuesta inevitable a la fuerza que utilizaban en primer término los patronos. Leyó extensamente párrafos tomados de editoriales de periódicos en los que se predicaba el uso de la violencia contra los huelguistas, y con ellos documentó su cargo, dando ejemplo tras ejemplo de casos en que los militares y policías habían hecho fuego y matado trabajadores sin que hubiese habido provocación alguna. Además presentó una acusación concreta sobre el atentado de Haymarket: afirmó que la bomba había sido lanzada por un agente pagado por los industriales, en un intento por anular el movimiento en favor de la jornada de ocho horas de trabajo. Continuando su alegato, expresó:

"En los últimos veinte años de mi vida he estado íntimamente identificado y he participado activamente en lo que se conoce como el Movimiento Obrero de los Estados Unidos. Soy anarquista. Ahora, ¡golpeen! Pero antes de hacerlo, escúchenme. ¿Qué son el socialismo o el anarquismo? Brevemente son el derecho del trabajador a tener igual y libre utilización de las herramientas de la producción y el derecho de los productores a su producto. Eso es el socialismo.

"Yo soy socialista. Soy uno de esos que piensan que el salario esclaviza, que es injusto, que es injusto para mi, para mi vecino y para mis compañeros. Pero no aceptaría dejar de ser esclavo del salario para convertirme en patrón y dueño de esclavos yo mismo [...] Si hubiese escogido otro sendero en la vida, ahora podría estar viviendo en una bella casa, rodeado de mi familia, con lujo y tranquilidad, con esclavos obedeciendo mis mandatos. Pero escogí otro camino, y hoy estoy aquí en el banquillo. Estos son mis crímenes.

"¿No fueron ellos, los capitalistas, los primeros en decir: lancen bombas de dinamita contra los huelguistas, para que escarmienten los demás? ¿No fue Tom Scott (presidente de la empresa Pensylvania) el primero que dijo: denles una dieta de balas. ¿No fue el ‘Chicago Tribune’ quien afirmó: ‘dénles estricnina’? Y lo hicieron... Han tirado bombas y balas. La bomba de Haymarket del 4 de mayo fue lanzada por manos de un asesino pagado por los monopolios y enviado desde Nueva York con el propósito específico de quebrar el movimiento por la jornada de ocho horas. Vuestras Honorabilidades, nosotros somos las víctimas de la conspiración más negra y más sucia que jamás haya tramado el oprobio humano en los anales del tiempo."

BAJISTA 28-04-2012 14:25:29

Respuesta: Historia del Día de los Trabajadores
 
Pero quien hizo sonar la nota más alta, al dirigirse al juez Gary, fue Spies:

"Si usted cree que ahorcándonos puede eliminar el Movimiento Obrero, el movimiento del cual millones de pisoteados, millones que trabajan duramente y pasan necesidades, y miserias esperan la salvación, si esa es su opinión [...] ¡entonces ahórquenos! Así aplastará una chispa, pero allá y acullá, detrás de usted y frente a usted y a sus costados, en todas partes, se encienden llamas. Es un fuego subterráneo. Y usted no podrá apagarlo.

"Y ahora, estas son mis ideas. Constituyen parte de mí mismo. No puedo despojarme de ellas, y si pudiese, no lo haría. Y si usted cree que puede destruir esas ideas que están ganando más y más terreno cada día, mandándonos a la horca, si una vez más usted dicta pena de muerte a la gente por haber osado decir la verdad, entonces, ¡orgullosa y desafiantemente pagaré ese tan caro precio! ¡Llame a su verdugo! Las verdades que fueron crucificadas en Sócrates, en Cristo, en Giordano Bruno, en Huss, en Galileo,todavía viven. Ellos y otros cuyo número es legión, nos precedieron por este sendero. ¡Estamos listos para seguirlos!"

Todos los alegatos de los acusados fueron inútiles. Como es sabido, el 9 de octubre de 1886 se dictó la sentencia de muerte. De acuerdo con una descripción del "New York Times" de aquellas fechas:

"El rostro del juez Gary, al dictar la sentencia contra Spies, se estremecía convulsivamente [...] y cuando llegó a la palabra ‘ahorcado’, apenas pudo balbucearla, y con extrema dificultad pudo proferir ‘hasta que esté muerto’. Estas últimas palabras apenas fueron perceptibles."

El hombre de letras más destacado de los EE.UU., William Dean Howells, escribió: "Nunca los he creído culpables de asesinato, ni de ninguna otra cosa como no sea de sus opiniones, y no creo justo el juicio en que se les declaró culpables. Este caso constituye la injusticia más grande que jamás haya amenazado nuestra fama como nación".

BAJISTA 28-04-2012 14:26:05

Respuesta: Historia del Día de los Trabajadores
 
No hubo clemencia


Después que la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos se rehusó terminantemente a examinar el caso, denegando todas las apelaciones, se fijó la fecha de la ejecución para el 11 de noviembre de 1887. La única esperanza que quedó entonces fue que el gobernador Oglesby conmutase las condenas a muerte por las de cárcel perpetua.

Y los pedidos de clemencia llegaron a millares al despacho del gobernador de Illinois. Robert Ingersoll, Henry Demarest, John Brown, hijo del gran emancipador, y cientos de ciudadanos destacados de Chicago, le escribieron en ese sentido. También centenares de dirigentes sindicales norteamericanos, incluyendo a Samuel Gompers. Y desde todos los puntos del país, millares de personas apelaron al gobernador Oglesby pidiéndole clemencia y destacando que esos hombres iban a ser ahorcados por sus opiniones políticas.

La Cámara de Diputados de Francia envió un despacho oficial solicitando clemencia y justicia al Gobernador. En Europa, en Italia, Francia, España, Rusia, Holanda e Inglaterra los trabajadores realizaron numerosas reuniones de protesta, y sus organizaciones hicieron llegar hasta las autoridades de Chicago centenares de pedidos de clemencia.

En Inglaterra, Bernard Shaw y William Morris trabajaron intensamente en múltiples gestiones tratando de salvar la vida de los condenados.

De éstos, Fieldem y Schwab habían apelado las sentencias y solicitado clemencia. También lo había hecho Spies, pero lo lamentó poco después cuando se enteró de que había algunos que lo interpretaron como señal de cobardía. Parsons, en cambio, se rehusó terminantemente a pedir misericordia, manifestando que eso era admitir su culpabilidad.

Recién mucho más tarde, cuando ya el fin estaba próximo, Parsons dirigió una comunicación al Gobernador. En los mismos momentos, también Spies enviaba una nueva nota a Oglesby.

Ambas fueron leídas ante la máxima autoridad del Estado de Illinois, justamente dos días antes de la fecha fijada para la ejecución de los condenados. Joe Buchanan, dirigente de los trabajadores y editor de un periódico sindical de Denver (Colorado) fue quien se encargó de leerle ambas comunicaciones al gobernador Oglesby.

La carta de Spies era un deliberado esfuerzo para anular en todos sus términos su anterior petición de clemencia.

Decía en uno de sus párrafos:

"Durante todo nuestro juicio, a través de toda su tramitación, a lo largo de todo el proceso, fue bien evidente y manifiesto el propósito de hacerme pedazos para condenar con castigos más leves a mis co-acusados. Me parecía a mi entonces, y a muchísimos más, que la venganza pública podía darse por satisfecha con una sola y única vida, es decir, la mía. Tómela entonces, tome ya mi vida... Si debe haber un asesinato legal, que sea de una sola persona, que sea suficiente con el mío."

Según comentarios de la prensa de aquellos tiempos, que tanto papel imprimió sobre los pormenores del juicio, cuando Buchanan leyó el mensaje de Parsons al Gobernador, "la sangre de los que lo escucharon se les heló en las venas".

"Si soy culpable -había escrito Parsons- y se me debe ahorcar por mi presencia en la Plaza de Haymarket, entonces espero que se me conceda la suspensión temporal de mi caso, hasta que mi esposa y mis dos hijos sean procesados y condenados a la horca, ya que también estuvieron conmigo en la Plaza de Haymarket en aquella reunión." El gobernador Oglesby, escondiendo el rostro entre sus manos exclamó: "¡Dios mío, esto es verdaderamente terrible!"

Pero ese mismo gobernador Oglesby, recién el día anterior al fijado para la ejecución, conmutó las condenas a muerte de Fieldem y Schwab, por las condenas a prisión perpetua.

Y ese mismo día Louis Lingg apareció muerto en su celda. Se dijo que se había suicidado, pero nunca se pudo establecer concretamente si se suicidó o fue asesinado. Lingg tenía 22 años de edad, desconocía totalmente el inglés, y, aunque con bien poco fundamento, se decía que "no tenía ningún amigo en el mundo, fuera de su Alemania nativa".

Poco tiempo antes Parsons había escrito:

"A mi pobre y querida esposa: Tú eres una mujer del pueblo, y al pueblo te lego. Debo hacerte una petición: no cometas ningún acto temerario cuando yo me haya ido, pero asume la causa del socialismo, ya que yo me veo obligado a abandonarlo."

BAJISTA 28-04-2012 14:27:00

Respuesta: Historia del Día de los Trabajadores
 
La ejecución

Los cuatro condenados, Spies, Parsons, Engels y Fischer, en su última noche parecieron aliviados al ver que por fin su calvario llegaba a su término. No pudieron dormir mucho, pues en un local cercano a sus celdas los carpinteros construían las horcas y el martilleo se oyó claramente durante toda la noche. Esos obreros concluyeron su lúgubre trabajo recién hacia la mañana. En esos momentos Parsons comenzó a cantar "Marchando hacia la libertad", y su voz de tenor se oía a través de toda la cárcel. Después cantó "Annie Laurie", pero en voz más baja, suavemente, como si fuese nada más que para él mismo.

En la mañana el alguacil Matson y sus ayudantes fueron a sus celdas, amarraron pies y manos de los condenados y los vistieron con unas mortajas blancas y flotantes.

Sabiendo que estaban preparando a su esposo para la ejecución, la señora Parsons y sus dos hijos suplicaron frenéticamente que se les permitiese entrar a la cárcel para verlo por última vez. Sin embargo se les negó ese postrer consuelo, y no pudieron pasar más allá del cordón policial que se había tendido alrededor de la prisión; como siempre, con el irrisorio pretexto de que los anarquistas intentarían el rescate. Ante la insistencia de la esposa de Parsons, las autoridades policiales no vieron solución más "humanitaria" que arrestarla y arrojarla a una celda con sus dos hijitos.

El local donde se iba a llevar a cabo la ejecución estaba colmado de periodistas y policías cuando entraron en él los cuatro condenados. Permanecieron erguidos y altivos frente a sus acusadores. La blancura de sus mortajas les hacía parecer aún más altos sobre el cadalso, por encima de las cabezas de los asistentes. Había mucha arrogancia en sus actitudes al ir a ocupar su lugar bajo el lazo corredizo que les correspondía a cada uno. Más de un testigo los comparó con John Brown y sus hombres, que también habían muerto por la humanidad.

Las últimas palabras

Cuando un verdugo bajó la máscara sobre el rostro de August Spies, éste pronunció una sola frase: "Llegará la hora en que nuestro silencio será mucho más elocuente que las voces que ustedes estrangulan hoy".

"Este es el momento más feliz de mi vida", fue la única exclamación de Fischer.

"¡Viva la anarquía!", gritó Engels.

Por último retumbó en la sala la potente voz de Parsons:

"¿Se me permitirá hablar, ¡oh! hombres de los Estados Unidos? ¡Déjeme hablar, alguacil Matson! ¡Que se escuche la voz del pueblo!" Y trató de continuar, pero se soltó el muelle que sujetaba la trampa del cadalso y su cuerpo pendió en el vacío.


BAJISTA 28-04-2012 14:27:40

Respuesta: Historia del Día de los Trabajadores
 
La perspectiva histórica

Al ahorcar a los mártires de Chicago, los magnates dueños de los monopolios de aquel tiempo dirigían sus golpes no tanto a los hombres que eran sus víctimas ocasionales en el proceso de Haymarket, sino al movimiento que representaban; no a las siete personas procesadas, sino a la fuerza mucho más poderosa de los trabajadores organizados de todo el país. Era al movimiento sindical en general, y a los Caballeros del Trabajo en particular, a quienes los capitalistas estaban dispuestos a aplastar.

Esto quedó bien de manifiesto en las declaraciones que hizo un comerciante de Chicago refiriéndose a Parsons y sus compañeros: "No, yo no considero culpables de ningún delito a esas gentes, pero se les debe ahorcar. Yo no le tengo miedo a la anarquía. ¡Oh no! es el esquema utópico de unos cuantos maniáticos filantrópicos, que hasta resultan agradables. ¡Pero lo que sí considero que debe ser aplastado es el Movimiento Obrero! ¡Si se ahorca ahora a estos hombres, los Caballeros del Trabajo nunca más se atreverán a crearnos problemas!"

Sí los industriales no contrataron al desconocido que arrojó la bomba en la Plaza Haymarket, lo cierto es que se beneficiaron con el atentado utilizándolo hábil e inmediatamente para llevar a cabo su ignominioso asalto contra el sindicalismo. "La bomba que fue lanzada por un desconocido -escribió John Swinton- fue un magnífico regalo para todos los enemigos del Movimiento Obrero. La han utilizado sañudamente contra todos los objetivos que el pueblo trabajador está empeñado en conquistar y en defensa de todos los males que el capitalismo esta empecinado en mantener."

"La perspectiva histórica -escribió William Dean Howells- es que esta república libre ha matado a cuatro hombres por sus opiniones. Ahora todo ha terminado, excepto el juicio que comienza de inmediato por un acto maligno e injusto, y que continuará para siempre."

© Rel-UITA

NICO CANADA 28-04-2012 14:57:14

Respuesta: Historia del Día de los Trabajadores
 
Buena reseña

Tocineta 28-04-2012 15:31:21

Respuesta: Historia del Día de los Trabajadores
 
Que día del trabajador ni que nada, esos sindicatos lo que sirven es para hacer pereza. Deberia haber un "dia de las empresas" para obligar a esos vagos a trabajar gratis ese día.

OPHIUCHUS 28-04-2012 23:18:53

Respuesta: Historia del Día de los Trabajadores
 
Buena información. El trabajador es la base más importante en el desarrollo de cualquier sociedad.

Isidorito 29-04-2012 07:29:22

Respuesta: Historia del Día de los Trabajadores
 
Excelente.

ThoT616 29-04-2012 11:16:24

Respuesta: Historia del Día de los Trabajadores
 
Que Buena información


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