DeNunCianDo - Trinar o la nueva opinión

Hace cinco años, conocer en tiempo real la opinión de un personaje, de un artista o de un amigo, estaba limitada a la radio o a una llamada.

El 21 de marzo de 2006 Twitter abrió sus alas. @jack, @ev y @biz trinaron "Configurando mi twttr". Una revolución se abría camino en la red.

El fenómeno comienza como alternativa de comunicación, como un espacio que permite emitir opiniones, generar debates y establecer contactos.

Así, un ser anónimo puede contactar a un funcionario, a su artista favorito o, simplemente, narrar su vida cotidiana como un acontecimiento.

La red social del diminuto pájaro azul surge como un microblogging, con la idea de invitar a opinar, de forma limitada, inmediata y cercana.

Con un impresionante crecimiento de usuarios en los últimos 2 años, Twitter se revela como un escenario de movimientos sociales y políticos.

Y replantea la privacidad de los personajes públicos, quienes trinan sus sentimientos e ideas, sin la intervención de un medio tradicional.

Por eso no resulta absurdo considerar, a propósito del aniversario, que el vuelo de este pájaro constituye una revolución de nuestro tiempo.

Revolución, en tanto generó movimientos y nexos que rompieron fronteras. E hizo visibles ideologías que creíamos tan lejanas e indiferentes.

La crisis en Irán en 2009, y la reciente en el resto del mundo árabe, en especial en Egipto, no hubieran tenido igual resultado sin Twitter.

La velocidad de las ideas en este universo ha generado oleadas de opinión y reacción, que llevan a los jóvenes a ejercer un nuevo liderazgo.

Un liderazgo que, por supuesto, implica responsabilidad. Y su primera manifestación es la identidad. Para apoyar o discernir sin anonimatos.

Cada tuit, #hashtag, mención o retuiteo (RT) implica que una persona responsable, sin máscara, asume cada trino y sus posibles consecuencias.

Una maravillosa y, en otros casos, riesgosa herramienta que se expresa a razón de 200 millones de usuarios y 140 millones de tuits por día.

La historia tuitera da cuenta de los errores de los artistas, así como las discusiones entre políticos con miles de testigos en tiempo real.

Que la red que abrió espacio a la opinión de los seres anónimos y formó amistades que no se han mirado, no borre el valor del contacto real.

Y que usuarios, empresas, periodistas, políticos y artistas, sigan contando sus días e ideas en 140 caracteres. Como lo hizo este editorial