Los sucesores de Pablo Por: Felipe Zuleta Lleras

Quienes recordamos y padecimos los actos violentos de Pablo Escobar, y somos millones de colombianos, no podemos menos que conmovernos hasta los tuétanos por los miles de compatriotas que fueron asesinados, incluyendo entre ellos a 11 valerosos magistrados de la Corte Suprema, un procurador general, cuatro candidatos presidenciales, miles de policías, jueces. En fin, la lista es ilimitada. Desde sus cuarteles criminales Escobar, su primo Gustavo Gaviria y Rodríguez Gacha, entre otros, le declararon una guerra sin cuartel al Estado colombiano.
Buscaban no ser extraditados, además de cambios legislativos que les protegieran sus bienes y sus multimillonarios e ilícitos negocios. Amenazaban a sus opositores con cartas, grabaciones, sufragios. Les chuzaban sus teléfonos, les hacían seguimientos a quienes podían ponerlos en cintura o les parecieran sujetos incómodos para sus propósitos criminales. Hostigaban a las familias e hijos menores de sus “enemigos”. Trataban de manipular a los medios fustigándolos, asesinando periodistas, poniéndoles bombas a sus instalaciones, incluyendo las de este diario, a cuyo director ultimaron. En fin, todo lo que digamos de este cartel criminal es poco.
Se preguntarán ustedes qué tiene que ver la contralora general con el cartel de Medellín. Pues nada más ni nada menos que a esta valerosa mujer le ha tocado, y le seguirá tocando, destapar todos los casos de corrupción perpetrados por el cartel que se instaló en la Casa de Nari durante los últimos ocho años.
No ha habido en la historia republicana un gobierno más corrupto que el de Uribe. Y no lo digo yo, lo están demostrando las investigaciones hechas por la contralora, el procurador general Alejandro Ordóñez, el auditor Iván Gómez Lee y hasta el mismo ex fiscal encargado Mendoza. De la fiscal Morales no podemos decir nada todavía, pero estoy seguro de que no le temblará la mano para encarcelarlos, si es que las prisiones alcanzan.
Lo más grave de todo, y por eso temo por la vida de Morelli, Ordóñez, Morales y Gómez, es que esos exfuncionarios se fundieron en temas como la salud con los paramilitares. Lo mismo hicieron con las tierras y con entidades como el Banco Agrario, que se lo feriaron.
Hoy algunos de esos delincuentes se rasgan las vestiduras, demandan a quienes deben investigarlos, se declaran víctimas. El cartel al que nos referimos no escatimó ningún esfuerzo en tapar todos los delitos que se cometieron, pero es que fueron tantos, que no tuvieron cómo hacerlo. Para eso era que buscaban la reelección, a la que pretendieron llegar también cometiendo delitos, como lo hicieron con la primera. Mirados en perspectiva, los crímenes de Escobar eran un juego de niños comparados con quienes lo sucedieron.