DeNunCianDo - Editorial: Tragedia en Amagá

Tragedia en Amagá

A 38 ASCIENDE EL NÚMERO DE CU- erpos rescatados en la mina de carbón San Fernando, ubicada en la población antioqueña de Amagá, tras la fatídica explosión ocurrida el pasado miércoles por una presunta acumulación de gases.

Se cree que aún quedan 40 personas en lo más profundo del socavón, no obstante las igualmente peligrosas labores de los socorristas. Una verdadera tragedia, anunciada, como quiera que no es la primera ocasión en que la explotación minera se ensaña con los trabajadores.

En este mismo lugar, propiedad de la compañía Carbones de San Fernando, una inundación en un túnel ocurrida en noviembre de 2008 les ocasionó la muerte a cinco personas. La historia es entonces conocida. Se repite año tras año ante la indolencia de las autoridades, siempre prestas a designar comisiones para identificar las causas de los accidentes y a prometer nuevos y mejores controles para esta población. En 1977 el desastre se dio en las minas de carbón El Silencio y Villa Diana, en donde perecieron 86 personas. En los últimos cinco años, la prensa ha registrado seis accidentes en la cuenca del Sinifaná, con un saldo de otros 20 mineros muertos. Y así mismo en otras regiones del país.

Con el agravante de que esta mina, a pesar de la magnitud del accidente, es formal, moderna y acaso la más tecnificada de las de su especie en la región. Las normas laborales y de seguridad industrial no deberían ser un problema. Y sin embargo el propio ministro de Minas y Energía, Hernán Martínez, reveló que la explotación carbonífera no contaba con detectores de gas permanentes, y que tampoco tenía una chimenea de evacuación para éstos. Al margen de quién deba asumir la responsabilidad, tema en el que la impunidad impera, la pregunta obvia es qué estará ocurriendo con la minería informal. Sólo en Amagá se sabe de 20 minas de carbón legales y de otras 120 ilegales, en donde los accidentes fatales por lo general no se registran en las ya escandalosas estadísticas oficiales.

Lo que nos lleva, inevitablemente, al tema de la bonanza minera. En varias ocasiones hemos escrito en este mismo espacio que Colombia debe prepararse para ser un país minero. Ya se le considera, de hecho, el quinto productor mundial de carbón.Se sabe incluso de la presencia de niños en las minas En Amagá, cerca de 5.000 hombres derivan su sustento de esta actividad La mina San Fernando produce 240.000 toneladas anuales y ocupa a 486 personas.. Y podría haber más, pero las cifras de extracción se logran a costa de la salud y la vida de los trabajadores. , una práctica que creíamos erradicada. Tan cierto es entonces que la minería creció exponencialmente, durante los últimos ocho años de “confianza inversionista y seguridad democrática”, como que las condiciones en que laboran los mineros son propias del mundo preindustrial.

Algo se avanzará con la Ley 1382, expedida en febrero para reformar el Código de Minas, pues es evidente que la formalización de las minas ilegales es el camino correcto hacia garantías de trabajo dignas y seguras. Pero el Estado tiene que ir más lejos. Con esta triste tragedia que enluta al país ha quedado claro que los mineros, aún los que se someten a las duras condiciones de trabajo ofrecidas por las grandes empresas de carbón formales, están desprotegidos y pueden ser, en cualquier momento, víctimas de otra catástrofe.

Enlace artículo: http://www.elespectador.com/opinion/...tragedia-amaga

Otro ejemplo de que no a todos les fue bien en Colombia durante los últimos 8 años.