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Politica y Sociedad » Los cuatro aspectos que hacen distinta la campaña de MockusParticipa en el tema Los cuatro aspectos que hacen distinta la campaña de Mockus en el foro Politica y Sociedad. |
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Los cuatro aspectos que hacen distinta la campaña de Mockus
Calificación: de
5,00 Hace un mes, en la mayoría de encuestas marcaba sólo un dígito y ahora está liderando la intención de voto. Las encuestas de los últimos días han mostrado una clara tendencia: que Antanas Mockus, del Partido Verde, sería el ganador de la primera vuelta. Y ese ascenso en los sondeos se debe, en buena medida, a su muy particular forma de hacer campaña. ¿Pero qué tiene de especial? Cuatro cosas son las que sobresalen: primera, que la campaña la hacen en conjunto cuatro personas; que su método de discurso en plaza pública no es nada tradicional; que se han apoyado, en buena medida, en las redes sociales; y su propuesta de político no tradicional con énfasis en la honestidad. Para empezar, si bien Mockus es el candidato, él nunca viaja solo. Siempre están a su lado, como coequiperos, Enrique Peñalosa, Lucho Garzón y Sergio Fajardo, su fórmula vicepresidencial. A donde llega, este cuarteto llama la atención. Y las fotos y los abrazos no son solo para el candidato. Además, se complementan y cada uno maneja temas específicos dentro de la campaña. Por eso, en más de una ocasión Mockus detiene su intervención para darle la palabra a cualquiera de sus compañeros de equipo, ya sea para una aclaración o para profundizar en un tema. "Nosotros somos un equipo y esto nos permite que si a uno se le cae el balón, el otro está listo para recibirlo", reconoció Mockus. Otra forma de discurso Y a la hora de la tarima los 'verdes' son completamente distintos. Con ellos no hay discursos vehementes ni acalorados. Lo que predomina es el tono pedagógico. Mockus generalmente arranca sus intervenciones pidiéndoles a sus seguidores que griten juntos "la unión hace la fuerza", luego plantea algunos puntos de su programa y les pide a sus seguidores que repitan: "Tu vida es sagrada" o "los recursos públicos son sagrados". Luego vienen los símbolos, los ejemplos y sus dinámicas. Pero buena parte del éxito de esta campaña está ligada a su activa presencia en las redes sociales de Internet. En la plataforma virtual los 'verdes' encontraron una vía de trabajo político poco explorada en el país. El pasado sábado, Mockus ya tenía más de medio millón de fans en Facebook. "En un comienzo desestimamos estas redes, pero hoy son casi el motor de la campaña", reconoció Peñalosa. Garzón asegura que en buena medida los seguidores de la campaña se han incrementado gracias a que los usuarios de las redes sociales se han convertido en multiplicadores de las propuestas. Finalmente, Mockus les está proponiendo a los colombianos cosas distintas relacionadas con transparencia, honestidad y poca politiquería. "No pagamos líderes, no contratamos buses para las manifestaciones y no ofrecemos nada a cambio del voto", aseguró Garzón. Según Alejo Vargas, catedrático de la Universidad Nacional, Mockus logró un "enganche" con una opinión fatigada con el discurso de politiquería y consiguió un despertar de los jóvenes que lo ven como una opción novedosa. Para el ex asesor presidencial Fabio Echeverri, hay mucha gente joven, menor de 40 años, que no está conforme con la politiquería y cree que debe haber un cambio de estilo. "Mockus está planteando cosas didácticas que le están llegando a la gente", dijo. Según el politólogo Fernando Giraldo, el éxito de la campaña de Mockus se debe especialmente a que los electores están viendo la necesidad de avanzar hacia el respeto a la legalidad, "y Mockus logró desplazar el eje, de la seguridad, hacia el de la legalidad". | ||
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No Calculado | #1.5 |
SponSor | Re: Los cuatro aspectos que hacen distinta la campaña de Mockus |
03-05-2010 , 12:04:02 | #2 |
Denunciante Popular | Respuesta: Los cuatro aspectos que hacen distinta la campaña de Mockus
POR eso y muchas mas razones mockus presidente.
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03-05-2010 , 12:26:56 | #3 |
Denunciante Mítico | Respuesta: Los cuatro aspectos que hacen distinta la campaña de Mockus |
03-05-2010 , 13:14:39 | #4 |
Denunciante Popular | Respuesta: Los cuatro aspectos que hacen distinta la campaña de Mockus Por estas razones ? pero es que aqui no se dice nada. Y por muchas mas razones: Cuales ??? Por favor digamelas... Yo lo que veo es: al principio del texto dice q hace un mes nadie daba un peso por Mockus, ahora y gracias a los medios y a las palabras bonitas lidera la intencion de voto. Aqui nos estamos dejando llevar por una esperanza vacia. Última edición por xZATANx; 03-05-2010 a las 13:17:01 |
03-05-2010 , 13:26:28 | #5 |
Denunciante Bronce | Respuesta: Los cuatro aspectos que hacen distinta la campaña de Mockus yo se las digo por el... LA UNIÓN HACE LA FUERZA: JUNTOS POR LA LEGALIDAD DEMOCRÁTICA
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03-05-2010 , 13:27:18 | #6 |
Denunciante Bronce | Respuesta: Los cuatro aspectos que hacen distinta la campaña de Mockus
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03-05-2010 , 13:45:31 | #7 |
Denunciante Distinguido | Respuesta: Los cuatro aspectos que hacen distinta la campaña de Mockus
muy, my bien sonbi....gracias pana !!!!MOCKUS PRESIDENTE !!!!!!!! Lo Que Colombia merece, lo que nosotros merecemos: Ante la descarada omisión que los medios están haciendo de las propuestas programáticas de los candidatos presidenciales, cada vez es más necesario que los ciudadanos nos tomemos el trabajo de utilizar los medios a nuestro alcance para llevar la discusión a niveles más profundos. El debate de la semana pasada mostró un alto grado de trivialización del escenario político. Los medios están contribuyendo a menospreciar la capacidad de comprensión del colombiano promedio y sólo hacen ecos de programas de gobierno que se resuman en dos o tres palabras. Cuando alguien expone un concepto que va más allá de las consignas obvias, dicen que es confuso y que no tiene claridad. Por eso es importante mostrar las propuestas de la forma más clara posible y tomarse el espacio necesario para destruir los mitos que se han ido creando alrededor de figuras como Mockus, a quien como no le pueden achacar ninguna relación con intereses oscuros (como a otros candidatos), le han terminado endilgando una pretendida debilidad de carácter acompañada de confusión de criterios. Vamos por partes. Juan Manuel Santos, que quiere mostrarse como el sucesor de Uribe, exhibe la bandera de la mano dura basado en su gestión como Ministro de Defensa. Desde esa posición elabora un discurso parecido al que impuso George Bush sobre el terrorismo hace ya varios años: “quien no está conmigo está contra mí”. La versión reeditada para la campaña es: “quien no usa un lenguaje agresivo exclusivamente dirigido a las farc, es un blandengue que se va a doblegar ante las exigencias del terrorismo”. Además de convertir a la seguridad democrática en una marca registrada, cuando se supone que es un deber de cualquier gobierno civilizado, esto conlleva el supuesto de que si alguien señala la necesidad de acabar con otras fuentes de violencia (violencia doméstica o corrupción, por ejemplo), es porque se está haciendo el de la vista gorda ante el terrorismo de las farc y va a echar al piso la seguridad democrática. Estos razonamientos son simplemente inaceptables, pero terminan siendo parte del sentido común de la mayoría de la población porque han venido siendo presentados en los medios con la misma persistencia irracional de cualquier emisora que quiere “pegar” una canción. Uribe se ha encargado durante los últimos ocho años de dejar muy en claro que en este país el terrorismo se llama la’far’ y que todos los males son culpa del terrorismo. A cualquier persona sensata esto le parecería una simplificación excesiva de la realidad compleja de un país como Colombia, pero la aceptación que tienen estas tesis es una evidencia de que la gente no quiere enredarse y busca cosas simples. La postura de Mockus es mucho más coherente y pertinente, pero no por eso es menos clara o menos sencilla. Lo que pasa es que en el estado actual de cosas, dicha propuesta requiere de una pequeña explicación para ser entendida (explicación que no tiene cabida en nuestros debates estilo reinado de Cartagena). Aquí va la explicación. El narcotráfico ha potenciado en Colombia una cultura en la que es justificable salirse de la ley (por ejemplo usando la violencia) para adquirir poder. Esa cultura es algo que tienen en común, por citar unos ejemplos, los guerrilleros de las farc, los rastrojos, los políticos del PIN, y algunos niños que desde las comunas de Medellín aspiran a ser otro Pablo Escobar, otro Chupeta, otro Don Berna. Pero la cultura del narcotráfico no se ha limitado a los círculos cercanos de los narcotraficantes. La cultura mafiosa ha terminado haciendo cada vez más débiles los límites morales, legales y culturales de grandes sectores de la población. A muchos no les parece grave evadir uno que otro impuesto de vez en cuando, o saltarse la letra pequeña cada cierto tiempo - “¡Pero si yo no le hago daño a nadie. El estado no siente!”-. Estamos más acostumbrados que otras sociedades a darnos permisos, a forzar los límites y a usar atajos para “facilitar las cosas”. No es que todo esto sea un fruto del narcotráfico, pero nadie puede desconocer que el narcotráfico ha logrado sacar lo peor de muchos colombianos. Y una de esas peores cosas es la cultura de la trampa y el atajo. Así, en la propuesta de Mockus se pueden identificar dos premisas esenciales. En primer lugar, el país tiene un problema cultural que no se puede achacar a un solo actor de forma exclusiva. Para ponerlo en otros términos, la seguridad democrática sería como la medicina alopática o convencional que ataca los síntomas (la’ far’) sin preocuparse por las relaciones sistémicas que hay detrás de esos síntomas. La propuesta de Mockus sería en cambio como la de la medicina bioenergética: tratar el sistema para que desaparezcan los síntomas. Intervenir directamente la cultura y crear un cambio de mentalidad para que no sea aceptable, bajo ninguna circunstancia, la violación de algunos principios básicos, como el respeto a la vida y el respeto a los recursos públicos. A esto se refiere Mockus cuando propone crear tabúes de manera que robar o matar sea igual de feo que pegarle a la mamá. En segundo lugar, y yendo más adentro en la naturaleza del problema, tenemos un tremendo divorcio entre la cultura, la ley y la moral. ¿qué quiere decir eso? Quiere decir sencillamente que lo legal nos parece jartísimo, lo que nos atrae y nos entusiasma suele ser ilegal y el hecho de saltarnos la ley no nos provoca remordimientos. Así de sencillo. Por eso es frecuente oír por ahí que tenemos una legislación para un país como Suecia. Nosotros mismos no aceptamos que una legislación progresista sea para Colombia porque reconocemos que nuestra cultura menosprecia el valor de la ley. Y lo más grave: no nos importa. Porque, como en todo estereotipo, esto tiene un lado bueno que es el famoso mito de la malicia indígena. Los colombianos nos las damos de vivos, de maliciosos, de astutos, y nos burlamos de los canadienses, los gringos y los austríacos porque nos parecen excesivamente ñoños. No hay que ser demasiado vivo para darse cuenta que es esa misma viveza la que nos lleva a pasar por encima de la ley sin que se nos mueva un pelo. Y es esa cultura de la trampa (la malicia indígena no es más que un eufemismo), la que ha sido alimentada por la ambición que trae el narcotráfico y que nos tiene metidos en una espiral de violencia que lleva más de medio siglo. Ahora bien, ¿cómo se crea un cambio de mentalidad tan grande como para cerrar la brecha entre nuestra cultura y nuestra ley? Lo más interesante es que Mockus es precisamente el único dirigente político en el país que ha logrado cambios de este tipo desde una posición de gobierno. Voy a mencionar dos ejemplos muy sencillos: En la década de los ochenta era imposible ver a alguien en Bogotá manejando con cinturón de seguridad. Al finalizar la primera alcaldía de Mockus todo el mundo había desarrollado el instinto de ponerse el cinturón antes de arrancar. De igual manera, a principios de los noventa los peatones debían cruzar la calle entre los carros porque no existían cebras y mucho menos existía la conciencia de respetarlas. Hoy en día el conductor que queda atravesado en una cebra por un cambio de semáforo siente inmediatamente la presión de estar haciendo algo mal. Estos cambios no se lograron únicamente con mimos o con tarjetas rojas. Pero tampoco se debieron exclusivamente a las multas. Estos cambios se dieron gracias a la combinación de diferentes elementos. ¿Cuáles elementos? Pues precisamente los que permiten acercar la ley a la cultura y éstas dos a la moral. La multa funciona como una sanción legal, pero si no va acompañada de una presión social, el multado termina buscando la forma de evadirla y no llega a sentir culpa. El mimo funciona como el símbolo de una sanción social, pero si no va acompañado de una multa, no genera la fuerza suficiente para convertir el comportamiento en hábito. Por eso la estrategia se puede resumir así: combinar presiones legales con presiones sociales, en la misma dirección, para producir remordimientos y culpas por los actos ilegales. Por esa vía se lograron cambios importantes y duraderos en Bogotá que hoy a muchos nos siguen enorgulleciendo. La pregunta es: ¿puede usarse el mismo razonamiento para resolver los problemas de Colombia? La apuesta es que sí se puede. De hecho es una apuesta que apunta a una mano dura, más dura que la del uribismo más recalcitrante. Por una sencilla razón: la mano dura de Uribe-Santos está dirigida a erradicar militarmente a la’far’. La mano dura de Mockus en cambio está dirigida a atacar jurídica, social y militarmente cualquier tipo de ilegalidad. Y sabemos que la tolerancia a la ilegalidad está detrás de todos los problemas del país. Desde la corrupción hasta el desempleo pasando por la crisis de la salud y el narcotráfico. El enemigo no es la izquierda o la derecha. El enemigo no es el que piensa distinto o el que se niega a darme la razón. El enemigo es la ilegalidad, en todas sus formas. Necesitamos que Colombia sea un país legal No es fácil, pero se puede. Se necesita una revolución cultural. Y para esta revolución se necesita un mandato claro. Por eso es importante que Mockus gane no raspando, sino con muchos, muchos votos. No estamos pensando en ganar la campaña, sino en emprender la tarea gigantesca de cambiar a Colombia para convertirla en un mejor país. Si estas ideas le parecen convincentes, por favor vote por Mockus el 30 de mayo. Si le sigue pareciendo muy complicado y necesita algo más simple, puede seguir siendo uribista o mamerto. Pero no diga que no se lo advertimos. |
03-05-2010 , 13:48:17 | #8 |
Denunciante Distinguido | Respuesta: Los cuatro aspectos que hacen distinta la campaña de Mockus AQUÍ ESTÁN ALGUNAS DE SUS FRASES. -Me encantaría que cada mañana, cuando un estudiante se levanta para ir a clase, comprendiera que allí, en su colegio o universidad, que cada maestro al dar la clase, o un papá al revisar la tarea por las noches, son los escenarios donde se juega la soberanía del país, la diferencia de poder futuro, no en la mesa de las negociaciones. - No soy blando, soy un duro limpio. - No me gusta que todo es negociable, comprable, como si el país se manejara a través de una lógica comercial. - Es inaceptable históricamente la 'locha' tributaria de los hacendados colombianos. - Un país más zanahorio, un país donde no todo vale, un país donde la productividad se eleva mucho y permite realizar los ideales a la Constitución porque la gente no se mata y porque la gente no toma ciertos atajos. Un país donde ley y cultura están más cerca, donde las obligaciones legales son culturalmente respaldadas: pagar impuestos, respetar el ordenamiento territorial, respetar, obviamente, los derechos fundamentales de los demás. - El 'todo vale' es la peste de cualquier sociedad. - Informémonos antes de votar, conozcamos las opciones, leamos el menú antes de ordenar. - A mí me parece grave que la sociedad colombiana no tiene la suficiente indignación frente a crímenes de lesa humanidad. - El acto de votar es un acto delicado, y yo veo que la campaña electoral es como un acercamiento mutuo donde la gente se escucha y se olfatea; es una cosa en las dos direcciones. Lo más importante es que la gente debe gozarse su posibilidad de escoger. - No ofrezco un camino de rosas, sino uno de consolidación. Es como si pusieran unos cimientos en piedra y concreto, y ahora tocara construir más o menos en las mismas proporciones con ladrillo y arena. Fortalecer la seguridad con los componentes de justicia y control social, y fortalecer además la educación, por razones de productividad y de competitividad, amerita un esfuerzo económico grande. - En Colombia lo que tenemos que ser es corresponsables. Tenemos que cuidarnos entre todos, regularnos entre todos, para no hacer las cosas chambonamente. Es cultura ciudadana. - Los recursos públicos son recursos sagrados. - A mí no me gusta mucho que la democracia dependa mucho de la plata, y yo creo que la gente lo entiende y todos los candidatos deberían hacer esfuerzos no por gastar al máximo sino por gastar mucho menos. Eso haría la democracia más creíble. La democracia es debate y votar después de haber escuchado. - Creo en la democracia deliberativa: argumento va, argumento viene. Los intereses, al volverse públicos, se moderan o se pulen. - A mí no me da miedo aplicar la autoridad para hacer cumplir la ley. Pero la autoridad hay que aplicarla basada en la pedagogía, más que en la fuerza, porque eso es lo que la hace legítima. |
03-05-2010 , 13:51:57 | #9 |
Denunciante Distinguido | Respuesta: Los cuatro aspectos que hacen distinta la campaña de Mockus Cuando nací, en julio de , el presidente electo era el liberal Alfonso López Michelsen. Poco supe de él. Sólo que se inventó una ventanilla siniestra para que los narcos lavaran la plática en el Banco de la República y que su primo hermano, Jaime Michelsen Uribe, desfalcó al grupo Grancolombiano en miles de millones de pesos dejando en la calle a muchos ahorradores. Luego, cuando tuve alguito de uso de razón, en 1978, fue electo el también liberal Julio César Turbay Ayala. De él supe un poco más, pero no más alentador. Tenía una política que se conocía como el Estatuto de Seguridad que en el papel era para preservar la democracia y en la práctica era para matar a comunistas armados y desarmados. Además, el M-19 se le tomó una embajada llena de embajadores y se le fueron para Cuba muertos de la risa. Para la posteridad sólo lo recordaría como la inspiración de los mejores chistes idiotas de idiotas que hubiese podido escuchar. Ahora para contárselos a mi hijo le tengo que hacer una clase de historia de este pintoresco personaje. Después, en 1982, con algo de criterio infantil, el mejor de todos, vi como un ser salido de la poesía recitaba discursos con un tono que fácilmente curaba el insomnio de cualquier esquizofrénico. Había derrotado a un pelado joven de greñas rebeldes, bigote novelero y carisma arrollador y al cuchito López que era viejito desde que yo era un bebé. Ese joven era Luis Carlos Galán Sarmiento, a quien le debo mi amor por los temas políticos y el odio por la política y su uso nacional, no por su ejemplo, sino porque esa política lo asesinó. A Belisario, con ese tono que le salía con su paquidermismo para actuar, el M–19 también, mandado por Pablo Escobar, se le tomó la Corte Suprema de Justicia y masacró el único poder público respetable en el país. Si de verdad el “M” hubiese querido hacerle un favor al país, se hubieran metido al circo del frente cruzando la Plaza de Bolívar. Con Belisario empezó el narcoterrorismo también. Antes de lo del Palacio, los narcos mataron a su Ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla y empezó la cacería de jueces, magistrados, periodistas y todo al que se les opusiera. Belisario no era un Presidente, era un poeta jugando a mandar y mandaba con poesía barata y resultados costosos a merced de quien de verdad pudiera mandar. Un país subyugado al narcotráfico le tocó recibir a Virgilio Barco Vargas en 1986. El tipo no era malo, pero estaba enfermo. Cuando tenía lucidez sabía gobernar, cuando no, su secretario privado negociaba el país con los narcos. Ya no hablaba bien, el altzhaimer lo tenía consumido. Después Cesar Gaviria, en 1990, asumió la presidencia por casualidad, por error, porque mataron al verdadero Presidente, Luis Carlos Galán Sarmiento. Gaviria no fue un Presidente, fue un negociante. Sabía que debía combatir el narcotráfico pero también que tenía que quedar bien con todo el mundo. Con las encuestas, con los gringos, con el Congreso, con la oposición… vendió el alma a dios y al diablo, jugó en todos los bandos, pasó por encima de la conciencia moral de sus políticas y mandó a Colombia de nuevo a la guerra narcoterrorista por apresar y dejar volar a un megaasesino como Pablo Escobar a quien después tuvo que matar. Después llegó Samper en 1994. Él quería ser Presidente. No importaba cómo. Y fue presidente apoyado por el narcotráfico. Lo pillaron y no pudo gobernar pero se pudo salvar de la cárcel que merecía porque compró a sus investigadores, corruptos congresistas. Terminó su mandato, pero no gobernó. En 1998 llegó Pastrana, aún más ingenuo y tonto que Belisario, con la misma “nobleza” bienintencionada que sólo le dio más poder a la guerrilla para que secuestraran al país entero. |
03-05-2010 , 13:52:00 | #10 |
Denunciante Bronce | Respuesta: Los cuatro aspectos que hacen distinta la campaña de Mockus Algo mas ZATAN? |
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