DeNunCianDo - Corrupcion clombiana 3.7 sobre10

Inquietante, por decir lo menos, es el retroceso de Colombia en el escalafón que elabora Transparencia Internacional con base en los resultados del Índice de Percepción de Corrupción que se construye para 180 naciones. De acuerdo con la entidad, en la medición del presente año el país perdió cinco puestos al obtener una nota de 3,7 sobre 10, que no solo fue inferior a la del 2008, sino que lo llevó a ocupar el lugar número 75 en el mundo. En el hemisferio, dicha posición es la décima, comparable a la de Brasil y Perú, pero muy inferior al 8,7 que recibe Canadá, al 6,7 de Chile o al 5,3 de Costa Rica.
Semejante calificación es el resultado de encuestas que se hacen entre grupos específicos de ciudadanos y la población en general. Debido a ello, no falta quien afirme que un peor desempeño en la muestra no constituye evidencia de que la corrupción haya aumentado en forma objetiva. Sin embargo, a la hora de cuantificar un delito que extiende sus tentáculos en forma secreta y que es imposible de medir a ciencia cierta, el sentir de la población es definitivo. Son las personas las que saben si una autoridad les pide dinero a cambio de realizar un trámite determinado o si en algunos sectores el pago de coimas o 'mordidas' es una práctica usual.
En tal sentido, lo que ocurre en Colombia no es nada alentador. Para comenzar, porque diversos sondeos muestran que la credibilidad de ciertas prácticas e instituciones es negativa. Por ejemplo, un cuestionario respondido por 300 empresarios reveló hace mes y medio que el 94 por ciento cree que las donaciones a campañas electorales son una forma de corrupción. A su vez, según el Barómetro Global realizado por Transparencia Internacional, el 41 por ciento de los colombianos consideran que los partidos políticos son el primer sector en corrupción, seguidos por el poder legislativo, con el 26 por ciento, y los servidores públicos, con el 14 por ciento.
Como si lo anterior fuera poco, la percepción de que se está dando marcha atrás va en aumento. La más reciente encuesta Gallup reveló que 61 por ciento de los sondeados en las cuatro principales capitales piensan que el país está empeorando en materia de corrupción, mientras que hace un año dicha proporción era de 43 por ciento. Incluso, Álvaro Uribe, cuya gestión recibe elevadas calificaciones en la mayoría de los temas, se está rajando. Conforme a la misma investigación, 51 por ciento de los encuestados desaprueban el manejo que el Presidente de la República le da a la corrupción, mientras que las calificaciones positivas llegan a 47 por ciento. Hace un año, en contraste, la desaprobación era de 37 por ciento y la aprobación de 61 por ciento.
Lo sucedido, sin duda alguna, es el resultado de diversos escándalos, entre los que están los de Agro Ingreso Seguro, el DAS y el Instituto Nacional de Concesiones, para solo nombrar algunos. Si a eso se le agregan las inquietudes sobre el Runt o las preguntas respecto a los cambios en los pliegos de la licitación para escoger la firma que pondrá en órbita un satélite de comunicaciones, la tendencia es preocupante.
Es cierto que, en el pasado, la Casa de Nariño y el despacho del Vicepresidente han dado muestras de decisión al cortar por lo sano ante el asomo de prácticas venales. Pero, tal como ocurrió con Etesa, cuya partida de defunción fue expedida por los congresistas a los que se les entregó la entidad como botín político, es difícil hacer de cancerbero si la puerta de las instituciones se les abre a personas de dudosas credenciales, respaldadas por el barón electoral de turno.
Por tal razón, es necesario hacer mucho más en la lucha contra la corrupción, comenzando por combatir la politiquería. De lo contrario, tanto la propia democracia colombiana como la confianza inversionista sufrirán por un cáncer que, para los ciudadanos, sigue extendiéndose por el país en forma acelerada.”