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Violencia, incertidumbre y más ingresos impulsan un creciente éxodo de colombianos
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Violencia, incertidumbre y más ingresos impulsan un creciente éxodo de colombianos
por Michael Rendon Vera
Hace 4 horas
Punto de control de emigración en el aeropuerto El Dorado de Bogotá. Foto: Cancillería.
El año pasado cada día salieron 1220 colombianos más de los que entraron, según registros de Migración Colombia. La mayoría son jóvenes y educados. Además, por primera vez, los colombianos son el segundo grupo más grande de personas que emigran irregularmente hacia el norte por el Darién.
De un promedio de 200 mil migrantes colombianos al año entre 2012 y 2019, en 2022 la cifra de colombianos que se van se triplicó a 550 mil. El ritmo no ha mermado, según datos de Migración Colombia procesados por el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac).
Las razones del éxodo son varias, algunas de ellas están relacionadas con la pandemia y las marchas del 2021; otras, con la llegada de Gustavo Petro al poder.
El difícil mercado laboral mueve el éxodo de jóvenes profesionales
Los datos de Cerac muestran que ya había un incremento progresivo de migración desde 2015, que alcanzó su pico histórico en 2022, justo después de la pandemia y el estallido social, en el que los jóvenes fueron protagonistas.
Aunque también, paradójicamente, fue un año en el que se registró un alto crecimiento de la economía (7.4%), los jóvenes representan casi la mitad del total de colombianos desempleados. El 17% de ellos están buscando activamente empleo, según los datos de junio y agosto del Dane. Y esta cifra no refleja los jóvenes que están en el rebusque en la informalidad o, peor aún, que no estudian ni trabajan, pero tampoco buscan empleo.
“Bogotá tiene cerca de 700 mil jóvenes desconectados de las oportunidades, Medellín cerca de 200 mil y Cali o Cartagena alrededor de 100 mil”, según Germán Barragán de la Universidad de los Andes.
La pandemia y el estallido social del 2021 generaron “un cambio en la cosmovisión de los ciudadanos respecto a su relación con el país”, dice Ronal Rodríguez de la Universidad del Rosario. El proceso de paz había generado esperanzas de un mejor rumbo para el país, pero las dificultades económicas durante la pandemia y la actitud del gobierno Duque que llevó al estallido social minaron esas esperanzas.
Karen Quintero, de 32 años, participó en el Paro Nacional de 2021 junto a sus compañeros de trabajo del hospital de Cúcuta, donde trabajaba como médica. Marchó contra la reforma a la salud apoyada por el gobierno Duque. Pero desde ese año, comenzó el proceso de homologación de su título para irse a trabajar en España, también en busca de mejores oportunidades de acceso a una especialización.
Hace cuatro meses emigró y ahora trabaja como médica en la provincia española de Cádiz. En Colombia tenía un trabajo de largas jornadas en el hospital, donde recibía pacientes heridos de bala y puñal. Ahora gana un mejor salario y trabaja menos horas. Su trabajo actual como médica en Chipiona, España, no implica asistir pacientes afectados por violencia de la magnitud que le tocaba en Colombia.
Su próximo paso es entrar a estudiar una especialización subsidiada por el gobierno español, la cual hubiera costado alrededor de 300 millones de pesos en Colombia.
El 80 por ciento de los que migraron en 2022 tenían, como Karen, menos de 40 años y 36 por ciento tenían entre 18 y 29 años, según datos de Cerac.
Los jóvenes representados en esos datos son “de clase media y media alta porque para viajar legalmente tienen que tener para el tiquete, el pasaporte, el lugar de recepción”, dice Jorge Restrepo, director de Cerac.
Es el caso de Sergio Jaimes y Juan Jaimes, dos hermanos, ingenieros civiles de 28 años, que en 2022 se fueron a Australia.
Los dos ejercían su profesión, Sergio en el sector público y Juan en una ONG. En Melbourne inicialmente y luego en Perth, Sergio se decantó por trabajar como mesero y bartender, y Juan como asistente de construcción. Además de pagar sus costos de vida, les alcanzaba para pagar créditos que habían adquirido para pagar sus pasajes y estudiar en Australia. El dólar australiano, cómo la mayoría de monedas de países de ingresos altos, ha tenido una apreciación frente al peso colombiano en los últimos años.
Y es que otra razón mejor establecida, según Restrepo, que explica el éxodo de 2022 fue la devaluación del peso, la cual llegó a superar los 5 mil pesos por dólar recién posesionado Gustavo Petro. La expectativa de tomar ventaja de esa tasa cambiaria explica en parte ese pico de migración incluso en un año de alto crecimiento económico.
Con frecuencia, los que no se van con la idea de quedarse por fuera, jóvenes que van a estudiar, “una vez llegan allá logran ubicarse, logran tener una red de apoyo y al tener acceso al trabajo, buscan quedarse”, dice Restrepo.
Dos años después, Juan está trabajando como supervisor de obras. Está pronto a comenzar una maestría en diseño de construcción civil. Y ya tiene un buen inglés y juega fútbol de segunda división en un equipo conformado en su mayoría por australianos. El hermano mayor de los dos, Cristian, de 36 años, también decidió irse a Australia al año siguiente. Lo convenció la decisión de Petro de congelar la industria petrolera, pues él, como ingeniero químico que llevaba trabajando 10 años en Ecopetrol, ya no ve su futuro tan claro en esa industria.
Sergio, en cambio, decidió volver a Colombia a acompañar a su mamá, que se había quedado sola y estaba enferma. También lo hizo porque Australia cambió las condiciones para permanecer en el país, obligándolo a pagarse costosos estudios y restringiendo la cantidad de horas que podía trabajar. Pero ha pensado en volverse a ir.
El recrudecimiento del conflicto bajo Petro ha impulsado la migración
El conflicto armado se ha agudizado bajo la presidencia de Gustavo Petro en la periferia del país, donde los grupos armados han aumentado su control territorial. Esto también ha provocado que más personas decidan dejar Colombia.
Este año, por primera vez desde 2016, el año de la firma de los Acuerdos de Paz con las Farc, los colombianos sienten que el orden público es el mayor problema del país, según una encuesta de Invamer.
Y es que el conflicto armado se ha agudizado bajo la presidencia de Gustavo Petro, pese a su política de Paz Total. En los márgenes del país operan grupos armados con los que los acercamientos han fracasado, cómo el ELN en la frontera con Venezuela o las disidencias de “Mordisco” en el Cauca. Con otros, como el Clan del Golfo, con presencia en el Urabá antioqueño, no ha habido avances significativos.
“He notado en el último año un aumento de colombianos viniendo de la región del Pacífico. La mayoría de ellos del Cauca. Muchos de Buenaventura” dice Gimena Sánchez-Garzoli, directora regional para los Andes de la Oficina de Washington para América Latina (Wola), un centro de investigación y promoción de derechos humanos en Estados Unidos. Ella también vincula esa migración a la agudización del conflicto en los departamentos fronterizos con Venezuela, cómo Norte de Santander.
Otro grupo de colombianos que han seguido dejando el país incluso bajo el gobierno del cambio son los defensores de derechos humanos, según Sánchez-Garzoli. “Hay un gobierno del cambio, un gobierno que le importan los temas desde la retórica, porque hay gente que conoce los temas, pero no ha tenido la capacidad de proteger esa gente” dijo Sánchez-Garzoli.
“Los que lo hacen ilegalmente son adultos solteros y jóvenes. Desde el punto de vista socioeconómico, se trata probablemente de personas de clase media baja o de la base de la pirámide”, según Manuel Orozco, director del programa de Migración, Remesas y Desarrollo del Diálogo Interamericano, un centro de investigación de Washington.
Muchos de los que se van huyendo de la violencia salen ilegalmente por el Darién rumbo a Estados Unidos. Este año van 16 mil colombianos que transitan por esta selva, según Migración Panamá; es una cifra que superó por primera vez la de haitianos y ecuatorianos, que también huyen de la violencia en sus países.
Con la diferencia que los colombianos no necesitan visa para entrar a México, gracias a la relación de Petro con el recién salido expresidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y su sucesora, Claudia Sheinbaum, según Adam Isacson, director del programa de Veeduría de Defensa en Wola.
Pero una vez llegan a México, el camino a Estados Unidos es una travesía difícil.
Tatiana, de 42 años, trabajaba en una ebanistería. Debido a problemas económicos y a la preocupación porque su hijo de 17 años se había salido de estudiar, decidió emigrar. Arrancó su viaje hacia el norte en 2023, llegando en avión a Cancún con su hijo. El tránsito por México duró seis meses. Intentó viajar en bus hacia el norte, pero fueron devueltos por la policía múltiples veces hacia el sur mexicano.
Les tocó quedarse la mayor parte de su paso por México en la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo, donde no podían salir a la calle sin autorización previa de un cartel que opera en la ciudad.
Finalmente, agendaron una cita para pedir asilo a través de una aplicación de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EEUU, asistieron a la cita en la que no les hicieron preguntas y ahora están en Nueva Jersey a la espera de un juicio sobre su solicitud de asilo. Tatiana pidió la reserva de su apellido debido al juicio.
“Creo que la actitud del gobierno Duque golpeó de forma directa la esperanza que el proceso de paz generó de retorno y de mantenerse en el país de la población colombiana, lo cual ha sido agudizado por el manejo de los temas de paz y de negociación por parte del presidente Petro y por la pérdida de control territorial que se ha venido dando” dijo Rodríguez.
El profesor dice que “la narrativa de la población venezolana en el territorio colombiano también cala” en aquellos colombianos que creen que la llegada del primer presidente de izquierda al poder convertirá a Colombia en Venezuela.
Esa incertidumbre económica con la llegada de Petro al poder la vivió Santiago Gómez, un ingeniero civil de 28 años, que se fue a Canadá el 5 de mayo de 2022. Él es de Cúcuta y su papá tiene una empresa de producción de calzado que surte tiendas en todo el país. “Mi papá y yo estábamos muy asustados con la situación del país y con lo que se venía, lo que era inminente, la llegada de Petro y la izquierda al poder” dijo Santiago.
Las consecuencias del éxodo para Colombia
Las remesas desde Estados Unidos a Colombia han incrementado de 400 millones de dólares mensuales en abril de 2020 a cerca de mil millones de dólares en mayo de 2024, según datos del Diálogo Interamericano. Una entrada de dinero que ayuda a los familiares que se quedan en el país.
Pero la salida de jóvenes profesionales reduce la oferta del talento humano que requiere Colombia y representa un riesgo para una población que se envejece cada vez más. Más con un sistema pensional, que exige que las contribuciones de los trabajadores financien las pensiones de los jubilados.
Y lo grave es que este podría ser el comienzo de una tendencia que se podría acentuar debido a efectos de la pandemia en la educación de los jóvenes.
“Hubo una pérdida de aprendizajes gigantesca en niños y jóvenes que estaban en distintos grados escolares o inclusive por entrar al colegio cuando arrancó la pandemia y que no solamente no aprendieron nada durante el tiempo que estuvieron en sus casas, sino que además echaron para atrás”, dice Barragán. “Todos estos jóvenes van a sentir que están desconectados de unas oportunidades a las que no van a poder acceder en Colombia y van a creer que afuera las van a conseguir”.