El aterrador fanatismo de la extrema derecha que en nuestra país está representada por la Cabal.

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Coraje de la verdad Oscar Guardiola-Rivera Días antes del tiroteo que causó la muerte de siete personas en Chicago durante un desfile del Dia de la Independencia, la universidad de esa ciudad había publicado los resultados de una encuesta acerca de la confianza en el gobierno estadounidense. Los resultados son alarmantes. Nos dan pausa para pensar y repensar lo que será la política del hemisferio durante el gobierno de Petro y los demás progresismos de las Américas. De acuerdo con esos resultados, al menos un cuarto de los estadounidenses piensa que pronto será necesario alzarse en armas en contra del gobierno federal, y la mayoría de ellos piensa que el gobierno ‘es corrupto y está amañado en contra de gente como yo.’ Las estadísticas coinciden con la transmisión televisiva de las audiencias que el Comité del Congreso celebra acerca de la insurrección del seis de enero, la opinión extendida entre partidarios de Trump y el partido republicano de que Biden no ganó las elecciones, los bajos índices de popularidad de este, y el giro de tales partidarios que estarían dispuestos a apoyar al gobernador de Florida Ron DeSantis en su aspiración presidencial si las cosas siguen complicándose para Trump. En otra encuesta en New Hampshire sobre el tema, DeSantis derrota tanto a Trump como a Biden. Ello debería interesar al gobierno de Colombia que será inaugurado el siete de agosto próximo. Durante un debate que protagonicé para la BBC la semana pasada puede escucharse la reacción de DeSantis ante la victoria de Petro: “La elección de un exnarcoterrorista y marxista para liderar a Colombia es desastrosa. Esperábamos un resultado diferente”. El gobernador de Florida y estrella ascendente de la ultraderecha que se ha tomado el partido republicano dice que es el síntoma de un mal mayor: “Tenemos un problema en el hemisferio occidental; la propagación del Marxismo”. Se trata de una afirmación que pertenece a la misma especie del negacionismo sobre el triunfo de Biden y la llamada “teoría del reemplazo” según la cual latinos y afros estaríamos a punto de reemplazar a los blancos en Occidente dadas las tasas de inmigración y nacimientos, teoría que podría estar conectada con la cancelación de los derechos de las mujeres en este sentido por un grupo conservador de la Corte Suprema. Es decir, son falsas. Pero su repetición constante en los medios y medianías digitales ya habría creado un público dispuesto a todo por ellas. Y una clase política ultraconservadora, presta a hacerse eco de tales creencias bien sea por ingenuidad o cinismo e incendiar el hemisferio para extinguir lo que consideran un virus que se propaga. Son los mismos que hace poco negaban el otro virus, este sí real, y que en Colombia niegan o relativizan la verdad del conflicto. Que ya sabemos, gracias a los documentos del Archivo de Seguridad estadounidense, cuya evidencia han analizado los comisionados en su histórico reporte, fue por lo menos amplificado cuando la intervención de nuestros vecinos del norte se hacía más agresiva o decidida a sacrificar mínimos éticos en beneficio de intereses privados. Corresponderá a los historiadores estimar el significado de tales hechos. Pero nos corresponde a nosotros, al próximo gobierno, y a los demás gobiernos liberales y progresistas del hemisferio diseñar con premura, cautela y cuidado la política y alianzas que permitirían responder a las acciones de una insurgencia que al contrario de las anteriores proviene de la ultraderecha, no de la izquierda, y que está presente tanto en América del Norte como en el Sur. Confrontar sus mentiras y asumir el coraje de la verdad cuya práctica consiste en crear democracia y cuidarnos unos a otros de quienes desean una vez más incendiarla.

Fuente: El Espectador