De hecho, la Farc exculpan al exsenador, expresidente y expresidiario Uribe. Si Uribe acepta que la agrupación dice la verdad, legitima uno de los pilares del proceso de paz, encontrar la verdad a través del reconocimiento de sus autores. Si la niega, seguiría con el vergonzante señalamiento de ser uno de los autores del atentado.

Al margen: A propósito del usurario moderador "el PaNa" que cerró mi post "https://www.denunciando.com/politica...doramente.html]" porque, según su leal saber y entender, "Esta es una zona seria, para humor están chistes y cosas charras, tema cerrado!", le recuerdo las palabras del gran dramaturgo italiano, Dario Fo, señalándole que lo que posteé no es un chiste ni una cosa charra:

Cita:

“La sátira es la forma más eficaz contra el poder: el poder no soporta el humor, porque la risa libera al hombre de sus miedos.”

Cita:

La confesión de Farc sobre atentado a Vargas pone a Uribe en una encrucijada Por LAURA SOTO · 03 DE NOVIEMBRE DE 2020 La confesión de las Farc que estuvieron detrás de los dos atentados que sufrió Germán Vargas Lleras le quita a Álvaro Uribe la sospecha que el entonces senador Vargas había puesto sobre los organismos de inteligencia bajo su mando. Pero pone al Ex presidente ante una encrucijada: es difícil reconocer la confesión que lo libera de ese episodio sin reconocer a la JEP, institución que él quiere acabar con su referendo. La confesión de las Farc Las Farc lo reconocieron en una carta escrita por Rodrigo Londoño, antes conocido como Timochenko, al expresidente Juan Manuel Santos. En ella reconocen que fueron responsables del atentado que sufrió el entonces senador Germán Vargas Lleras en 2003, por medio de una agenda bomba que le quitó tres dedos y también del perpetrado en 2005, a través de un carro bomba que no logró herirlo. Reconocer la autoría de esos atentados fue, según le dijo a La Silla el senador Carlos Antonio Losada, miembro del partido Farc y exmiembro del Secretariado, una decisión discutida por la dirección del Partido Farc hace unos días con el objetivo de saldar “una deuda de lealtad que había para quien fue nuestro interlocutor (en los diálogos de paz) y hacerlo con carta dirigida a él era la mejor manera de honrar ese compromiso con Santos”. Además, dice, que lo hicieron para seguir “con su compromiso de dar la verdad”, aportar a la reconciliación y motivar que otros sectores cuenten sus verdades, una decisión que como contó La Silla tomaron hace poco más de un mes. Que hayan escogido justo esclarecer este crimen contra Vargas Lleras es particularmente significativo porque le quita el manto de duda que había sobre el expresidente Alvaro Uribe, quien era presidente en la época de los atentados. Días después del atentado del carro bomba en 2005, Vargas dijo al Tiempo: "¿Hay mafia y políticos detrás de esto? En ese sentido recibimos información y eso es lo que me preocupa en especial en esta oportunidad”. Años después dijo que siempre sospechó del DAS, entidad que creía que lo estaba chuzando, sobre todo por un hecho que ocurrió luego de ese mismo atentado. Tras 25 años, las Farc confiesan que mataron a Álvaro Gómez. El uribismo ya lo había dicho Se trató de la filtración de una llamada que le había hecho a su esposa Luz María Zapata, luego de la explosión en la que le dijo que sospechaba del gobierno. Vargas le dijo a la periodista Vicky Dávila que le pareció muy extraño que esa declaración que solo la había hecho con su esposa la hubiera conocido Uribe, quien llamó a Zapata a “regañarla” y decirle si “ella creía que él era un asesino”. Estas sospechas del DAS ganaron más peso cuando en 2011 Semana reveló un registro de contrainteligencia que señalaba que en 2005 un agente del DAS le habría dado los explosivos a un civil para asesinar a Vargas. El sospechoso había sido integrante del esquema de seguridad de Vargas. La investigación no arrojó resultados y se archivó. Vargas reconoció luego que un conductor asignado por el DAS no fue a trabajar el día del atentado y que recibió explicaciones confusas sobre esa ausencia, una que señalaba que estaba en un curso y otra, haciendo arreglar un carro. Además de que él no era de planta y había sido contratado tres meses antes. También le hizo sospechar un retrato hablado falso del comprador del carro que hizo el DAS, supuestamente para despistar al verdadero culpable, que, en todo caso, nunca apareció. El gobierno, en ese momento manejaba la hipótesis de que habían sido las Farc, en retaliación por los debates que había hecho Vargas en el Senado alrededor de los abusos de la guerrilla en la zona de despeje en el Caguán durante las negociaciones con el gobierno de Andrés Pastrana. Para ese entonces, similar a como ocurrió en el caso de Alvaro Gómez Hurtado, funcionarios del gobierno de Uribe como el director del Das y el ministro del Interior, Sabas Pretelt, advirtieron que los responsables eran las Farc, pero esa hipótesis no tuvo acogida por Vargas ni parte de la opinión pública. La investigación judicial tampoco arrojó mayores resultados. En 2009 ,fueron capturados dos jóvenes universitarios señalados de pertenecer a las milicias de las Farc, que quedaron en libertad por vencimiento de términos. Y hasta esta semana, seguían estando en la impunidad y sin una teoría clara sobre los responsables. El episodio, en todo caso, creó una fractura irreconciliable entre Vargas y Uribe que podría haber cambiado el curso de la historia política del país. Vargas y Uribe habían sido aliados políticos hasta ese momento, unidos por su rechazo a las Farc. De hecho, en 2002, Vargas salió del Partido Liberal para respaldar la candidatura de Uribe a la Presidencia y fue elegido senador por el movimiento Colombia Siempre; luego apoyó la primera reelección de Uribe en 2005. Después del atentado, que ocurrió ese año, la relación se rompió, hasta la elección de Iván Duque, a quien Vargas apoyó en segunda vuelta. El alfil de Vargas, Germán Varón Cotrino, se convirtió en la peor piedra en el zapato de la segunda reelección de Uribe y contribuyó a su hundimiento en la Corte Constitucional. El impacto de la confesión La confesión de las Farc aclararía estos atentados que recuerdan la letalidad de la Farc en esa época, el miedo que se vivía también en las grandes ciudades, y la importancia del Acuerdo que las desarmó. Losada dice que no tuvieron en cuenta esa sospecha sobre Uribe para contar la verdad. “Son ironías de la vida, él ha sido adversario nuestro, y estaba cargando con una sospecha de responsabilidad, pero nosotros vamos a dar verdad independientemente de lo que eso pueda generar”, le dijo a La Silla. Sin embargo, esa confesión ocurre justo cuando Álvaro Uribe acaba de publicar el borrador del texto con el que pretende impulsar el referendo, cuyo principal caballito de batalla es derogar a la JEP. Contactamos a la jefe de prensa del expresidente Uribe para preguntarle su opinión frente al reconocimiento de las Farc, pero nos dijo que no se pronunciará. Uribe estuvo en medios hoy explicando y publicitando su referendo contra la JEP y los periodistas no le preguntaron sobre la confesión de Timochenko. Hasta la publicación de esta historia, el exVicepresidente Germán Vargas tampoco se ha pronunciado respecto a la carta de la Farc; el secretario de Cambio Radical, Germán Córdoba, le dijo a La Silla que el Exvicepresiente sólo lo hará por medio de sus columnas. El que sí se pronunció fue el Gobierno, que salió a criticar la carta originalmente dirigida a Juan Manuel Santos. “El Gobierno nacional insta a las Farc y a todos los responsables de este acto ilegal y criminal para que reconozcan de manera concreta verdad ante el espacio natural en donde debe ser ella reconocida que es la Justicia Especial para la Paz (JEP)”, dijo el comisionado de Paz, Miguel Ceballos en Twitter. “Las comunicaciones que se hacen de manera informal dirigidas a terceras personas que no hacen parte de la JEP de ninguna manera satisfacen el derecho que tienen las víctimas a la verdad y de ninguna manera cumplen con los compromisos y obligaciones del acuerdo de paz”. Algo similar le dijo a La Silla el vocero del Centro Democrático, el senador Gabriel Velasco. “Las declaraciones de Timochenko y demás cabecillas de las Farc sobre asesinatos y atentados a líderes políticos deben hacerse ante las autoridades formales, aportando pruebas y no con cartas informales que no entregan garantías a las víctimas”. Y aunque varios, como el representante del Centro Democrático Christian Garcés, no creen que en la JEP vaya a haber justicia (“Nunca he dudado de la honorabilidad de Uribe Vélez en su trayectoria, y segundo, ahora la pregunta es si el magnicidio de Álvaro Gómez, el atentado a Vargas Lleras, van a quedar en impunidad. (...)”, dijo), este episodio también los ha puesto a exigir verdad ante el sistema que critican y quieren reformar. Algo que, seguramente, buscaban las Farc. “Timochenko deberá soportar y sostener ante la JEP y la Comisión de la Verdad, aportando pruebas correspondientes, (...) el país exige verdad, pero no a cuenta gotas”, aseguró el representante uribista Gabriel Jaime Vallejo. Explicó que cuando dice que Farc debe ir a la JEP es porque es la justicia transicional existente y está reconocida en la Constitución y que por eso es respetuoso de ella, pero al tiempo dice que ésta debe desaparecer o sufrir cambios como lo propone Uribe, porque la “JEP no ha producido un solo fallo, y solo hemos tenido un tribunal de impunidad”. Si las Farc pasa de las cartas a presentar su confesión y las pruebas de su autoría ante la JEP y la Comisión de la Verdad, no solo en los magnicidios de Álvaro Gómez, cuya sospecha recaía en parte sobre las Fuerzas Militares, sino también en los atentados de Vargas en los que se sospechaba de Uribe, le quitará al referendo del Centro Democrático argumentos para hacerlo.

Fuente: La Silla Vacía