Una muestra de lo que se viene.

Una oposición radical encabezada por Petro que buscará hacerle la vida imposible al gobierno de Duque, tal como lo ha hecho con Peñalosa en Bogotá. Me recuerda a López Obrador en México hace cinco años, que se declaró en rebeldía por los resultados y armó un gobierno en la sombra. Le funcionó porque perdió las elecciones por un mínimo de votos y le ayudó el pésimo y corrupto mandato de Peña Nieto.

Un error de cálculo. Los votos de Petro son los de la primera vuelta, es decir, la mitad de los que hoy convoca y las marchas no serán multitudinarias como espera. Aparte de eso, varias organizaciones sociales, como los indígenas y centrales obreras, ya han dicho que le dan un compás de espera al nuevo gobierno y rechazarán lo que a su juicio los afecte y apoyarán lo que los beneficie.

El estatuto de la oposición. Por primera vez en la historia de Colombia, la oposición tiene dientes legales para fiscalizar al gobierno. Esto es bueno para la democracia y evitará un desborde de poder en el ejecutivo, así como poner a raya, al menos en una parte, la corrupción. Tanto Verdes como el Polo encabezarán esta oposición que, por sus lìderes, será estudiosa, responsable y lejana de fanatismos.

El tiempo lo dirá si a esta oposición fragmentada tiene la capacidad de convertirse de nuevo en alternativa de poder para 2022. Aparte de resultados negativos del gobierno de Duque, necesita un líder juicioso, responsable y carismático. Obvio que Petro no es el adecuado, pero será candidato presidencial y de nuevo el palo en la rueda de la izquierda.