Después de la andanada de insultos en contra de Mockus y Claudia López por haber adherido a Petro, conviene reposar un poco la mente y analizar si esta alianza le conviene al culebrero de izquierda.

La respuesta es sí porque Fajardo ganó en Bogotá en parte gracias a la intensa campaña que le hizo Mockus y la propia López. Con esta alianza Petro se debe ganar al menos la mitad de los votos de Fajardo, es decir unos 500 mil votos que no es una cifra nada despreciable.

A Petro le da aire, pero no le alcanza para acercarse a Duque. Lo que hay que mirar es más allá de estas elecciones. Me refiero a las del próximo año en la capital para elegir alcalde y concejo.

Entre el populismo de Petro y la Alianza Verde, hay algo más de 2 millones de votos, suficientes para ganar la alcaldía. El uribismo no alcanza el millón, mientras que Vargas Lleras tuvo una mísera votación.

Al parecer, aunque falta mucho, el uribismo y CR perderían la alcaldía y es muy probable que la Coalición Colombia la gane, primer paso hacia las elecciones presidenciales de 2022.

Al margen: desapruebo la adhesión de Mockus y López al marrullero costeño y me mantengo en mi decisión: votaré en blanco el 17 de junio.

Entiendo a Mockus y las simbólicas tablas. Dado que Petro, en sus delirantes discursos, se proclamó como el nuevo Moisés, Mockus recoge sus palabras y lo obliga a aceptar, como Yavhé en el Monte Sinaí, los nuevos DOCE mandamientos. Recordemos que el castigo por desobedecer privó a Moisés de entrar a la Tierra prometida.

Pero hay algo más. ante el peligro que entraña para la democracia la cloaca uribeña, y no menos las propuestas estúpidas del propio Petro, Mockus lo obliga a correrse al centro, abandonando sus aventuras izquierdistas, con un programa liberal.

Pero esta ayuda debió habérsela dado hace mucho. Hoy, poco y nada le sirve. Y esto es un pretexto para recordar una frase de "La piel del tambor" estupenda novela de Arturo Pérez-Reverte:

Cita:

"Pocas cosas hay tan trágicas en la vida como descubrir algo a destiempo"

De acuerdo. Si yo cambio mis ideas por otras para ganar, estoy vendiendo mi conciencia por unos votos. Igual lo hizo Gaviria cuando trasteó sus votos liberales a la cloaca uribista a la que siempre combatió. Son las prostitutas de la política. Y ya lo sabemos, las putas son para un rato y no para casarse con ellas.