¿Todavía enfrascados en demostrar si es mejor la cloaca uribista que el despeñadero petrista? ¿Por Dios, estamos obligados a escoger entre el cáncer o el sida? Ya Colombia se jodió los próximos cuatro años con la presidencia de Duque que tendrá que pagarles con creces a todos los corruptos del país que le van a asegurar gobernabilidad.

Feria de las arcas del Estado para conservadores, liberales, de la U, Cambio Radical y uribistas. Y en Denunciando emberracados tratando de demostrar por qué el perdedor, Petro, es el peor de los males como si esto importara a estas alturas cuando hace rato perdió las elecciones.

Cuando los argumentos son reemplazados por los epítetos, el fanatismo asoma en el horizonte. No sorprende. Nos preparamos para el regreso de Uribe en cuerpo ajeno, con sus tropelías, sus odios descomunales, sus "buenos muertos", su "todo vale", su corrupción y su venganza.

No serán fáciles estos cuatro años, que pueden convertirse en muchos más si consiguen despedazar la justicia. Espero que no, que Duque apenas sea una verruga de la democracia. De lo contrario, le tenderán tapete rojo a una solución extremista del otro lado. Sería un desastre, como sucede ahora.

Pensando en esto, recordé al gran escritor húngaro Sandor Márai que, observando las atrocidades de los nazis en Europa durante la guerra, escribió:

Cita:

"De hecho, los alemanes son magos. Han acertado a realizar el milagro de que cualquier ser humano decente espere honestamente y lleno de anhelo a los rusos, a los bolcheviques que llegan como libertadores"

Espero que nosotros, después del regreso de Uribe al poder, no esperemos como salvadores a los populistas que se quedaron a vivir en el pasado con su marxismo trasnochado.

Hay una tercera fuerza que funge como alternativa para gobernar a Colombia, el centro. Tenemos por delante la tarea de multiplicar los 4.600.000 votos de 2018 para ganar la presidencia en 2022.