La crítica debe hacérsela a la autora de la columna, María Jimena Duzán. Ahora, en lo que a mí se refiere, estoy de acuerdo con la sabiduría popular que los extremos siempre son las puntas de un mismo pañuelo. Tanto los populistas de izquierda como los de derecha son el mismo burro con distintas orejas y cada quien, desde su particular punto de vista, conspira contra la democracia.

Siempre buscan saltarse las leyes o acomodarlas en beneficio propio, encantan con sus discursos culebreros y buscan eternizarse en el poder, aparte de que se creen poseedores de la verdad, SU verdad, fuera de la cual no hay salvación y arrojan a las tinieblas exteriores a todo aquel que piense diferente, entendidas como tal, el exilio, la muerte o la prisión.

Finalmente, estoy de acuerdo con el gran escritor húngaro, Sándor Márai, víctima de ambos sistemas:

Cita:

"El comunismo es una tragedia, pero el enemigo real son siempre los hipócritas mezquinos, disfrazados de 'nacionalistas': la derecha."

De acuerdo y temo mucho por el futuro del país si esta derecha fanática consigue de nuevo el poder. No hay peor enemigo de la civilización que el fundamentalismo, cruel y obtuso, que edifica su imperio sobre el cadáver de los derechos humanos.

El nazismo, con otra vestimenta, está de regreso.