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Opinión - Vasectomía a la fuerza

Vasectomía a la fuerza

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Salud Hernández-Mora

Otro bebé muerto a manos de su mamá. El año pasado, veinticinco fueron asesinados por sus progenitoras, cantidad que Medicina Legal considera está por debajo de la cifra real.

Víctimas que podrían ser cualquiera de los 20.000 niños nacidos cada año en Bogotá cuyas madres no querían traerlos al mundo; pequeños que terminarán por alimentar la pobreza, la violencia, el maltrato infantil, la infelicidad, la prostitución (hay 35.000 niños forzados a ejercerla) y los cementerios.

Si seguimos pensando que son simples números y no una radiografía de la terrible realidad social del país, pues continuemos felices de creernos el cuento de que cuando caigan el 'Mono Jojoy' y sus secuaces, Colombia será el paraíso.

Y vayamos acostumbrándonos a los niños que son víctimas de abuso y al paisaje de pobreza en cada semáforo de nuestras ciudades, porque perpetuaremos la miseria y el maltrato al infinito. Como dice el fiscal Gabriel Alberto Niño, de la Unidad de Adolescentes, es urgente comprometer a los dirigentes políticos y sociales, así como a expertos, en la elaboración de una política de Estado de control de la natalidad. Recuerda que la Constitución del 91 exigió poner en marcha una ley que "reglamentará la progenitura responsable", algo que los poderes estatales despreciaron.

Si para adoptar a un niño es imprescindible acreditar unos requisitos jurídicos básicos, tales como idoneidad de orden mental, social y económico y edad mínima de 25, ¿por qué a los padres naturales no les exigen nada?

Adoptados y engendrados, deberían vivir en un ambiente familiar donde les pueden asegurar sus derechos mínimos. ¿Cómo se hace eso? Difícil decirlo, porque la Ley del Menor, que fue un gran logro, no aborda el tema. Tal vez a más de uno le resulte anticuado debatir sobre progenitura responsable y aún haya quienes crean que la libertad de los mayores justifica pasarse por la faja los derechos de los niños. Pero si no hacen nada, seguirá creciendo el número de pequeños sin presente ni futuro.

Habría que combinar políticas de medio y largo plazo que cambien mentalidades y culturas retrógradas, machistas, con medidas drásticas que disminuyan la magnitud de la catástrofe.

Si una menor de edad queda embarazada, el Estado tendría que hacerse cargo del bebé, a menos que su familia demostrara, como los papás adoptantes, que pueden y quieren hacerse responsables. Si una mujer, como la profesora de biología que asesinó a su bebé, sale de la cárcel y encuentra un compañero, ¿merece volver a gestar una vida? ¿Lo merece un hombre que maltrate a un menor? Porque tiene bemoles que a un político lo inhabiliten varios lustros por una falta grave y no hagan lo mismo con papás vagabundos, violentos o dementes.

Hay iniciativas que pueden estudiarse, por radicales que parezcan, pensando en que prevalezcan los derechos de los más pequeños. Vasectomía para los hombres irresponsables que embarazan y desaparecen; los que no atienden sus obligaciones paternas o los que maltratan pequeños. Y a las mujeres que actúan de manera similar, que les liguen las trompas. Nadie les impide que se acuesten con quien les provoque, pero que no engendren niños condenados a vivir infiernos. De nada sirven los arrebatos ciudadanos de indignación al calor de los crímenes más atroces, si no atacan las raíces del problema.

Este viernes, un muchacho de 15 años aceptó, en un proceso de conciliación, responder por el bebé que tuvo con una de 17. Su papá entregará 140.000 pesos mensuales, que no sabe de dónde sacará porque la compañera que tenía y que aportaba plata se fue y le dejó a los dos hijos de ambos. La mamá del bebé trabaja todo el día para sacarse unos pesos. Vive con su madre, también cabeza de hogar, que responde por otros chinos de padre desconocido. Sumen y verán que las cuentas de una progenitura irresponsable dan infelicidad, abandono, pobreza, sueños frustrados.

EL TIEMPO - Publicado el domingo 28 de junio de 2009

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¿Qué les parece?