Lo preocupante es que si se agrava la situación en Venezuela, miles de refugiados cruzarán las frontera y tendremos una crisis humanitaria de incalculables proporciones.

De acuerdo, los extremos se tocan. Mientras la extrema izquierda con Maduro y Diosdado incita a la guerra pese a la salida democrática que impulsa la oposición, en Colombia, cuyo gobierno busca con éxito terminar el conflicto armado, los tambores de guerra de la extrema derecha para regresar a la guerra no cesan de sonar.

Las dos caras de la misma moneda.

Le seguimos haciendo el juego al uribismo de inventarse una delirante conversión de Colombia en modelos autoritarios y populistas donde la palabra de un mesías reemplaza la cordura. ¿Lo traiciona el subconsciente?

Ni el modelo uribista de hacer más ricos a los ricos para que repartan algo de sus beneficios a los pobres (capitalismo salvaje), ni el modelo socialismo siglo XXI (igualar la pobreza). El modelo que seguirá sera el colombiano: manejo prudente de la economía capitalista con una mayor equidad en lo social

Colombia no empieza en Juan Manuel Santos. El modelo de Estado que hoy nos rige viene desde la Constitución del 86, con los naturales ajustes, siendo uno de los más notorios el de la reforma de 1968 de Carlos Lleras Restrepo. Luego vendría la Constitución del 91 que instauró la democracia participativa en vez de la representativa, enumeró con claridad los derechos fundamentales, instauró la acción de tutela y declaró un estado laico y social de derecho entre otras novedades. El acuerdo de paz firmado en La Habana no cambia en nada este modelo. Simplemente se dictan algunas reglas transitorias para facilitar la incorporación de los alzados en armas a la vida civil.

Equidad en lo social no significa asistencialismo. Un ejemplo: "familias en acción". Este mecanismo de subsidios fue creado por Pastrana e impulsado a su mayor nivel por Uribe buscando en el populismo el apoyo que le urgía a su modelo autoritario basado en el Estado de opinión que debía reemplazar el Estado de derecho. Grave error que cargó las finanzas públicas y cuyo desmonte causaría un cataclismo social. En vez de promover la creación de empleo, convirtió a tres millones en mendicantes, cuya expectativa es reclamar el cheque del Estado cada mes.

Otro ejemplo nefasto: la disminución de tarifas en Transmilenio hecha en el gobierno de Petro. Sin ningún estudio y con el ánimo de ganarse a los sectores populares cuando estuvo en la mira de la Procuraduría, causó un grave detrimento a las finanzas públicas del Distrito que debieron cubrir el hueco fiscal, lo que al final provocó su eliminación y el aumento de tarifas para tratar de remediar el desastre.

Equidad significa mejorar la calidad en la educación, mayor cobertura en salud, favorecer a los emprendedores abriendo canales de crédito y mayor capacitación, impulsar la construcción de la vivienda social, mejorar la infraestructura vial para abaratar los costos, fomentar las exportaciones, darle impulso a la agricultura y a la producción de bienes y servicios, acabar con el analfabetismo, conseguir el 100% de cobertura del agua potable, fomentar la investigación... etc., una tarea compleja que necesita el empuje constante de muchas administraciones.

Infortunadamente se ha atravesado la corrupción, la ineptitud, la violencia y los intereses de los señores feudales que defienden la ganadería extensiva, por ejemplo, como modelo de país. La lucha por modernizar el modelo económico que nos rige no es fácil, pero por fortuna la economía crece, así sea modestamente, en medio de la incertidumbre mundial y la inflación ha sido mantenida a niveles bajos impidiendo que este impuesto a la pobreza ahonde el abismo social.

La tarea es inmensa y si tenemos la fortuna de elegir en las próximas décadas gobiernos responsables que le apuesten a la creación de riqueza y no a la repartición de pobreza, dándole un impulso a la educación y a los sectores de la producción como la agricultura, servicios, financiero y la investigación, entre otros, podremos conseguir una mayor equidad social.