El tipo no me cae bien por su prepotencia, por su mala leche, por su ánimo destructivo, pero infortunadamente, esta vez tiene razón:

Veamos:

Los microciclos: ¿Por qué, si una parte de los seleccionados eran de la liga local, no pasó unos días antes con ellos? No se puede estar once meses en Argentina y uno en Colombia. Pekerman es un gran entrenador, pero se está durmiendo sobre sus laureles.

Los amistosos: No se aprovecharon para pulir los reemplazos de los históricos, para incorporar a los jóvenes, para probar los que van a ser suplentes. O no se jugó o se se hizo con selecciones de papel.

Dependencia: si no funcionan James, Cuadrado y Ospina, a echarse la bendición porque no tenemos más, apenas un grupo de jugadores biches, de soldados graduados de generales, hágame el favor.

La conclusión es demoledora: no tenemos equipo, apenas individualidades que a veces funcionan, a veces no, que hay que echar los dados en cada partido y lo peor del cuento es que no se ve una solución a la distancia. Marzo nos va a sorprender con los pantalones abajo.

Encomendémonos a San James porque dependemos de milagros. El camino es largo... y culebrero.

Me equivoqué, por supuesto. Creí de buena fe que había un plan de afinar estrategias, probar jugadores, acomodar los nuevos con los sobrevivientes del Mundial, pero parece que no dio resultado o había otro prpósito. Pero lo cierto y lo rescato de mi comentario es que en ese momento, como ahora, no teníamos nada y enfrentarnos con equipos de primer nivel no era buena idea por los remiendos, pero quizás unas de estos lados habrían dado mejor resultado. Lo malo fue que los remiendos siguieron hasta hoy y esta colcha de retazos no presagia nada bueno.

¿Y yo? Contrición de coraszón, propósito de enmienda, y colorado como una remolacha. Presentí la desgracia, pero me equivoqué en el remedio.