DeNunCianDo - Nairo Quintana honra a los escarabajos colombianos

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Decía un sabio director español, que como sus coetáneos vive ahora recluido en el olvido, que cada país recibe de Dios una bendición cíclica. Le toca con su varita divina y esa nación vive en la euforia ciclista durante décadas. Le sucedió a Francia con Hinault, a España con Induráin, a Alemania con Ullrich, a Estados Unidos con Armstrong…

A Colombia, un país grapado a la historia del ciclismo, le dedicó una estirpe: los escarabajos. Pequeños hombrecillos tiznados por el sol como mineros bajo la tierra que escalaban montañas con la agilidad de los trapecistas. Lucho Herrera, Fabio Parra, Martín Farfán, Oliverio Rincón, Álvaro Mejía… Colombia exporta ahora a su último pasajero. Se llama Nairo Quintana y es la sensación del momento en el pelotón.

Reciente ganador de la Vuelta al País Vasco, tradicional punto de abastecimiento de los más grandes, vencedor del Tour del Porvenir en 2010, Vuelta a Murcia, Ruta del Sur, Giro de Emilia, etapas en el Dauphine y la Volta, y de la contrarreloj que cerró la ronda vasca, Nairo Quintana honra la memoria de sus antepasados ciclistas.

Tiene su aspecto enjuto (56 kilos), pero no es pequeño (1,70). Se da un aire a Contador, aunque es más fino. Y tiene una ventaja sobre Lucho, Parra y los demás. Ha llegado a Europa muy joven, con 19 años, y solo ha conocido esta escuela de competición.

En Colombia la bicicleta era para él la supervivencia. Aprendió a montar con quince años, para recorrer el puerto de salida de Tunja (allí donde Induráin ganó el Mundial contrarreloj de 1995 delante de Olano) que lo llevaba hasta el colegio. A su padre, propietario de un kiosko de refrescos en una casita en la mitad del puerto, no le llegaba para pagar el autobús a sus muchachos. Con quince años subía y bajaba aquellos dieciséis kilómetros, y así se hizo ciclista. Como los españoles de después de la guerra, por necesidad.

Otros como él, Michael Rodríguez, Jeffrey Romero o Eduard Beltrán, también intentaron la aventura europea. Ninguno ha llegado. Solo Nairo, que corre para la primera multinacional española, Movistar, y es ahora mismo el emblema de su equipo ciclista.

JOSE CARLOS CARABIAS - EL MUNDO