Se jugaba el segundo minuto de descuento, y Puebla sumaba un valioso punto ante Chivas de Guadalajara como visitante. Entonces, Cristian Campestrini embolsó un remate de Alan Pulido, sin percatar que detrás suyo estaba Carlos Fierro, delantero de las Chivas. Fue el comienzo del fin.


Campestrini, entonces, picó la pelota una vez y luego la arrojó al piso, para patear. Ahí apareció Fierro para robarle la pelota, eludirlo, definir con el arco vacío y decretar el 3-2 definitivo.

"Tenía la pelota en la mano, la puse en el piso para pegarle y no lo vi", explicó Campestrini, ex Arsenal. "Uno nunca quiere cometer errores, pero sé que la culpa cae en mí. Es un error mío, la derrota es mía, el mal momento de Puebla es mío también", declaró.


El técnico de Puebla, el legendario José Saturnino Cardozo, también dio su punto de vista sobre el gol. "Es circunstancial, aparece cada 100 años. Errores cometemos todos y tenemos que respaldarnos entre nosotros, seguir trabajando y tratar de salir adelante", justificó.

Con este insólito gol, Chivas dio vuelta un partido que perdía 2-0 y sigue en la pelea por el título.