En el amistoso contra El Salvador fue el aviso. Un primer tiempo oscuro y parte del segundo tiempo embolatado hasta que llegaron los dos goles de David Villa, pero claro, era un amistoso y los ceños fruncidos se despejaron pronto. En el Mundial es otro cuento.

Es cierto. Otro cuento, pero de vergüenza. Un Diego Costa que no termina de encajar en el esquema de Del Bosque, un Iniesta a ratos inspirado y pare de contar. Una defensa lenta como un paquidermo. Piqué un desastre. Casillas, qué decir del estupendo Casillas en una tarde negra. Quizás la falta de ritmo de la Liga le pese; lo cierto es que no es el de antes, aunque hay que reconocer que el tercer gol debió haber sido anulado por carga ilícita contra él. ¿Pero el cuarto? al final se reivindicó salvando el sexto con un doble taponamiento. Y para completar, el Niño falla un gol a puerta vacía.

Es el debut, hay dos partidos para mejorar, pero la humillación de estos cinco goles demorará en borrarse. Será un baldón que acompañará a la Roja durante mucho tiempo. Quedan Chile y Australia para reivindicarse. Pero esta España descuadernada se va a enfrentar a un Chile aguerrido y no es de extrañar que un Alexis, libre por fin de ser el eterno coequipero de Messi, haga las diabluras de Robben y Van Persie y mande a la campeona a casa.

Lo grave de todo es que se le perdió el respeto. La edad, el desgaste de su esquema, sus fisuras en defensa, su incapacidad de marcar, no provocan un buen pronóstico. Chile decide.