DeNunCianDo - El Chómpiras y el Peterete existen!

Esta debe de ser una de las historias más raras o bizarras, nos narra la epopeya de los Señores. McArthur Wheeler y Clifton Earl Johnson.

El 6 de enero de 1995, nuestra pareja de malhechores de Pensilvania recurrió al crimen, robando no uno sino dos bancos, armados, a plena luz del día, sin ningún tipo de camuflaje. Fue muy fácil localizar a los culpables, que rápidamente se separaron tras el segundo robo. Johnson fue arrestado a los pocos días, seguido en abril por Wheeler. Cuando los agentes llegaron a la casa del ladrón para arrestarlo, Wheeler se iluminó con un asombro increíble: ¿Pero cómo supieron de mí?

Resultó que unos días antes del robo, un amigo suyo le había mostrado un truco de magia, es decir, había escrito unas palabras con jugo de limón en una hoja; luego, al colocar la hoja cerca de una vela encendida, fue posible ver el mensaje que de otro modo sería invisible. Increíblemente y sin razón, Wheeler llego a su conclusión más lógica: el jugo de limón te hace invisible.

Esto era Ideal para un atraco, Pero Wheeler quería asegurarse de que este método era infalible, por lo que se roció la cara con jugo de limón, sacó una Polaroid e intentó tomarse una selfie; pero le entró jugo de limón en el ojo al momento de disparar la cámara, por lo que perdió su posición y en lugar de tomarse una foto, tomó una foto del techo. Al no ver a nadie en la foto, la conclusión fue una sola: invisibilidad por el Limón.

En ese momento, le comunicó su descubrimiento a Johnson y decidieron realizar el robo con el cuerpo cubierto de jugo de limón, seguros de que eran invisibles. La convicción fue tal que se dejaron enmarcar deliberadamente por las cámaras de vigilancia, sonriendo y saludando.
Después de ser arrestado los oficiales examinaron a Wheeler por consumo de drogas o alcohol, pero salió negativo. La pura y simple verdad era que era un idiota. Tan idiota que quienes lo interrogaron no tenían duda de ello.

Esta historia atrajo el interés de dos investigadores cuyos nombres son bien conocidos hoy en día, en esta era de las redes sociales: David Dunning y Justin Kruger, los descubridores del efecto que lleva su nombre.
El síndrome de "Dunning Kruger" es una distorsión cognitiva que lleva a los individuos a sobreestimar sus habilidades o conocimientos en relación con un tema o campo específico, considerándose expertos o especialmente dotados en áreas en las que, en realidad, son sólo moderadamente competentes.
Desafortunadamente, Wheeler fue solo el precursor de un mundo donde la idiotez se hace cada vez más alardeada de arrogancia, como bien sabemos.

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