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Steve Jobs no era Dios Steve Jobs no era Dios El culto desmesurado y enajenado a Steve Jobs nos permite hacer una reflexión sobre la religión de la tecnología, los valores de la sociedad y lo que significó este genio empresario e innovador sacerdote del consumismo. http://img255.imagevenue.com/loc123/..._122_123lo.jpg Cualquier persona que haya estado navegando por Internet y especialmente por redes sociales como Twitter y Facebook se habrá dado cuenta de que gran parte del contenido en el último día giró en torno a Steve Jobs (en una monomanía pocas veces vista), un hombre ciertamente genial en lo que hacía pero que sobre todo gracias a la revolución geek, la sociedad de consumo y la hiperpenetración de los gadgets en nuestras vidas, fue elevado al panteón de los santos. En esa navegación diaria, copada por la idolatría de Jobs —acaso aumentada porque estamos usando sus ******os y las máquinas hacen sentir su influencia sobre nuestra psique— nos encontramos con un interesante artículo en el blog neoyorkino Gawker, que de manera lúcida analiza esta fiebre jobsiana con tintes fanáticos. Hamilton Nolan de Gawker escribe: «Steve Jobs ha muerto. Un genio de la tecnología ha fallecido. Triste. Ciertamente una terrible pérdida para los amigos y la familia de Steve Jobs y los ejecutivos y accionistas de Apple. ¿Y el resto de ustedes? Cálmense un poco». Hoy cientos (tal vez miles) de personas en diferentes partes del mundo acudieron a las tiendas Apple con pancartas, flores, velas y demás parafernalia de luto para rendirle tributo al dios de la religión de la tecnología (sacerdote del consumismo). Al mismo tiempo muchas personas compartieron estados en Facebook diciendo que estaban llorando o que se sentían devastadas por la muerte de Jobs. Este tipo de (seudo)empatía no tiene nada de malo, pero muchas de las personas que hacen tan patente su agonía compartida probablemente no se lamentarían tanto ni mostrarían la misma “empatía” si muriera su vecina, un amigo más o menos cercano o, por qué no, alguien que en realidad haya luchado por el bien del planeta de manera completamente altruista, acaso como el reverendo Fred Shuttlesworth, quien también falleció ayer. No hay duda de que Steve Jobs era muy bueno en lo que hacía —después de todo siempre nos caerá mejor que Bill Gates (a quien Jobs alguna vez recomendó tomar un poco de LSD para abrir un poco su mente). Jobs hizo buenas computadoras, buenos teléfonos, buenos gadgets en general (sobre todo con un gran diseño), y los vendió bien. Se hizo inmensamente rico haciéndolo. ¿Hizo mejor nuestro mundo? http://img45.imagevenue.com/loc79/th...1_122_79lo.jpg Ciertamente lo volvió más cómodo, creó una interfaz más agradable, pero no se le puede comparar con personas olvidadas que verdaderamente inventaron o descubrieron algo, como Nikola Tesla (ridículamente había quienes compararon a Jobs con Newton, por aquello de la mítica manzana). Permitió que millones de tecno fetichistas se movieran contentos de tener los mejores y más presumibles gadgets —algunos de ellos habrán utilizado esta tecnología como una muy útil herramienta, pero las Macs no crean obras de arte, no descifran los secretos del universo ni salvan vidas por sí mismas. Hamilton Nolan puede ser chocante (o hereje) cuando nos dice: «Si te gustan los productos Apple, bien. Son productos. No tienen almas. No son héroes y tampoco lo es su creador, no obstante qué tan hábil haya sido. Lamentemos la muerte de Steve Jobs como lamentamos la muerte de cualquier otro hombre —de manera callada, modesta y privada. Aquellos de ustedes que al recordarlo han tomado un tono religioso: busquen ayuda». http://img225.imagevenue.com/loc1114...122_1114lo.jpg Justamente esto nos hace recordar un artículo publicado aquí hace unos meses que expone los resultados de un estudio científico que muestran que los productos de Apple activan las mismas zonas del cerebro que la religión y que las personas acuden a las tiendas por los últimos productos como si se acercaran a templos de culto. Steve Jobs fue muy bueno, incluso genial en lo que hacía, pero lo principal que hizo fue crear una corporación muy exitosa. En realidad gran parte del culto y la admiración a Steve Jobs se enfoca a su éxito económico, es el culto al “exitismo”, lo cual denota cierto complejo de inferioridad y de que al medir las virtudes la riqueza es uno de los coeficientes prioritarios en nuestra sociedad. Jobs dejó a Apple como la empresa de tecnología más rica del mundo, con más dinero que la Tesorería de Estados Unidos. Pero para lograr esto Apple tuvo que propagar una idea de consumo radical, haciendo que millones de personas desecharan a la menor provocación sus productos —en detrimento de la ecología— y se abalanzaran perennemente sobre el siguiente iPod, iPhone o iPad. Para ser tan buen negocio había que hacer que los productos —esos ******os que todo el mundo religiosamente quiere (un adolescente en China vendió un riñon para comprarse un iPad)— sean fabricados con una mano de obra barata, como es el caso de los trabajadores de la plantas en China que arman iPads y iPhones, los cuales, debido a sus deplorables condiciones laborales, han sido obligados a firmar cartas comprometiéndose a no suicidarse. La posición más sensata probablemente en cuanto a la tecnología es decir que esta no es buena ni mala, depende de cómo se usa o de la intención que se le infunda. No hay duda que la tecnología de Steve Jobs puede usarse para hacer muchas cosas loables para el hombre y el planeta: arte, educación, comunicación, etc. (tampoco creemos en el mesianismo enunciado por Negroponte de que una laptop para todo el mundo es un bien universal que salvará a nuestra civilización, ni mucho menos). Las computadoras de Apple que tanto pueden facilitar las cosas para hacer música o procesar imágenes, tan fácil pueden alienar a las personas de su realidad presente y separarlas de la naturaleza y de sus amigos del “mundo real”. No es esto un juicio de valor. Pero recordemos también que el santo de la tecnología, ese Big Brother de la (fancy, easy, expensive) tech, o al menos la compañía que representa patentó tecnología para espiar a sus usuarios y para evitar que grabaran conciertos con sus iPhones, censuró a WikiLeaks e implementó un archivo oculto en el iPhone para monitorear y registrar todos los movimientos de sus usuarios. Tal vez los amantes de Steve Jobs nos estarán odiando ahora, pero nuestra intención no es soplarle tierra al muerto. Solo buscamos inclinar la balanza y enseñar el otro lado de las cosas que pasa desapercibido ante el estupor mediatizado, llamando a la mesura y entendiendo que toda idolatría, todo dogma, es enajenante y, por lo tanto, algo que cualquier persona que busca ser sí misma y evolucionar haría bien en evitar. Para limar posibles asperezas y porque tal vez este artículo es simplemente la respuesta al hartazgo del homenaje chapucero a Jobs que pulula en el social media, los dejamos con una frase que encontramos —también en esa orgía geek— del mismo Jobs, en la cual parece evocar al brujo que le enseñó a Castaneda: “La muerte es seguramente la mejor invención de la vida. Es el agente de cambio de la vida”, dijo Jobs (Don Juan Matus había dicho “la muerte es tu aliado”). |
Respuesta: Steve Jobs no era Dios Bien interesante este punto de vista, desafortunadamente somos como dijo una vez homero "te gusta comerte la salchicha pero no ver cómo las hacen". |
Respuesta: Steve Jobs no era Dios excelente artículo, muchas veces las personas confunden avances o facilidades tecnológicas con mejoramiento del planeta o de la vida, comodidad no es calidad de vida |
Respuesta: Steve Jobs no era Dios buen articulo |
Respuesta: Steve Jobs no era Dios A mí el artículo no me pareció tan bueno que digamos. Es más, me parece que la crítica en él contenida está muy mal dirigida. Debo dejar en claro antes de decir lo que me pareció este artículo que a mí no me gusta el consumismo tecnológico. Incluso debo reconocerles, para mi defensa, que mi celular es un Nokia 1108 que conservo desde hace muuuuchos años porque me ha salido muy bueno (tiene buena señal, aguanta los golpes y tiene linterna para cuando se va la luz en este país del Sagrado Corazón), no me gusta cambiar lo que bien funciona por simple moda consumista sino porque ya ha cumplido su ciclo útil. La crítica de Hamilton Nolan puede ser muy pertinente para el ciudadano promedio estadounidense quien tiene implantada la programación cultural del consumo desmesurado. Sin embargo, tal crítica no debe permear a todos aquellos que sentimos algún tipo de admiración por la obra de S. Jobs. También para mi defensa debo decirles que no poseo ningún producto de Apple, aunque si me sería muy útil una iMac por su gran rendimiento en comparación a otros equipos pese a su alto costo (aunque podría considerar que el precio lo vale). Estamos quienes lo admiramos por la gran capacidad que él tenía para desarrollar proyectos hasta llevarlos a una satisfactoria materialización; quiero decir con ello que es ejemplo, no solo de gerencia si no, también, de realización de sueños. Esta admiración no solo es por su inmensa riqueza económica o la gran popularidad de sus productos en los consumidores, es mayormente por el trayecto de su ardua carrera (les recomiendo que se echen una leidita a alguna corta reseña biográfica sobre él), él no se dejó vencer aunque en su propia empresa le hicieron el cajón y lo sacaron de ella. Claro está, que en la cultura estadounidense, el ciudadano común tiene la admiración hacia las personas según su fama (sin importar si es constructiva o decadente) y según su cuenta bancaria, pues reduce todo valor a valor monetario. Sentir admiración hacia una persona no es NECESARIAMENTE sinónimo de idolatría. Al menos en mi caso, es tenerla, en cierta medida como ejemplo, como modelo de realización de sueños u objetivos. Es por ello que resulta un tanto chocante el título del artículo, pues denota una cierta arrogancia con tintes de moralismo religioso (valga la redundancia). No pretendo desconocer, y en esto quizás el autor sí esté acertado, que existe un culto/consumismo a la tecnología, incluso en nuestro país. Pero la crítica generaliza a todas las personas que en vida sentían admiración hacia este personaje lo que deja ver el sesgo de la mentalidad del autor. Si es de reconocer que existe tal geek, un ambiente postmodernista de estar en la moda tecnológica, también debemos notar que hay una tendencia por una pseudoirreverencia literaria apresurada que se muestra iconoclasta en ciertos aspectos pero que pasa desapercibida hacia otros, lo que da como resultado en un amarillismo cuasiintelectual para alcanzar un fuerte impacto en la opinión de los lectores y lograr un alto índice de acogida (como el rating de la tv). Me di una pasadita por google y vi varios foros donde este mismo artículo se encuentra. Tal vez me tomen a mal, se enojan con migo, me ven como intelectualoide, como arrogante…: es necesario leer detenidamente lo que se nos presenta en las pantallas y no pasar todo entero; no todo lo iconoclasta lo debemos asumir como cierto pues así se nos cuelan los sofismas. Hay una ingenuidad moralista en el autor al pretender afirmar que todas las personas valen lo mismo, al decir que la muere de un fulano cualquiera debe significar lo mismo que la de un científico, un empresario, un dirigente, etc. La muerte en sí misma como acto es una eventualidad que a todos nos llegará y en eso sí que somos todos iguales. Pero la gente, más que llorar la llegada de la muerte, se lamenta por la perdida de aquella persona con la que, lejana o cercana, se tenía algun tipo de vinculo emocional. De allí que no sintamos lo mismo por la muerte de un vecino a quien algunas veces saludamos por protocolo social a que se nos muera, solo por poner un ejemplo, un Patarrollo o algun personaje que nos sirve como modelo de vida por sus esfuerzos y logros. Ese es un sofisma de corte moral, todos decimos “sí, que dolor que fulano pasó al otro lado de la Estigía…”, pero por dentro tenemos la sensación de alivio de que no fue un ser querido, aunque sepamos que en cualquier momento se nos vayan y por allí derecho nosotros. Si sintiéramos igual todas las muertes viviríamos gran parte de nuestras horas metidos en los cementerios asistiendo a los entierros que en cualquiera de ellos puede ocurrir a lo largo del día. Es en este mismo sentido que las personas le rindan tantos homenajes al S. Jobs, sea porque compraban en un frenesí consumista sus productos o porque sintieran admiración por su trayectoria. Resulta entonces demasiado prematura la crítica de este artículo, máxime cuando no han pasado siquiera ocho días; Nolan hubiese esperado al menos un mes, o alguito menos, a ver si aún persistía una fiebre jobsiniana para que la crítica estuviera más a lugar y por allí derecho dejar madurar más su texto (su escritura deja ver su afán de publicación, pues menciona unos puntos que sí bien pueden resultar interesantes me parecen tratados muy superficialmente y con irregular conexión, no más mírese el titulo tan sensacionalista). Que mire lo natural de esta tendencia de rendir honores a la memoria de S. Jobs, alguien que ayudó a dar un gran salto en la tecnología. A menos que viva al lado de una tienda de Apple o sea uno de sus empleados o gerentes que tienen que aguantarse a la multitud llevando ofrendas a la MEMORIA del difunto. No veo que sean acertadas sus comparaciones hacia otros personajes. Mencionar la muerte del activista por los derechos humanos rev. Fred Shuttlesworth (quien lucho por la igualdad racial en USA en la década de los 60s), para hacer hincapié en lo superfluo del consumismo estadounidense y desconocer o minimizar la lucha del propio S. Jobs por lograr sus metas (no solo económicas repito). Traer a colación a Nicola Tesla, quien pudo ser, de habérsele permitido, otro gran revolucionario de la tecnología, si mencionar quien fue aquel famoso personaje que más le fastidió la carrera, tal vez no lo hizo porque Thomas Alba Edison es visto como otro gran personaje dentro de la cultura estadounidense pese a que tomo como suyos inventos que los colaboradores de su taller desarrollaron y a que movió todas sus influencias para amargarle el rato a Tesla sumándole toda la campaña sucia que tejió en torno a éste y a sus inventos. ¿Ven como se nos pueden colar algunos sofismas de distracción para pordebajear a alguien? [Continua abajo] |
Respuesta: Steve Jobs no era Dios [Viene de arriba] Es cierto que S. Jobs se convirtió en la principal imagen de Apple, pero él no se adjudicó la completa autoría de todos los productos en cuestión. La genialidad no consiste únicamente en inventar e inventar un montón de ******os nunca antes vistos; consiste también en lograr dirigir un equipo de genios (dirigir la inventiva de un grupo de personas no es tarea fácil) para desarrollar satisfactoriamente ciertos resultados. Es necesario lograr integrar lo inventado con la población común, no solo para ganar con la comercialización del producto sino, en gran medida, compartir los beneficios que brinda la tecnología con el grueso de la población. Para ilustrar, les suelto este datico: En la antigua y muy famosa biblioteca de Alejandría existía una gran compilación de conocimientos e inventos, incluso existía una versión de motor a vapor; pero como tales inventos nunca salieron a la luz publica para brindar sus beneficios sino que permanecieron guardados, pues nada les dolió a aquellos que en diferentes eventos (3 si no me falla la memoria) destruyeron la biblioteca con todos sus contenidos. La inventiva de una persona también se debe medir por la capacidad de integrar otros inventos entre sí para lograr resultados innovadores; para ello les recomiendo que se lean el post de otro vecino denunciante (armando2007): http://www.denunciando.com/politica-...-da-vinci.html Claro, los elementos tecnológicos en sí mismos no nos brindan transformaciones sustanciales o trascendentales en nuestras vidas. Ellos son herramientas que nos facilitan ciertos procesos y nos liberan de algunas cargas. El deber de darle sentido a la vida es responsabilidad de las personas, esperar que los elementos inertes nos den la respuesta al significado de la vida o nos la construyan desde sus más profundos cimientos es un acto de ingenuidad. Pero criticar a la empresa o los inventores de dichas herramientas o productos porque no proporcionan tales valores vitales es una mayor tontería. Es aquí donde mayormente se encuentra mal dirigida la critica del autor del artículo, pues ella debería apuntar hacia la cultura consumista (sus raíces) que se encuentra establecida más allá de una sola empresa. Si se critica a Apple por sus ganancias económicas, qué podríamos decir de Microsoft quien hace años atrás se vio en lios judiciales por prácticas monopólicas y a lo que Nolan apenas si llega a insinuar la antipatía de Bill Gates. También, si se critica la cadena industrial por medio de la cual son fabricados los productos de Apple, pues debería criticar a todas las empresas que envían sus productos a manufacturar a China. Pero como es más sencillo satanizar a un solo personaje, echarle la culpa de gran cantidad de infortunios, que ver con profundidad cuales son las fuentes contextuales de los malestares… ¿Por qué no, así mismo, sentar una voz de protesta, como muchos activistas ya lo han hecho, contra el gobierno chino y sus métodos laborales? Insisto. La crítica de fondo debería ir dirigida hacia el grueso de la cultura estadounidense y, por lógica extensión, hacia todo el mundo azotado por una oscuridad de vanalidades. Pero como eso, según mi parecer, no te da fama, pues es mejor solapar la crítica de fondo en el boom del fallecimiento de una personalidad … Pero bueno… esta es mi humilde apreciación del artículo. Seguiré sosteniendo el icono de la manzana como signo de admiración hacia Steve Jobs y agradezco a aquel (o aquellos) que se haya tomado la molestia de leer toda esta retaila que puse y a WeBMaSTeR_ShEvI por subir el articulo a DENUNCIANDO para tener la oportunidad de responder al mismo |
Respuesta: Steve Jobs no era Dios buen aporte |
Respuesta: Steve Jobs no era Dios buen aporte shevi |
Respuesta: Steve Jobs no era Dios Saludos a ustedes! |
Respuesta: Steve Jobs no era Dios Misos, absolutamente acertado su comentario; en ocaciones se torna bastante molesto ese cliche que asume como verdad innegable el que los comportamientos de las masas son en su totalidad manipulados. Como bien dice la canción: "en las sombras mueren genios sin saber de su magia", yo diría que también mueren muchos sin que veamos en toda proporción su magia, eso es triste y tal vez injusto;... El señor Jobs encambio, de una u otra se las arreglo para irradiarnos a todos con su magia; eso mismo es lo que hace tan excepcional su despedida. |
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