DeNunCianDo - La primera Vez

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Después de leer esta columna, mi familia me odiará, a lo mejor hasta me desherede, me excomulgue, me condene, pero ¿cómo no hablar de la primera experiencia sexual de toda persona?, una obligación que no podemos evadir.

Desde los doce años empecé a idealizar como sería mi primera vez, gracias a los amigos, la televisión y los libros prohibidos, adquirimos detalles que pueden ser fundamentales a la hora de la verdad, los conceptos básicos son universales pero no suficientes, saber que es el pene, la vagina, la penetración y en casos más avanzados hasta el coito, no son suficientes para darnos un concepto de lo que en realidad es la seducción, la excitación, la pasión y la lujuria.

Siempre creí que el sexo era algo maravilloso, la unión de dos almas que van a estar juntas por siempre en un encuentro divino de romanticismo y un mar incondicional que supera todas las barreras.

Pues no, no fue así, es más, ni la mínima parte la sentí de ese modo, ¿cómo pueden creer que el sexo es todo eso, y las nubes, y las mariposas en el estómago?, respeto a quien no comparta mi visión de la primera vez, pero entonces debo reconocer que algo no cuadro en mi experiencia; aquí les va.

Yo la quería mucho, en realidad era de esas mujeres inexplicables y bellas, claro que no la amaba, no porque no lo quisiera, sino porque el amor es el sentimiento supremo y nunca lo he sentido, el que ama no siente dudas, no da lugar a celos ni a desconfianzas.

El hecho y lo que nos importa, es que gracias a mi sinceridad que mete la pata en el momento menos indicado y se la pasa más davivienda que el resto de los ahorradores, se me ocurrió la gran idea de decirle a ella que planeáramos la primera vez. Obviamente no tenía ni idea que yo era virgen, y ella no lo era, la cuestión es que gracias al cielo ella accedió a tal petición y lo programamos para ocho días después de esa acalorada conversación.

No voy a decir cuántos años tenía para que los que me conocen no puedan deducir en donde y con quien fue, lo que sí puedo decir es que esa semana dormí menos que un celador haciendo turnos dobles.

Cada día intentaba instruirme más acerca de la forma en cómo lo debía hacer preguntándole a todos en quienes confiaba para que en el momento no hiciera algo que revelara mi inexperiencia.

Llego el día tan esperado por mí, y desde la mañana mi ritmo cardíaco era como un tambor en pleno carnaval de Barranquilla, las horas pasaban y pasaban y mis piernas temblaban y temblaban, no podía pensar en otra cosa que no fuera eso, claro que antes ya nos habíamos besado apasionadamente, hasta habíamos llegado a tocarnos pero no tanto, además, en esos momentos había mucha ropa de por medio.

Llegué al lugar acordado a las ocho de la noche en punto, ella llegó unos diez minutos después, nos saludamos y no fui capaz de decir nada mas, nuestras miradas conectadas reflejaban miedo, ansiedad, escepticismo, un vacío en el estómago y mis manos sudadas como cada vez que estoy nervioso, además de los mil detalles que no podía ocultar. Yo dije: “vamos”, ella asintió con la cabeza y nos dirigimos al motel escogido (claro que fue en motel, yo no vivo solo y ella tampoco), el lugar no estaba muy lejos de allí así que caminamos, yo estaba tan preparado cual periodista en el lugar de la noticia; perfume en cada parte del cuerpo, condones por supuesto, chicles mentolados y muchas ganas.

Llegamos y fue muy vergonzoso pedir un cuarto, la señora muy amable por cierto tuvo que haberse dado cuenta que nunca habíamos ido a un motel porque nos hizo muchas preguntas que tuve que consultar con mi compañera para responder tales como: “' ¿el rato, tres horas o amanecida?, ¿con aire acondicionado o ventilador?, ¿televisión porno o canales nacionales?”, yo solo quería que nos diera una llave y listo, pero no era tan fácil.

Luego de estar solo con ella en la habitación confirmé que más que un motel, se parecía al cuarto de los espejos del parque de diversiones, además, sobre la cama había un rollo de papel higiénico, una toalla y un jabón, yo la mire y vi en ella su típica cara de arrepentimiento. Yo no podía dejar que ella retrocediera, procedí a coger la toalla y lo demás para ponerlo en una mesa cercana, apague la luz, la abracé y comencé con un beso ardiente.

Afortunadamente ella respondió al beso y los dos tropezamos hasta la cama, el ventilador estaba prendido y la ropa fue desapareciendo poco a poco, mis manos tocaban su cuerpo y sentía que ella hacía lo mismo.

Todo era perfecto, el placer es enorme y ahí interrumpí para ponerme el condón, en ese momento fueron los comerciales que pasan por los canales colombianos; dos minutos buscando en esa obscuridad donde solo entraba una suave luz por la ventana, otros dos minutos tratando de abrirlo y como tres luchando por ponérmelo, (a todos los que sean vírgenes, les recomiendo que practiquen antes lo del condón), luego de todo ese tiempo ella se estaba enfriando y puse todo el esfuerzo en volver a la acción, ella respondió muy bien y ahí fue.

Lo demás no lo puedo contar por autocensura, pero lo que siguió fue que pensé es que no es tan complicado como lo hacen ver, es una actividad más que se debe hacer con mucha responsabilidad, pero no hay que ponerle tanta traba, porque no es como si se tocara el cielo, ni como si se acabara el mundo, ni como si en nuestro interior ocurriera una explosión, en mi caso fue normal, tan normal como las veces siguientes.