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Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Heráclito
02-11-2015, 17:32:59
La firma del acuerdo del fin de la guerra entre las Farc y el Estado colombiano está cerca y el país comienza el duro trasegar de construir la paz. Un camino tortuoso nos espera porque desde que tenemos memoria se nos enseñó a matar y ahora toca aprender a vivir. ¿Podrá hacerlo Uribe?

Meter a Uribe a la foto

Por: Héctor Riveros,

El proceso de paz avanza en medio de la sorprendente indiferencia de buena parte de los colombianos y de la oposición de otro importante porcentaje de ciudadanos. El Presidente Santos anunció esta semana la posibilidad de pactar un cese bilateral al fuego entre el gobierno y la guerrilla de las FARC antes de que se acabe el año y la noticia pasó como una más en medio del análisis de los resultados electorales y de los preocupantes y aún inciertos efectos del fenómeno del Niño que amenaza con racionamientos, desabastecimiento e inflación.

Con un cubrimiento similar al de la clasificación del Santa Fe a las semifinales de la Copa Suramericana se registró el debate que se dio en el Senado a un proyecto de acto legislativo que busca adoptar un procedimiento especial de aprobación de las reformas constitucionales y las leyes necesarias para formalizar jurídicamente el eventual acuerdo que se suscriba en La Habana. En esas discusiones el senador Álvaro Uribe volvió con su vieja propuesta de convocar una Asamblea Constituyente convenida con las FARC para definir allí las condiciones de la terminación del conflicto.

El 2 de Octubre del 2006, un comunicado de la Presidencia de la República, en época de Uribe, había hecho ese ofrecimiento en estos términos: “Consistente con la propuesta formulada públicamente por el Alto Comisionado hace más de un año, el Gobierno considera viable la posibilidad de convocar a una Asamblea Constituyente, como final del proceso de paz, por supuesto, con previa dejación de armas”.

Las FARC estuvieron en la idea de la Constituyente durante un largo tiempo. A los negociadores de esa guerrilla en La Habana los convenció Álvaro Leyva que esa era la única manera de “blindar” jurídicamente el acuerdo especialmente en materia de las reglas de justicia que se les aplicarán. Eran las épocas en que Leyva no estaba en la foto a pesar de llevar décadas intentando estar cuando fuera el momento. Ya el ex constituyente está. Participa en la subcomisión de “juristas” –las comillas las uso porque él no lo es, los demás sí- que definen las reglas de la justicia transicional. Ahora Leyva cree que el acuerdo que se ha firmado es suficiente y acepta que una Constituyente lo que haría es servir de escenario para rediscutir esas reglas. Las FARC llevan meses bajando el tono a su petición de Constituyente y aunque ahora dijeron que mantendrían esa petición ante la Comisión de congresistas que viajó a La Habana lo hizo más como parte del rito de la negociación que como una propuesta seria.

¿Por qué Uribe insiste en la Constituyente? La respuesta parece obvia porque cree que si se convocan a unas elecciones de constituyentes y él encabeza la lista del Centro Democrático podría obtener una amplia representación en ese cuerpo y por tanto podría tener un papel protagónico en la negociación, que hoy no tiene. Uribe quiere sacar del escenario del Congreso y de La Habana la negociación con las FARC porque no sale en la foto y quiere llevarla a un sitio donde sí salga.

La oposición del uribismo al proceso de paz no es cuestión ideológica ni de principios sino de vanidad: el que pasa a la historia no es el que dejó la guerra a medias sino el que firme la paz y no admite que ese sea el logro de Santos a quien quizás lo mueva la misma motivación. La principal motivación de los hombres públicos para actuar de una determinada manera suele ser la vanidad y la necesidad de reconocimiento social.

Uribe sabe que en una Constituyente tendría que darle cupos a las FARC, es decir hacer aquello a lo que tanto se opone que es darles representación política. Dice que no, que no se puede, que la Constitución exige que sea elegida democráticamente pero entiende que una Constituyente sin representación de la guerrilla sería inaceptable para las FARC.

Uribe, que no es tan mal abogado como parece, sabe que si bien a una Constituyente se le puede imponer un temario, no se le puede imponer la forma de resolverlo, por tanto todo lo que se ha acordado en La Habana tendría que volver a discutirse y seguramente se llegaría a fórmulas distintas a las convenidas. Una Constituyente no es un mecanismo de refrendación de un acuerdo, sino todo lo contrario, de discusión y construcción del mismo.

En la medida que avanza la negociación las razones del Uribismo para oponerse se van disminuyendo, porque buena parte eran condiciones para negociar y no sobre el contenido de un eventual acuerdo y muchas de esas condiciones quedan satisfechas con un cese bilateral. Las otras pues a Uribe le parecen menores porque coinciden con propuestas que él mismo había hecho sobre justicia y representación política.

Algunas personas que no pertenecen al Centro Democrático han dicho que la Constituyente puede ser la salida para darle “legitimidad” a los acuerdos, entendiendo por legitimidad un mayor consenso ciudadano que se logra, según ese argumento, metiendo a Uribe a la foto.

Por supuesto que no tengo ningún problema en que lo metan a la foto, solo que a través de una Constituyente sería un costo alto porque sería tanto como volver a empezar la negociación.

En Marzo, en este mismo sitio escribí esto: “Los colombianos estamos metidos en una trampa generada por las vanidades de los actores políticos. Hay que buscarles una salida digna a todos. A las Farc que desperdiciaron 50 años y no consiguieron nada distinto de dolor. A Pastrana que quiere que le reconozcan sus “aportes”. A Uribe que no quiere terminar señalado. A Álvaro Leyva que necesita ser protagonista. A todos los que apostaron al fracaso para afincar aspiraciones políticas.

Será un costo menor. Con tal que nos dejen en paz de una vez por todas a las Farc les reconoceremos que “la lucha no fue en vano”, a Pastrana su sagacidad, a Uribe su amor por la Patria (¿será con mayúscula?), al Procurador su convicción para proteger nuestros derechos, a Leyva alguna medalla de las que da el Congreso, a los que quieren ser candidatos del uribismo que “ellos lo dijeron primero”.

De Leyva ya salimos, con las Farc ahí vamos, Pastrana es más o menos irrelevante, pero y ¿qué hacemos con Uribe?

Fuente: La Silla Vacía

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
+Wilfred
02-11-2015, 17:59:19
La paz hay que hacerla con todos y entre todos. Uribe tarde o temprano terminará aceptando el proceso, pero querrá, como bien dice el artículo, algo de protagonismo.

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