La Selección Colombia, a afinar la melodía

[Ayudante De Santa]

[INDIVIDUAL]

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Si entra a puerta la rabona de Carlos Bacca, en el partido entre las selecciones de Colombia y Perú, se cae el estadio Red Bull Arena. Mejor, por su arte, que el gol que subió la temperatura, en el que, al filo del fuera de lugar, con movimientos rápidos, interpretó la jugada larga de Macnelly Torres, para batir sin atenuantes a Gallese, arquero de los peruanos.

Hubiese pasado a la historia. Era el día de su cumpleaños, el que celebró aprovechando al máximo los minutos que el técnico José Pekerman le dio, en ausencia de Falcao, para reclamar su titularidad plena. El delantero del Milan fue el mejor en un experimental partido, en el que con retoques en la nómina, el entrenador argentino exploró alternativas para el futuro.
Comenzó con este duelo amistoso contra los incas, el viaje largo hacia la cita en el Mundial de Rusia 2018, demostrándose que "el futuro es hoy", porque se juegue bien o mal, los números marcan un camino y los resultados con su dictadura determinan el elogio o el fracaso.

El empate no afectó la personalidad de la Selección Colombia, que encendió la llama de la pasión de sus seguidores, e intento ajustar sus piezas.
Se prioriza la eliminatoria, pero la Selección lanza mensajes desde ahora. Nunca un equipo triste, con grietas en la confianza del público, que insiste en sus desbordes pasionales, llena estadios y, apruebe o desapruebe a los convocados, alimenta la ilusión del próximo Mundial.
El martes se jugó con tenacidad, pero sin técnica, a excepción de algunas pequeñas muestras de talento individual. Quizás se corrió, se peleó el partido con excesos, como cuando Jeison Murillo, en extremo ******oso, buscaba al rival y no la pelota; pero en muchos pasajes desaparecieron la chispa desequilibrante y la posesión intimidante del pasado. El estilo aún no está, aunque se dejan ver rasgos reconocidos.
James, punto aparte. Confundió ser dueño del partido, eje central del juego, en correr con desorden, infiriendo en cada jugada. Sus derroches físicos, tantos innecesarios, le impidieron prevalecer con su iluminado fútbol, en zonas creativas e influyentes en el resultado. James piensa, ordena, asiste a los delanteros, pero cuando ataca espacio y pelota como aficionado a prueba pidiendo pista, altera su cometido.
Atención con el conformismo, o con los excesos conceptuales que confunden y manipulan. Aún hay que afinar la melodía en la Selección Colombia.