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Ver la Versión Completa Con Imagenes : [A propósito de la salud] Más allá de la opinión


Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Heráclito
16-08-2015, 10:46:00
Con el ministro de salud se está cometiendo una injusticia. Varios de sus logros que han impactado favorablemente el sector de la salud y cuyas bondades se verán poco a poco se ven opacadas por una legislación que creó unas EPS que les dio excesiva preponderancia y unos hospitales vulnerables a punto de colapsar. Desaparecer este esquema de la noche a la mañana traería más caos y de ahí que se impongan reformas parciales que irán cambiando el esquema en busca del necesario equilibrio entre un salud justa y unas empresas eficientes.

Por supuesto, vende más el discurso del odio que el de luchar por los derechos de los pacientes, enfrentarse a las grandes farmacéuticas, proteger a los campesinos del uso del glifosato o darle a las personas la oportunidad de una muerte digna.

15 AGO 2015 - 9:22 PM

Más allá de la opinión

Las encuestas recientes muestran que el ministro que menos favorabilidad tiene es Alejandro Gaviria, encargado de Salud y Protección Social. La opinión mayoritaria refleja el descontento generalizado con el funcionamiento de la salud en Colombia, pero desconoce, injustamente, que Gaviria es uno de los funcionarios más inteligentes, independientes, audaces e imaginativos de la administración del presidente Santos. Si no el que más.

Por: Piedad Bonnett

Una paradoja, sí. La de un ministro brillante, pero un sistema lleno de falencias, saqueado, además, desde su propia entraña, por un cartel de funcionarios corruptos, amangualados con representantes de algunas EPS y con los politiqueros de siempre. Hay que decir, sin embargo, que aunque Gaviria no ha logrado reformar como quisiéramos las deficiencias del sistema, se ha empeñado a fondo en batallas que lo muestran como un liberal de verdad, un liberal en el sentido clásico de la palabra. Algo que escasea en este país donde el oportunismo es la ley y no la consistencia ideológica.

El Ministerio liderado por Gaviria, en una decisión que la misma OMS reconoció como una de las más audaces de la región, permitió la llegada al país de genéricos que reemplacen costosos medicamentos biotecnológicos, enfrentándose a las grandes farmacéuticas. Y, con base en referencias internacionales, creó una metodología para fijar topes a los medicamentos más costosos. Eso, según parece, le ahorra al país un billón de pesos anuales. Pero ahí no para: Gaviria puso a andar el fallo de la Corte Constitucional que permite aplicar la eutanasia en pacientes terminales que están sufriendo; ha tenido la valentía de defender el uso terapéutico de la marihuana, recordándole a la opinión pública —basado en estudios científicos— que fumarla es más seguro para la salud que consumir alcohol; convenció al presidente, atendiendo a un concepto de la OMS, de suspender la aspersión de Glifosato en cultivos ilícitos; y ahora tiene la buena idea —acogida con cierto malestar por minHacienda— de ponerle un impuesto a las bebidas azucaradas, tan nocivas para la salud, con el fin de reencauchar el siempre deficitario sistema de salud.

El ministro es, además, un humanista integral: un estudioso, gran investigador, buen lector de filosofía y literatura y una persona sensible. Es también autor de libros, de una columna de opinión —en otro tiempo— y, asómbrense, de un atractivo blog perfectamente actualizado. En este último, además de reflexiones permanentes sobre los sistemas de salud de este y otros países, Gaviria inserta fragmentos de lecturas que le interesan y que revelan sus ideas sobre la sociedad y sobre las responsabilidades éticas de los ciudadanos. De sus reflexiones subrayo esta: “El reformador debe entender que casi siempre es una figura trágica. Su respetabilidad (ética) viene de su insistencia en hacer lo que toca en contra de las fuerzas (mayoritarias) de la insensatez, el oportunismo y la indiferencia”. Algo complementario había escrito en su columna Matar un elefante, sobre las trampas del aplauso, con la que ganó el Premio Simón Bolivar de Periodismo 2008: “El cortejo del favor popular conduce a la peor forma de traición, a la traición a nosotros mismos”. Eso él parece tenerlo claro.

Fuente: El Espectador