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Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
PEDROELGRANDE
19-07-2015, 23:53:01
ES LA EDUCACIÓN, SEÑORES CANDIDATOS
Por: Bajo La Manga


Por: Isabel Gutiérrez (@IsaGutierrezR) y Santiago Tobón (@SantiagoTobon)

En ocasiones anteriores hemos construido propuestas y argumentos a partir del enfoque racional del crimen, desarrollado originalmente por el Premio Nobel de Economía Gary Becker en 1968. Volvemos a hacerlo en esta columna en relación con la educación. Estamos convencidos que la educación, por la vía de las externalidades, es una posible solución estructural al problema del desarrollo. No obstante, en este caso nos concentramos en la educación como respuesta a los problemas de criminalidad. Para ello, primero introducimos las hipótesis centrales del enfoque racional del crimen. Luego presentamos algunas cifras relevantes para Colombia en materia de educación y crimen, y su relación con el análisis racional antes presentado.

Finalmente, señalamos algunas conclusiones para la consideración de los ahora candidatos y futuros mandatarios locales y regionales.[1]

La teoría económica del crimen propone que los delincuentes son racionales. Esto implica que antes de cometer un delito, hacen una valoración de los beneficios esperados del crimen, neto de los costos de enfrentar la justicia, y los beneficios esperados de la mejor alternativa legal. Si las rentas del crimen son mejores que las de otras actividades económicas, el posible delincuente se decidirá por incurrir en el comportamiento criminal. En este orden de ideas, en la medida en que los beneficios esperados de las actividades legales sean menores, con mayor probabilidad el posible delincuente se convertirá, en efecto, en un delincuente.

Ahora bien, un mayor logro educativo del posible delincuente implica un beneficio esperado más alto en actividades económicas legales. Las cifras del DANE sobre ingresos de la población ocupada en Colombia hacen evidente esta situación. Según la información de la Gran Encuesta Integrada de Hogares para 2014, entre quienes no tienen título de bachillerato, el 66% gana un salario mínimo o menos. Entre quienes han logrado obtener el título de bachillerato pero no continuaron sus estudios, el 40% gana un salario mínimo o menos. Entre quienes han logrado formación técnica o tecnológica, el 22% gana un salario mínimo o menos. Y entre quienes tienen título universitario profesional, el 8% gana un salario mínimo o menos. En contraste, el 13% de las personas sin título de bachillerado gana más de 1,5 salarios mínimos. Esto es cierto para el 28% de quienes han logrado el título de bachillerado, el 48% de quienes tienen título de formación técnica o tecnológica, y el 83% de quienes tienen título de universitario profesional. En esta medida, y aunque seguramente resultará obvio para muchos lectores, incrementar el logro educativo de la población tendría efectos directos en la incidencia del crimen. El mecanismo en cuestión sería el análisis racional que realiza el delincuente en potencia antes de tomar su decisión. No obstante, los efectos de la educación en el crimen no se limitan a este primer canal.

La educación puede disminuir las tasas de criminalidad por la vía de diversas externalidades. Por ejemplo, la educación puede volver más consciente y paciente a la población, lo que implica que el delincuente racional dará más relevancia al costo de enfrentar la justicia cuando analice los beneficios del crimen. Además, la educación puede modificar los patrones de relacionamiento y construcción de redes sociales. Presumiblemente, quienes más educación tienen se relacionan con personas más educadas. Si quienes participan de estas relaciones tienen menor propensión a incurrir en actividades delictivas, es posible que se generen barreras naturales para que alguien con alguna intención de convertirse en delincuente se desmotive, y decida permanecer en su actividad productiva legal. Otro canal por el que la educación tiene efectos sobre el crimen es la incapacitación. Esto es, quienes están siendo parte de un proceso de formación están incapacitados para desarrollar actividades criminales mientras asistan a clases.

Cuando las carreras criminales se están iniciando, la relación entre educación y crimen se vuelve, si se quiere, más relevante. En términos de reducción del crimen, los esfuerzos deben estar dirigidos hacia la población en riesgo de incurrir en actividades delictivas, o que ya iniciaron su actuar ilegal. No basta con ampliar coberturas y cupos, se necesita intervenir de manera diferenciada en un segmento específico de jóvenes. A estos jóvenes se les debe atender psicológicamente, y se les deben facilitar opciones de inserción laboral. Es mucho menos costoso económica y socialmente una atención en los inicios de la carrera criminal, que una atención posterior por medio del sistema penitenciario.

Con estos argumentos, cabe destacar que nuestro sistema educativo es profundamente deficiente. Si bien hay algunos esfuerzos por parte del gobierno en todos sus niveles, los resultados parecen determinar la crisis del sistema. En el último reporte de las pruebas PISA, Colombia ocupó el puesto 61 entre 64 economías en matemáticas, el puesto 56 entre 64 en lectura, el puesto 59 entre 64 en ciencias, el puesto 42 entre 42 en solución de problemas, el puesto 18 entre 18 en educación financiera, el puesto 42 entre 49 en gasto en educación.[2] Apostarle a la educación es una inversión que trae los mejores retornos. Colombia no puede conformarse con estos precarios indicadores. Se requiere una determinación absoluta en mejorar la cobertura, la calidad y la especificidad de la educación.

La educación es sin duda un mecanismo de prevención altamente eficiente para prevenir la inclusión de jóvenes (y futuros adultos) en la delincuencia. A los candidatos a alcaldías y gobernaciones los invitamos a poner especial atención en estos jóvenes, que hoy posiblemente han incurrido en pequeños delitos de hurto o tráfico de marihuana, pero que mañana podrán engrosar las filas de combos y bandas criminales de mayor envergadura. Ustedes candidatos, sean creativos, opten por fortalecer el arte, la cultura y el deporte, extiendan las jornadas escolares, fomenten el uso saludable del tiempo libre, empoderen y fortalezcan las organizaciones juveniles. Jóvenes bien formados, tendrán mayores posibilidades de insertarse en el mercado laboral y mejorar la calidad de vida de sus familias. Su opción de salida frente a la alternativa de la ilegalidad, presentará mejores retornos mientras mejor formados se encuentren. Los jóvenes de hoy, determinan el devenir de nuestras sociedades.

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
PEDROELGRANDE
21-07-2015, 20:47:28
Y PENSAR QUE POR ACÁ ESTE TIPO DE DELINCUENTES NO sonroja a los que invitan a los linchamientos... :roll: